La idea de Symploké que enunció Platón en “el sofista” o, por la culpa negaba que “todo esté relacionado con todo”y así refutaba el monismo (que la diversidad de seres puedan reducirse a un principio o sustancia única) no serviría para el Cádiz y el Alavés, pues llevan trayectorias muy similares ya que ascienden juntos, descienden juntos y casi siempre empatan. Esta vez no iba a ser distinto.

SÁBADO 17 DE MARZO

Partíamos de Madrid Sergio y el autor de esta crónica a una temprana hora vespertina con la fundada esperanza de aprovechar el día y llegar bastante descansados al encuentro del Domingo, donde nos uniríamos a Chele y a Maite que estaban en la provincia de Segovia celebrando el cumpleaños de David Campano (al que desde aquí queremos felicitarle con algo de retraso). La primera decepción llegó en forma de avería mecánica, pues ante nuestra perplejidad se fundían las dos luces de cruce que hacían peligrar el regreso si no encontrábamos un taller mecánico, aún así el ánimo era el correcto, pues hemos tenido otros contratiempos con vehículo a motor.

Después de instalarnos en el céntrico Hostal, recorrimos algunos emblemáticos lugares de la Vitoria peatonal como la calle Dato, donde cerca se sitúan los Gudiris Zinemak en los que el que suscribe estrenó su primer cortometraje (¡tenía que decirlo!). Pues disfrutando de las ventajas del turismo decidimos llamar a Iker Urcelay, el hombre, el camello que nos comentó que también se encontraba en la ciudad.




Si la primera impresión de un bar es la que queda, la nuestra sería algo compleja, pues según bebíamos, una bella y encantadora dama se acercó a nosotros y después de elogiar al Cádiz nos espetó “Me iría con vosotros, si no hubiera quedado” para al final facilitarnos el móvil de su hija de 16 años ante la perplejidad y los pensamientos lujuriosos con madre e hija de los presentes. También descubrimos que la tortilla manchada del bar del Dpvo. Alavés es sencillamente espectacular.

Quedamos en el monumento a la batalla de Vitoria en la Plaza de la Virgen Blanca descubrimos que Urce venía acompañado de dos amigos, Rubén y Edu, hinchas del Sestao River (a los que esperamos pronto), con los que comenzamos nuestra peregrinación por la noche gazteitarra.




Ya inmersos y devorados por la luna visitamos múltiples establecimientos de la mítica calle cuchillería donde comprobamos el cariño de esta ciudad a nuestro club y que en esta calle hay unas escaleras mecánicas que no conducen a ningún sitio. Además conocimos sin pagar a una despedida de soltero de unos señores de Bilbao, celebres personajes de la noche vitoriana como Manolo, Dueño del Bar Amboto, otra gente que venía hablar con nosotros y que los sitios tienen nombres como “Rivendell” o “La Comarca” lo que nos hizo plantearnos si estábamos en la tierra media.

Sobre como lo pasamos y autorizando la opinión de que una imagen vale más que mil palabras, me remito a las fotografías tomadas esa noche que finalizaba con los vizcaínos descendiendo al “infierno dance” de algunas discotecas de modas y los dos hermanos con unas muchachas de una despedida de soltera de la vecina ciudad de Pamplona.




DOMINGO 18 DE MARZO

Amanecimos con un día claro, que mas tarde achacarían seguidores del Alavés a la presencia de cadistas por aquellas tierras, fuimos a que nos cambiaran las luces fundidas a un taller a la calle Palanca que desde aquí queremos recomendar pues el mecánico nos atendió estupendamente, fue rápido y eficaz y nos cobró un precio módico siendo festivo. Mas tarde quedamos con Urce y compañía que habían aumentado ya que traían otras dos personas (Sheila entre ellas).

Nos fuimos a tomar un prolongado aperitivo degustando los manjares en forma de pintxos (algunos de diseño) de las diferentes tabernas que celebraban la semana del pintxo en Álava y celebrando la llegada de Maite y Chele conocimos a unos seguidores del Real Valladolid que se habían desplazado desde su ciudad a tomar el aperitivo y regresaban a presenciar su partido contra la Ponferradina.




Ya en los alrededores de Mendizorroza saludamos a Rafa, que amablemente se puso en contacto con nosotros se había trasladado con dos amigos desde la localidad francesa de Toulouse y juntos estas doce personas sin piedad nos dirigimos a nuestro fondo de seguridad a seguir el partido con otros 300 cadistas más.

El encuentro acabó en tablas con goles de Ogbeche para ellos y Aloisi en propia meta tras un genial centro de Abel Buades para nosotros, pero el ambiente fue inenarrable con dos aficiones rivales pero amigas, unidas en grito contra Piterman y un claro deseo de volver si como perece este año no ascendemos ninguno de los dos.

Al acabar el partido fuimos a saludar a algunos jugadores y mientras unos se iban a su Vizcaya, Chele, Maite, Sergio y yo aprovechamos los últimos momentos en Cuchillería antes de volver a Madrid.

Jose Luis