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¡Matchball salvado!

23 de enero de 2022

Ficha en la web:
Levante - Cádiz (2021-2022)

Todos mirábamos, el que menos, con tensión (y los que más, como un servidor, con pánico), la fecha del día de hoy. Más aún, después de cómo se produjo el empate del martes ante el Espanyol. Una derrota frente al último clasificado, hubiera sido una bomba nuclear sobre el centro mismo de la moral de la plantilla, el cuerpo técnico y peor, la afición. Los debates sobre el cambio de entrenador, se habrían recrudecido más aún. El pesimismo nos habría invadido, y todo ello, con una semana de parón liguero de por medio.

Pero resucitó el Cádiz en el primero de los dos match-balls que le venían ahora (ya espera Mallorca, además de Celta, Getafe, Granada y Rayo, en lo que será sin duda un mes de febrero definitivo para el futuro del equipo en esta categoría), y lo hizo hasta con nota.

Sergio González mantuvo las mísmas líneas de juego (y jugadores) que llevamos viendo tantos meses, y dispuso del que posiblemente será su once de gala. Que alegría da volver a ver a la pareja Lozano-Negredo haciendo de las susyas (hay que exprimir al máximo las últimas gotas de calidad del vallecano). Y sin duda, hay que quitarse el sombrero ante San Emeterio, al que muchos recibieron con recelo, pero que solo hoy ya, ha justificado su fichaje.

Y con esos futbolistas, aplicar el guión tantas veces visto: vamos a esperar aquí bien juntos, y vamos a ver qué podemos hacer arriba. Hoy además, se daba el añadido de estar jugando contra un rival al que le iba la vida en el combate, y al que los nervios, según pasaran los minutos, le iban a ir traicionando. Y así fue.

Aguantó el Cádiz el chaparrón inicial esperado de los locales, liderados por su comandante Morales, que martillearon a la defensa amarilla, obligando a Ledesma a multiplicarse. Pero la sangre no llegó al río y a los 20 minutos, las camisetas visitantes empezaron a mostrar su color (que horror es ver a este equipo entero de amarillo). Fue Iván Alejo (que ha resucitado, y de qué manera) primero el que tuvo el gol en su bota, pero por desgracia para él y para nosotros, fue la izquierda. Y luego Negredo, a centro del hondureño (al que a su vez, le había habilitado San Emeterio con un pase estratosférico) no perdonó, mostrando que en lo que a calidad se refiere, está por encima de todos sus compañeros.

Hecho lo más difícil, tocaba jugar bien las cartas. Era cuestión de tiempo que este Levante se deshiciera, como lo terminó haciendo.

A pesar del arreón de los granotas tras el descanso (con balón al larguero incluido), los gaditanos supieron encontrar los huecos a la contra que habrían de mostrarse, y por ahí encontró el camino de la victoria. Ledesma, eso sí, una vez más, tuvo que emplearse a fondo.

Y así, en el minuto 73, otra vez San Emeterio empieza la jugada del gol, recuperando en campo contrario, habilitando a Iván Alejo para que este diera el pase de la muerte a Salvi. Locura en la parte de la grada donde estaban los nuestros, y en todos los sofás de la Tacita.

Si el martes destácabamos todos los puntos que se nos han ido en el descuento, cabe pensar que hoy, cuando se anunciaron los ocho minutos de añadido, a más de uno le diera un síncope. Pero la realidad es que esos minutos, que en otras circunstancias habrían sido eternos (y en muchas ocasiones, mortales) pasaron con más tranquilidad que otra cosa. Esta vez sí, los amarillos se dedicaron a jugar a las cuatro esquinas (ains, si hubiéramos hecho lo mismo en Villarreal) y los segundos pasaron sin que nadie creyera en que el marcador se movería. Ni la afición local, que para cuando el árbitro señaló el fin del encuentro, ya casi había abandonado su estadio.

Un resultado que vale quien sabe cuánto, pero que por sí mismo, no sirve de mucho. Toca refrendarlo en este mes de febrero en el que el Cádiz se juega la vida. Pero no se ha podido empezar mejor.

Foto: EFE