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39. Oviedo - Cádiz (24/05/2015)

Era un día especial. Después de un año más en el pozo, el Cádiz volvía a jugar el playoff de ascenso como campeón del grupo IV. Y una vez más, el sorteo deparó que fuera contra el “coco” de la categoría: el Real Oviedo. Otro clásico venido a menos por culpa de los cada vez más desvergonzados dirigentes que aterrizan en el fútbol para mangonear.

Como ya henos dicho, era un día especial. Día de elecciones. También después de muchos años daba la impresión que algo podía cambiar y no podíamos dejar pasar la ocasión de poner nuestro granito de arena, así que cumplimos con nuestros deberes como ciudadanos a las 9:00 en punto de la mañana. Pero no fueron las votaciones lo que más retrasó la partida, si no una furgoneta que paró delante de una residencia de ancianos en medio de una calle de un solo carril y que hasta que no subieron a la misma no menos de media docena de abuelitos que iban en taca taca, no subió ninguno. Pacienciaaaa....

Al fin partimos hacia la capital del Principado pocos minutos después. Los componentes de la expedición esta vez serían Diego, Manolain, Maite y el que les escribe. Merche se nos quedó en tierra cuidando de los churumbeles ya que consideramos que no era partido para pequeños cadistas. Manolo le dio gusto al acelerador (curioso que la multa se la pusieran cuando viajábamos tranquilos a la vuelta a menos de 120 km/h. ya casi llegando a Madrid...) y llevábamos buen ritmo de kilómetros, sin embargo cuando paramos a echar caldo tuvimos que parar en la única gasolinera en la que había 5 pesaos haciendo cola para comprar el pan. Más pacienciaaaaaa....

Llegamos a Oviedo sobre las 14:00 y lo primero que nos llamó la atención fue una ciudad engalanada de azul carbayón, incluyendo el agua de las fuentes de la ciudad. Aparcamos en el centro y acudimos a la plaza de la Catedral donde habíamos quedado con el gran Urce y algunos representantes de la Federación de Peñas para que nos entregaran las entradas.

Hechos los deberes, en las inmediaciones de esta plaza nos encontramos a gran parte de la Peña 4 Gatos dándole caña a unos cachopos en un bar (cómo no), así que nos acoplamos un rato, nos dimos unos abrazos y echamos unas risas. El partido era a las 17:00 h. y no teníamos mucho tiempo; tampoco queríamos irnos de Asturias sin escanciarnos unos “culines”, así que nos apresuramos a ir a la calle Gascona a ejercer de turistas y dar buena cuenta de los productos de la tierra. Mención especial para las bombas de quesu que si te descuidabas al morder, acababa el preciado condimento en el ojo del vecino.

Sobre las 15:30 decidimos partir hacia el estadio con la promesa de hacer alguna parada técnica en el camino. Dejamos el coche en el parking del lugar en el que antiguamente se encontraba el Carlos Tartiere y donde se encuentra ahora perpetrado el enésimo ejemplo de disparate urbano del inefable Calatrava: un palacio de congresos conocido popularmente como “el centollu”...  

Llegamos a las inmediaciones del Nuevo Tartiere con casi una hora de antelación al saque inicial. Todo ello pese a mis reiteradas peticiones de parar en algún sitio a refrescarnos un poco. Sin embargo hicieron caso omiso a mis propuestas y entramos al estadio sin más dilación. (N. del A.: creo que en esta Peña cada vez pinto menos... debe ser ya el tercer o cuarto saque inicial al que asisto de forma ininterrumpida en una temporada...)

Entramos al estadio y pillamos sitio sin buscar demasiado. De pie justo delante de la puerta de acceso. Nadie nos dice nada y allí nos quedamos. Colocamos la pancarta en una barandilla y observamos los “tifos” que van sacando los aficionados de nombre impronunciable del fondo contrario, todos con motivos muy “originales”, relacionados con pozos y minería. La verdad es que el estadio es moderno y bastante bonito; tiene un aire a Stamford Bridge... aunque con los bares demasiado lejos para mi gusto. Hay que pasar una barrera de no menos de 200 escalones para aproximarte al más cercano. El ambiente verdaderamente es excepcional, indigno de dos equipos de 2ªB, sobre todo viendo lo que llevan al campo la mayoría de equipos de 2ª y muchos de 1ª.
Comienza el partido y a los amarillos se les ve bien asentados en el campo, dueños del balón y con sensación de peligro, aunque poco a poco los locales se irían quitando la presión y comenzando a tocar. Sin embargo sería el Cádiz el que diera el primer golpe al filo del descanso, culminando Jona un rápido contraataque llevado por Villar. El fondo cadista se vino abajo; alegría a raudales, abrazos, alguna lágrima... el sueño parece estar más cerca. Fiestón en la grada en el tiempo de descanso con especial protagonismo de Raphael y su tema “Mi gran noche” que fue coreado con entusiasmo por todos los allí presentes.

Sin embargo la segunda parte tomaría un cariz distinto. Salió la escuadra gaditana muy conservadora, confiando en la labor destructora de Garrido y en lanzar alguna otra contra mortal. Casi se consigue y pese al infructuoso domino local, el Cádiz estrella un balón en el palo que hubiera supuesto la puntilla a los carbayones. Sin embargo, y fieles a la máxima futbolera de “quien perdona la paga”, el Oviedo se vino arriba espoleados por la grada y con los repuestos del banquillo, especialmente del veterano Diego Cervero (idolazo local), que acertó a rematar de cabeza de manera impecable en el ’81, un estupendo servicio de Borja Valle.

El Cádiz se vino definitivamente abajo y los nervios se apoderaron del equipo visitante. Esta tensión se plasmó en el centrocampista Garrido, que lejos de ser el jugador con el temple necesario que necesita un equipo en su posición, hizo una falta absurda que bien pudo haber sido expulsado y que luego protagonizó otra jugada absurda en la que empuja a un contrario (el tal Cervero) al intentar este de manera grotesca atender a un jugador cadista que estaba perdiendo tiempo simulando una lesión. Afortunadamante el encuentro finalizó con el empate y con las espadas en todo lo alto. Todos hubiéramos firmado este resultado antes de empezar, pero el devenir del encuentro nos dejó una sensación agridulce.

Ya que antes del partido no me dejaron humedecer el gaznate como un buen desplazamiento se merece, los compañeros de expedición accedieron a visitar algún templo hostelero antes de partir. Esta vez iríamos a un local previamente recomendado por un lugareño llamado La Lola, en la conocida como “Ruta de los Vinos”, y donde pudimos degustar la croqueta más grande jamás vista por ninguno de nosotros (a Manolain se le salían los ojos) acompañada por más cachopo y alguna sartén de huevos con jamón.

Con el estómago ya más asentado, sobre las 21:00 salimos hacia Madrid con la esperanza de que el Carranza dictara sentencia y pudiéramos ver a nuestro amado equipo de nuevo en la categoría de plata.

Chele

In Memoriam del ya difunto Fiat de Manolain que realizó un último servicio para el cadismo, siendo el desplazamiento a Oviedo su último viaje. Esta, su querida peña, jamás lo olvidaremos.

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CREACIÓN FICHA: 30/06/2015

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 30/06/2015

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