El Cádiz volvió a Primera para la campaña 81-82. Le había costado tres años de intentarlo, y lo consiguió cuando menos lo esperaba, en aquel inesperado ascenso en Elche.
Al equipo ilicitano lo entrenaba Evaristo Carrió, que cometió el terrible error en fútbol de vender la piel del oso antes de cazarlo, se tuvo que comer su famosa frase en la que afirmaba que iba a comprarse un traje de pana para evitar que se arrugara por todos los abrazos que iba a recibir.
El resto de la historia es ya conocido.
El fútbol, muchas veces caprichoso, quiso que Carrió tuviera que volver a Carranza la temporada siguiente, teniendo así la oportunidad de tener su pequeña venganza, aunque ya nada le iba a poder devolver la oportunidad perdida.
Entonces el técnico valenciano dirigía al Ceuta, que entonces militaba en Segunda B. El sorteo quiso que ambos equipos se cruzaran en la segunda ronda de Copa. Los amarillos venían de eliminar al otro equipo norteafricano, el Melilla.
La ida se jugaba en Carranza, en la que los amarillos ganaron por 2-1. Cuenta la crónica de DIARIO DE CÁDIZ, que un espectador le arrojó una chaqueta de pana al banquillo. Aún así, el técnico de Sagunto declaraba que el público había estado muy correcto y que todavía quedaba el partido de vuelta.
Dicho y hecho. Los caballas, a pesar de estar dos categorías por debajo, dieron la sorpresa al derrotar al Cádiz por 2-0, lo que les daba el pase a siguiente ronda. No era consuelo para Carrió seguro por el ascenso perdido, pero al menos, el entrenador podía saborear un momento de revancha tras el varapalo sufrido meses antes.