30 de septiembre de 2017
Ficha en la web:
Garrido marcándose un gol en propia meta a los tres minutos tras un grave error defensivo. No había que ver mucho más para darse cuenta que hoy no iba a ser un buen día, que hoy el Cádiz no iba a comparecer. O no al menos como lo suele hacer el equipo que dirige Cervera.
La seguridad defensiva de otras veces brilló hoy por su ausencia, en un partido en el que no se vio casi nada de los amarillos. Un primer tiempo especialmente desastroso en el que el Cádiz apenas tuvo pisó área, sin inquietar al guardameta rival, y concediendo en defensa lo que no había hecho en toda la liga.
Cervera movió el banquillo en el descanso y los visitantes mejoraron (no se podía hacer peor). Salvi lideró el ataque y Rubén Cruz dio aire fresco intentando cosas diferentes. Pero no era el día. Por más que se hubiera jugado, los amarillos no habrían marcado. Y al final, el desastre. Otra prueba de que hoy no era el Cádiz el que jugaba: Cifuentes, siempre seguor y prudente, regala un gol en bandeja al rival tras impactar un despeje contra el delantero que le presionaba.
De ahí al final naufragio total en el que se encajó otro tanto, y todavía pudo haber alguno más. Tres goles en contra en noventa minutos cuando en los anteriores seis partidos sólo se habían encajado dos.
Día negro y para olvidar por tanto. Toca resetear, recuperar a nuestros mejores valores en ataque (las ausencias de Alvaro García y Barral pesan mucho). Y sobre todo, no olvidar quienes somos.