Difícil describir hoy el valor del partido que ha realizado el Cádiz. Con una presión que todavía en el minuto 82 ahogaba al rival en su línea de defensa, el cuadro amarillo ha borrado por completo a su rival del campo, golpeando primero en la eliminatoria. Los amarillos vencen por 1-0 que fue muy corto para méritos de unos y otros, y que habría sido mayor si el trencilla no hubiera anulado un gol por una falta que sólo él vio.
Daba la sorpresa Cervera dejando fuera a Ortuño. Pero nuestro entrenador ya ha demostrado muchas veces que no toma decisiones a la ligera. Rubén Cruz, en la puta del ataque, realizó un trabajo descomunal, especialmente en la presión defensiva, que desactivó por completo la salida de balón del cuadro visitante. Alvaro García otra vez descosió por completo a su par, que al final del partido ya no sabía donde meterse. Cifuentes apenas tuvo trabajo entre otras muchas cosas, por la labor incansable de Jose Mari y sobre todo de Garrido en la medular. Otro partido para enmarcar de ambos.
Y finalmente Aketxe. Otra vez Aketxe. Puso un corner que Aridane solo tuvo que rematar a gol poniendo la cabeza, pero que el colegiado anuló como ya hemos comentado. Y cuando su equipo parecía más atascado, se sacó de la chistera otro zurdazo imperial para romper por fin la barrera defensiva. No importa cuantas veces se vea el gol repetido, es un verdadero espectáculo.
Lo peor, de largo, el resultado, que da vida todavía a un Tenerife que mereció salir de Carranza sentenciado. No le recordamos un solo tiro entre los tres palos, ante un rival que se lo comió en todas las facetas del juego.
Pueden pasar mil cosas el domingo, pero el reconocimiento a esta plantilla y a este entrenador es ya innegociable. Otra vez más nos han llevado al cielo. ¡ESTAMOS CON VOSOTROS, HASTA EL FINAL!