Siguiendo nuestro viaje hacia atrás en el tiempo para revivir las experiencias del Cádiz en el torneo del KO, llegamos a la primera temporada que estuvo el equipo amarillo entre la élite de nuestro fútbol.
Como sabemos, la navegación por liga no fue buena y los cadistas pagarían la novatada regresando de nuevo al fútbol de plata. Por su parte, en la Copa, los cadistas consiguieron realizar un papel digno, llegando a octavos de final, donde lucharon cara a cara con Las Palmas, que sería sorprendente finalista ese año, sólo derrotado en la final por el Barcelona.
Pero vayamos por partes. El Cádiz sortea las primeras rondas de forma más o menos holgada frente a rivales de inferior categoría.
Así, los cadistas darían cuenta en primer lugar del Pegaso madrileño, posteriormente del Atlético Baleares (precisamente tras el duelo de ida de esta eliminatoria se decidió cesar a Enrique Mateos) y a continuación al Linares. Todos ellos militaban en la recién estrenada categoría de Segunda B.
El primer test serio llega con el Córdoba, que juega en Segunda División (si bien los cordobeses se darían un enorme trastazo bajando ese año). El conjunto amarillo hace bueno el resultado de la ida, ganando por 2-0, que luego haría bueno en El Arcángel donde no hubo goles.
Se llega así pues a octavos de final donde espera el equipo canario. La ida se juega en Carranza, partido que termina con 1-0 y gracias para los visitantes, que gracias a su portero evitaron un resultado mucho más abultado.
Sin embargo, días después en el Insular, los grancanarios hicieron valer su mayor calidad, y gracias a los tantos de Brindisi, dieron vuelta total al marcador, imponiéndose por un claro 3-0 que no dejó lugar a réplica. Como va dicho, el también equipo amarillo avanzaría nada menos que hasta la final.
Un episodio por tanto correcto en la primera experiencia en la Copa estando entre los grandes.