Con apenas un par de semanas de antelación nos enteramos que nuestro Cádiz va a rendir visita a Vallecas como rival del Rayo en su trofeo (anteriormente veraniego). Muy poco tiempo para preparar algo especial, así que con lo puesto nos plantamos en el estadio vallecano a combatir el frío y la noche desapacible que se presagiaba.

Siete valientes nos reunimos en una de las numerosas tascas que rodean el citado campo. Lo hicimos con cierta antelación para conversar y contarnos las vicisitudes que rodean nuestras existencias, ya que, entre unas cosas y otras, cada vez nuestras reuniones se van espaciando más en el tiempo.

Tantas cosas hubo que contar que a pesar de tener cierta holgura con el horario, nuevamente llegamos a la grada para colgar nuestra curtida pancarta con el partido ya empezado. Al menos las ancestrales costumbres de esta simpática Peña siguen cumpliéndose.

El partido en principio (y al final) no tenía mucha historia. Al Rayo le venía bien un partido así para ir conjuntando piezas de cara a la temporada y probar cosas nuevas. Para ello tiró prácticamente del equipo titular con jugadores de la talla de Amaya, Manucho o Jonathan Pereira, aprovechando además el parón liguero en la máxima categoría. El Cádiz era un sparring propiciatorio para este cometido.

Para el equipo amarillo, sin embargo, este partido estaba colocado en un incómodo desplazamiento a mitad de semana, habiendo tenido que jugar el domingo anterior y el domingo siguiente. Quizá por ellos Calderón alineó a muchos jugadores no habituales en el once titular, dejando a las "estrellas" cadistas descansando.

El resultado no podía ser otro que un abrumador dominio del balón de los franjirrojos que pronto se vio reflejado con dos tiros al palo y un gol. Tras éste, los jugadores gaditanos que solamente habían corrido detrás del balón, se sacudieron algo la presión e intentaron un par de acercamientos. Uno acabó en tiro alto y el otro en un más que posible penalti por mano de un jugador rayista que por supuesto el árbitro no pitó.

La segunda parte fue un poco más de los mismo aunque con un conjunto amarillo algo más incisivo y que llegó incluso a estrellar un balón a la madera. Pero no fue más que un espejismo ya que el árbitro se encargó de quitar todo interés al partido pitando un dudoso penalti con la consiguiente expulsión del jugador gaditano. 2-0 y a esperar el final.

Sin embargo, pese a la intempestividad de la fecha, las aficiones sí que estaban deseando acudir a este partido dada la legendaria afinidad entre ambas hinchadas y que hacía más de 5 años que no cruzaban sus caminos.

Un par de centenares de cadistas se juntaron en la grada del vestusto estadio de la Avenida de la Albufera para dar aliento a su equipo al que no pueden ver salvo en contadas ocasiones. Decenas de gargantas que no dejaron de apoyar a su equipo pese al pobre espectáculo que estaban viendo. Afortunadamente en esta ocasión, jugadores y cuerpo técnico sí tuvieron la decencia de acercarse al fondo en el que se encontraba la afición para agradecer el aliento. Esperemos que sea un cambio en la tendencia y podamos ver repetir ese gesto en todos los campos en los que los sufridos cadistas se desplacen.

Tras acabar el encuentro, un par de cervecitas en el bar de enfrente del estadio para conversar con los aficionados rivales y a casita, que al día siguiente tocaba madrugar.

Chele