Un equipo por el que hace poco tiempo nadie daba “un duro” pero que tras la postrera victoria ante el Jaén en la última jornada liguera y la estupenda eliminatoria ante el Racing de Ferrol conseguía lo imposible, que volviésemos a creer en un imposible ascenso en una de las temporadas más mediocres que se recuerdan, con la excepción del año de Gaucci.

El caso es que tras el 0-0 ante los gallegos en casa y el 1-2 en A Malata, volvíamos a Carranza en “un más difícil todavía”, pues el equipo coruñés acabó en segunda posición en su grupo y ahora nos tocaba el líder, nada menos que el Racing de Santander, conjunto histórico donde los haya, que venían depresivos tras sus dolorosas derrotas ante el Reus que les habían privado de su derecho a jugar en la segunda división, lugar que por nombre y afición merecen, más o menos como nosotros.

Con ese sistema impuesto por, casualidades del destino, ex racinguista Álvaro Cervera muy basado en no encajar gol y aprovechar la calidad de esa mezcla de veteranía y juventud que tiene el Cádiz arriba, llegábamos a Carranza, el mítico Chele, el que suscribe y una nueva persona en nuestra querida peña; mi pareja Silvia, que no solo era su primer partido como peñista, sino que era su primer partido “a secas”. Ella misma eligió que fuese el Cádiz, el equipo de su tierra, el que iniciase ese “camino sin retorno” que es el fútbol en vivo. Visto lo bien que se lo pasó, me temo que tendremos que reseñarla en más de una ocasión en próximas temporadas.

Tras situarnos en nuestra localidad en la preferencia y colocar la pancarta bien visible y cerca de nosotros, esperábamos impacientes y con nervios que Cádiz íbamos a ver en esta ocasión, si el deprimente del último tramo de liga o el bueno del play off ante el Racing de Ferrol. Con un equipo definido; Cifuentes en portería, línea defensiva con Migue y Aridane de centrales y Juanjo y Servando de laterales, Mantecón y David Sánchez en el doble pivote, con Salvi y Álvaro García por los extremos, Abel Gómez de enganche y Güiza arriba, el Cádiz desde el inicio se vio el toque Cervera, ya que el Racing de Santander estuvo timorato, sin inquietar en todo el partido el arco de un Alberto Cifuentes, sobrio y muy seguro, un equipo presionante, desde Güiza, que tuvo una ocasión clara en los primeros minutos y hasta que le “llegó la gasolina” estuvo trabajador, creando espacios, para aprovechar la velocidad por banda de Salvi y Álvaro García. Una primera mitad que acababa con el resultado inicial pero con unas sensaciones gratas y de que se podía abrir “la lata” cántabra tras el descanso, cosa que se logró gracias al recambio del incombustible Güiza, un Lolo Pla que se sacaba un penalti en una jugada de listo, donde llegaba antes a un balón sin peligro evidente, siendo trabado por un defensa santanderino. David Sánchez lo lanzaba fuerte y al centro, marcando el único tanto del partido.

Queda la vuelta pero el 1-0 es esperanzador, seguro que esta no será la última crónica de la temporada y confiemos en conseguir el anhelado ascenso desde donde nadie lo ha logrado antes, desde ese cuarto puesto que parecía que nos abocaba a un corto trayecto en las eliminatorias de ascenso, pero así es el Cádiz, capaz de todo.

Jose Luis