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Córdoba - Cádiz (23/02/08)

Sábado 23 de Febrero de 2008


Buenas noticias: 1) El Cádiz juega hoy en Córdoba. 2) Son las 9:30 y ya estamos despiertos. 3) Sergio llega a buscarnos a las 10:00 y no le hacemos esperar. 4) No hay atasco para salir de Madrid. 5) Llegamos a la ciudad califal sin incidente alguno.

Ahora las malas: 1) Tengo una resaca horrible. 2) La gasolina ha subido un huevo. 3) A Sergio le da por poner Power-Metal todo el puto camino. 4) No hay un sitio para aparcar en todo Córdoba. 5) Llueve.

Ponemos buena cara al mal tiempo, dejamos el coche en el parking de las Tendillas a sabiendas del palo que nos van a dar, y nos dirigimos hacia la celebérrima Mezquita donde habíamos quedado con José Luis, recién llegado desde El Puerto.

Vamos al Santos a zumbarnos unos pinchos de sus espectaculares tortillas pero hay una cola del carajo, así que desistimos de probar tan suculento bocado no sin antes hacer el firme propósito de volver en algún momento del finde; Córdoba, lejana y sola, bien merece un pinchito. Nos dirigimos al patio de la Mezquita a hacernos una foto con la pancarta, pero el segurata no nos deja aludiendo a sus santos cojones como excusa. La hacemos fuera y me pregunto qué pasaría si en el buscador Google introduces la palabra “google”; finalmente descarto la posibilidad de que el ordenador explote y me quedo más tranquilo.

 

 

La tarde avanza y aún no hemos probado bocado; subimos por las tortuosas calles de la Judería hasta llegar a la plaza. Allí, acuciados por nuestros estómagos encogidos, nos metemos en el primer bar que encontramos: el Extremeño. Error grave. Tras tomarnos unos salmorejos y unos flamenquines, nos meten una clavada espectacular; de las que no se olvidan. Entendemos al cadista indignado que minutos antes estaba pidiendo la hoja de reclamaciones. Nosotros, como no somos tan echaos p’alante, nos conformamos con cantarle una coplilla del “Código La Viñi”:… quién será, quién será… ha sío el Extremeño el que me ha dao la puñalá…

Con los bolsillos algo diezmados, vamos a nuestra siguiente parada: saludar a Alfonso y Fina, a la sazón los padres de Lourdes. Con ellos compartimos más cervezas, unos Montilla Moriles, unos cafés, unas papas con huevo y jamón y un delicioso cochifrito en el Bar Rafaé (impactante y original nombre), aunque esta vez a un precio razonable.

Ya va siendo hora de tirar para El Arcángel. Cruzamos el Puente Romano, que dicho sea de paso, con la reforma que le han hecho bien podría haber sido diseñado por Norman Foster en lugar de por el arquitecto del emperador Diocleciano. Llegados ya a la otra orilla vemos al fondo nuestro destino. En las inmediaciones del estadio ya se nota el cadismo. Botellones por doquier y un kioskito en el que sonaba el ya mítico pasodoble de Manolo Santander. No sé por qué se me vienen a la cabeza los geniales Faemino y Cansado y me quedo un rato pensando cuáles son sus mejores sketches. Sin duda son 1) el de la pera Marielena; 2) aquel de Cajón Desastre en que divagaban qué es lo que debería hacer Carlos Sainz para ganar el mundial de rallies; 3) el clásico de imitación de “Famosos en Acción”; 4) el del Gran Mimón; 5) uno en el que hacen de Arroyuelo y Pozolón y se encuentran once mil millones de pesetas en la babucha de andar por casa. Sin embargo entiendo que no es el momento ni el lugar de pensar estas gilipolleces y me meto en el kiosko detrás de nuestra pequeña expedición.

 

 

En este lugar compadreamos con la afición local mientras nos pimplamos unos copazos. Nos saluda Rafael; aquel caballero gaditano con el que estuvimos tomando unos patxaranes hace unos meses en Vitoria llegado desde Toulouse. Esta vez ha venido con su familia; uno de sus hijos resulta ser el nick Marea Amarilla del Foro Oficial del Club. Rafael nos cuenta que ya ha dejado Francia y ha retornado a su tierra. Nos alegramos mucho por él. Entre más copas siguen desfilando gentes conocidas. A destacar el Dr. Heli, Gadix y Chito, afamados foreros también.

Ya con vaso de plástico en mano al fin tomamos definitivamente el camino del estadio. Llegamos milagrosamente a ver el pitido inicial y ponemos la pancarta con mucha dificultad en una cinta de plástico que habían colocado los de seguridad vaya usted a saber por qué. No creo que aguante demasiado. El ambiente es cojonudo. La afición amarilla está exultante y no para de cantar. Saludamos a nuestros amigos los 4 Gatos y nos integramos a la fiesta.

El partido comienza de forma catastrófica. A los 5 minutos nos clavan una falta directa y siento mucha envidia de que los cordobeses tengan un lanzador tan magnífico. Los minutos corren y el Cádiz no es capaz de dar dos pases seguidos. Esta historia me suena. Al menos el Córdoba tampoco se ve que sea capaz de hacer gran cosa salvo un mano a mano que Contreras saca con eficacia. Los problemas crecen: Diego Rivas tiene que salir lesionado y lo sustituye Parri; minutos más tarde sucede lo mismo con Cristian, teniendo que ser sustituido por Raúl López.

 

 

La tragedia se consuma en el minuto 40 cuando Pineda recibe en posición de fuera de juego, se mea a su marcador y bate a Contreras. Sin embargo, la reacción cadista no se hace esperar y minutos más tarde Natalio marca tras una gran jugada. De hecho, la única trenzada por el Cádiz en los primeros 45 minutos. La grada lo celebra con inmensa alegría. Me abrazo a Maite y veo cómo una avalancha amarilla se lleva por delante la cintita de plástico, mandando nuestra pancarta al carajo. Me giro hacia atrás y observo un enorme melenudo que se abalanza sobre mi y me manda tres filas más abajo, así que le agarro de los pelos y le tiro grada abajo, quedando el chaval con la cabeza abierta… bueno no… en realidad le di un fuerte pescozón y le dije que tuviera más cuidado o le arrancaba la cabeza… bueno, no… eso tampoco… el chaval me pidió perdón y le dije que no “pasa ná, pisha”… eso es lo que pasó. Sí, va a ser eso más bien.

Visto lo visto, un 2-1 al descanso no es un mal resultado. Se ve que en la caseta debieron tomarse una buena dosis de Red Bulls porque el Cádiz en la segunda parte salió como un ciclón. Moviendo la pelota, tocando y creando mucho peligro, con un Parri muy bien colocado y un Natalio muy incisivo. Todo este dominio no se vio compensado hasta el minuto 76. Parri saca una falta a la olla y De la Cuesta remata a la red. Nuevas avalanchas, más abrazos y la afición volcada con su equipo. Con el Cádiz desatado, tenemos un par de oportunidades para culminar la remontada, pero el tiempo se consume y el encuentro acaba con las tablas en el marcador. Con la de agua que está cayendo, uno no puede evitar pensar que aunque hayamos visto cosas que vosotros no podríais creer, grandes jugadas ardiendo más allá de Orión, balones C brillando más allá de la Puerta de Tannhauser-Contreras… el ascenso de este año lo estamos perdiendo como lágrimas en la lluvia. Es hora de mazarse.

Fuera del estadio llueve, así que nos metemos de nuevo en el kiosco de antes a ver si amaina. Para hacer tiempo nos pedimos un buen plato de salmorejo con berenjenas fritas. Dicen que es un manjar pero yo no me fío… que se lo coman ellos. A pesar de que sigue lloviendo decidimos irnos. En el camino hacemos escala técnica en un bar con un sugerente nombre: “El Rincón de la Verdad – Cocina de siempre”. Aquí Sergio se pide un plato de jamón y unas gambas a la plancha. Aplaudimos su decisión y no dejamos ni las migas, mientras vemos horrorizados cómo en Canal Sur están echando la final del OT de coplas. Con lo instructivo que sería ver el Sevilla-Zaragoza, oiga.

 

 

Jarrea en la calle, pero los intrépidos peñistas siguen su camino. Empapados llegan de nuevo al Santos, donde, esta vez sí, damos buena cuenta de su deliciosa tortilla de patatas. Sergio intenta colgar su abrigo en una puertecilla que asoma de la pared. El resultado era predecible: el marco del cuadro de la luz cae al suelo con estrepitoso ruido. El mesonero nos mira mal pero solamente un breve espacio de tiempo, justo el necesario para que perdamos de vista su cara al dejar Sergio el local a oscuras intentando colocar el marco de nuevo en su sitio, ante el estupor de los presentes. Afortunadamente se lo toman a bien y las carcajadas fueron sonadas. Aprovechando la coyuntura entablamos conversación con los lugareños y Kiko accede a hacerse una foto con el mismísimo Santos, autor de la mejor tortilla del mundo.

Con la barriguita llena pensamos que ya es hora de pasarse a las pócimas. Para ello, José Luis nos lleva al Soul con la excusa de que allí trabaja la camarera más bella del lugar. Pero ni camarera ni leches. Dos maromos en la barra y la música como recién salida de la serie “Vacaciones en el mar”. Pedimos una copa por si la cosa cambia, pero no. Con el ambiente cutre de serie de TV, sin querer me pongo a pensar en cuáles son mis episodios preferidos de “Cheers”: 1) aquel en el que Cliff encuentra una patata que se parece a Richard Nixon; 2) otro en el que aparece John Cleese dando consejos de terapia de pareja a Sam y Diane; 3) aquel en el que todos creen que el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas le ha robado los pendientes a Rebecca; 4) otro en el que Sam consigue trabajo como presentador en un programa de deportes de televisión; 5) uno en el que Woody cantaba una ridícula canción sobre Kelly. No puedo más. Acabaros la copa que nos vamos.

 

 

Maite y Sergio están que no pueden más tampoco. Este garito los ha matado. A pesar de ello acceden a hacer una primera escala en la Ruta de la Merluza. El lugar elegido es el Valhalla. Bonito metal-bar, bien decorado y con buena música. Van desgranando temas de WASP, Whitesnake, Maiden o White Lion (vaya sorpresa), pero nuestros cansados compañeros deciden irse, aunque no sin antes cotillear el siguiente bar: el Bestiario. Sin tomar nada, definitivamente se van. José y yo nos quedamos, pero aunque los sonidos de Rage Against The Machine, Fat Boy Slim o Propellerheads no nos disgustan, nos volvemos al Valhalla, que molaba más.

Allí suenan los Zeppelín, Dio, los Judas y decidimos que las peores películas de la Historia son Howard, un nuevo héroe, los Ghoulies, Supernova (la de Marta Sánchez), Mar Adentro y Titanic, porque en ambas te sabes el final. Tras charlar con un peludo cordobés sobre Nick Hornby e Easton Ellis, el bar echa el cierre y nosotros nos vamos al hostal, despidiéndonos hasta la próxima de la simpatiquísima camarera Carmela.

Una vez en la habitación doy un poco la brasa a los durmientes en forma de foto con flashazo y me meto en la cama pensando que hice muy bien en comprarme dos veces el “Five Man Acoustical Jam” de los Tesla porque me jodió mucho cuando le dejé el “A little bit of what you fancy” de los Quireboys a un colega que jamás volví a ver. Ni al colega ni al disco. Así que eso no puede volver a pasar.

 

 

 

Domingo, 24 de Febrero de 2008

Albricias. El día amanece soleado. Nuestra querida posadera nos invita a marchar a las 12 en punto así que aprovechamos la bonita mañana para conocer más bares. Pasamos por delante del Extremeño y le dedicamos de nuevo la coplilla de Manolín Gálvez. Antes de degustar un rabo de toro en las inmediaciones de la Mezquita, nos colamos en ella aprovechando que media hora antes de la misa dejan pasar gratis. Nos cruzamos con el mismo segurata de ayer y le saludamos, pero nos invita a abandonar el templo.

Tras el reconstituyente taurino antes mencionado, nos dirigimos al popular y pintoresco barrio de San Basilio. Al llegar allí, en lugar de tirar por la calle de Enmedio (sic) vamos a la calle que da nombre al barrio y nos metemos en el mesón homónimo. Comentamos el partido de ayer con unos simpáticos jóvenes que frecuentan el lugar, resultando ser miembros de la Peña Cordobesista Pepe Murcia. Nos invitan a conocer su local, ubicado a escasos metros del mesón y, aunque se encuentra de reformas, nos encanta el ambientillo que allí se respira. Muy amablemente nos invitan a unas cervezas y entablamos una bonita conversación futbolera con otros miembros de la Peña que se encontraban allí: que si Pepe Murcia le ha cogido manía al equipo del pueblo de al lado de Cádiz, que si Paco Jémez por aquí, que si Toni Muñoz por allá… al final nos hicimos una foto de familia y quedamos emplazados a tomar un perolo la próxima vez que nuestro equipo visite la ciudad.

Tanto hablar nos ha abierto el apetito, así que volvemos al mesón anterior. Nos homenajeamos con unas deliciosas cocretas (sic again) de gambas y ponemos los cuernos al Cumbres Mayores tomando carrillada y presa ibérica made in Córdoba. Miguel, de la Cuchara, puede estar tranquilo ya que jamás encontraremos un pollo al chelindrón y una carne al toro de las dimensiones gastronómicas de las de su bar.

 

 

Apurando ya el último gintonic llegamos a la conclusión de que tenemos que montar un grupo emo-pop para podernos sacar esa espinita de componer temas del calibre de “Creo que he perdido el móvil”, “Horror, mi SMS no funciona”, “Papá me ha desinstalado el Messenger”, “Qué hacer sin mi MP3” o “Mi scooter ha gripado”.

Una última vueltecita por esa maravilla que es la Judería con el vano propósito de encontrar un bar en el que pongan el Osasuna-Atleti, nueva coplilla al Extremeño aderezada con un “iiiiiiiiiiih…. cabrón”, dejo un regalo que ni los Reyes Magos en el baño del Café di Roma (como no vengan con un hacha no sé cómo van a sacar el pino de ahí) y al fin rescatamos el coche del parking de las Tendillas. Nuevo mazazo al bolsillo y carretera y manta que mañana hay que currar.

En el camino de vuelta me pongo a pensar en lo vivido el fin de semana y qué cinta grabaría para ponerle música. Me hago una lista mental de canciones y me salen “It’s a good Feeling” de Smokey Robinson; “No blow, no show” de Bobby Bland; “Mr. Big Stuff” de Jean Knight; “The love you save” de los Jackson Five y “The ghetto” de Donny Hathaway.  Podría explicaros por qué pensé en éstas y no otras, pero eso es otra historia que será contada en otro momento. Lo que es seguro es que me dio mucha rabia no conocer ningún tema que se llamara “Qué coño, qué bien lo hemos pasado!”.

Chele

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CREACIÓN FICHA: 05/03/2008

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 05/03/2008

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