La pelota subía...y con las mismas bajaba. Falta de libro. Lanzamiento que levantaba a toda un estadio, una afición, una ciudad entera. Carlos Calvo marcaba un golazo de falta directa, materializando lo que está haciendo este entrenador con esta plantilla, a todas luces cortas y con carencias: adaptar el juego a lo que tiene, y sacar lo mejor de cada uno según las circunstancias.
Enésima lección de Cervera, que sin apenas cambios (salvo el obligado de Alvaro García) volvió a plantear un partido pensado para no encajar y pescar la de arriba. El partido fue, de largo, el más abierto de todos los jugados hasta ahora en esta fase final, y por momentos se vio peligrar la imbatibilidad en casa (ni un gol en tres partidos, y uno solo en cinco duelos de playoff, si eso no es obra del entrenador...).
Pero al final otra vez, ese gol que si no deja lugar a la relajación, inclina un poco la balanza a nuestro favor.
Queda una semana larga, larguísima, para todos. Y pobre de aquel que se piense que ya estamos en Segunda. La hostia puede ser histórica. Pero estamos lo más cerca que se puede estar. Y eso, hace dos meses, parecía simplemente imposible.
YoCreo