Ello se debe al cruce de trayectorias que han tenido ambas entidades a nivel global. Mientras el Villarreal era un equipo más de pueblo, totalmente desconocido y sin ninguna relevancia hasta principios de los 90 (con alguna participación puntual en Segunda), los gaditanos disfrutaron justo hasta entonces de su mejor época (la que le valió precisamente el apelativo por el que ahora "pelean") en Primera División, y nunca fuera de la división de plata.
Precisamente ambas escuadras cruzaron sus caminos, de forma muy gráfica en la campaña 93-94. A partir de ahí, fue el Cádiz el que se hundió en las catacumbas de nuestro balompié, mientras los castellonense ascendían a los altares, llegando a su cénit con la disputa de las semifinales de la Champions.
En aquella ocasión, los visitantes se impusieron por 0-1, en un triste partido, tristísimo, que cerraba una campaña paupérrima en Carranza, y que abría paso a la etapa más negra de nuestra historia (nueve años seguidos en Segunda B). Lo único bueno que quedó de aquel día fue aquel celebrado
vídeo de la afición cadista imitando los movimientos del linier, dado que la grada estaba totalmente disponible para ellos.
Los dos primeros precedentes se dieron en los albores de la década de los 70. Los levantinos habían ascendido por primera vez en su historia a la categoría de plata, en la que se mantuvieron durante dos ejercicios.
Precisamente el Villarreal jugaba su primer partido en Segunda División contra los nuestros, venciendo además en el coliseo gaditano. Un año después, también a comienzos de la campaña (tercera jornada) se daba la vuelta a la tortilla, y los andaluces se imponían por 1-0, tanto obra de Machicha. El Villarreal descendió aquel año, y el Cádiz estuvo a pique de hacerlo. Aquella victoria terminaría siendo decisiva, puesto que los valencianos fueron el equipo que marcó la salvación, y el Cádiz, el primero en mantener a salvo el cuello, con dos puntos de diferencia entre ambos.
El último antecedente se dio en Primera División, en la que el resultado fue de empate a uno. Al Cádiz se le anularon dos goles por fuera de juego, debiendo ambos subir al marcador. El tanto local lo anotó Oli al borde del descuento.
