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Locura en Mirandilla

30 de octubre de 2022

Ficha en la web:
Cádiz - Atl. Madrid (2022-2023)

Este deporte es único. No importa cuántas veces se repita esta frase, siempre te volverá a sorprender. Ayer, lo hizo para bien, permitiendo al Cádiz sumar su primera victoria en casa, donde venía creciendo en las últimas jornadas, mereciendo más ante Español y Betis. Y va lo consigue frente a todo un Atlético de Madrid, que es verdad, venía herido. Pero es que durante el encuentro vimos fases en todas las direcciones, y el tanto amarillo definitivo llegó cuando parecía que iba a ser el equipo colchonero el que culminaría una remontada que parecía imposible.

Ya empezó todo revuelto cuando a los menos de 30 segundos los locales ya se adelantaban en el marcador tras el tanto de un Bongonda que se estrenaba como goleador amarillo. Enésima entrada del Pacha por su banda, y pase atrás para que el belga remachara a Oblak.

Este gol espoleó a un Atlético herido, que sacó la apisonadora, y tirando de su superior calidad, embotelló al rival, que sufrió de forma agónica, en sus peores momentos durante el partido. Correa, De Paul, ...iban acumulando ocasiones que o se iban lamiendo el palo, o detenía Ledesma, o sacaba la defensa, que no paraba de achicar agua para evitar que el barco se hundiera. Equipo metido atrás y multiplicándose para sobrevivir, superando además la lesión de Momo (que mala suerte está teniendo este jugador).

El único que ponía luz en ataque era Ocampo. El jugador uruguayo va creciendo enteros en cada partido y promete ser uno de los faros en los que tendrá que fijarse este equipo para tener opciones de salvación. Pero se encontraba muy solo. En todo este maremagnum de ocasiones rojiblancas, el Cádiz, esperando su momento, tuvo la más clara, pero Sobrino (que sería héroe después) volvió a mostrarnos sus carencias técnicas, estrellando en el portero un mano a mano contra Oblak.

Tras la reanudación, si bien los de Simeone seguían teniendo el balón, ahora el Cádiz se encontraba mucho más cómodo y controlaba con menos sofocos a la escuadra contraria. Es más, se permitía asomarse de nuevo al área del meta esloveno, con ocasiones de Ocampo y del Choco Lozano. Aunque la más clara fue sin duda la de Correa, que se encontró con un paradón (otro día más) de Ledesma, cuando éste ya estaba vencido en el suelo, que no podemos olvidar para explicar esta victoria.

Simeone, desesperado ya, tocó zafarrancho y dio entrada a Joao Féliz y Griezmann, talento de clase mundialista, que evidentemente, volvió a significar que los colchoneros ganaran metros de nuevo. Pero los cambios de Sergio también aportaron y Alcaraz y Jose Mari añadieron cemento en la medular, compensando lo que habían hecho los visitantes antes. El Atlético llegaba pero en el último cuarto de campo, se le apagaban las luces.

Luz que vio Alex Fernández, cuando en el minuto 81, tras otra asistencia del Pacha. Control y chut con la zurda del madrileño que llevaba el delirio a las gradas. Parecía que la victoria quedaba sellada, pero a partir de aquí, el partido entraría en una montaña rusa que es difícil de explicar. Muy pronto, demasiado, Joao Félix, ayudado por el desvío de Luis Fernández, recortaba distancias, y entraban los nervios. Después de tanto remar, sentir otra vez el aliento del visitante levantaba todas las alarmas.

Y con razón. Porque no pasaron ni tres minutos cuando de nuevo el joven jugador luso machacaba a Ledesma, ahora con un bonito disparo desde fuera del área. Pero es que entre esos dos goles, Alex Fernández pudo haber finiquitado la contienda, tras recibir totalmente solo en el área un centro de Alejo, que fue también fundamental en la recta final, llevando muchísimo peligro por su banda. El centrocampista madrileño disparó de primeras en vez de controlar, para lo que habría tenido todo el tiempo del mundo, para luego fusilar a placer.

El empate llevó la depresión al césped y la grada. "Ya estamos otra vez" pensaron muchos. Fantasmas de todo tipo aparecían en Mirandilla, y el bajonazo lo aprovechó el rival, que ahora mascaba el 2-3 y una remontada que hubiera sido un clavo en el ataúd cadista. Joao Félix, otra vez, tuvo en su cabeza, en su ocasión más clara, el tercero para los suyos. Se oyó el suspiro en Bahía Sur.

Cuando todo el mundo firmaba el empate tras un descuento larguísimo de nuevo, Alcaraz iniciaba la última jugada del partido, se la ponía a Alejo que otra vez centraba para que Sobrino, llegando desde atrás, rematara con sabe dios que (hubo que revisarlo para certificar que no fue mano), otro remate de los del jugador manchego, que hacía felices, sí, felices, a 18000 personas. A todo el equipo. A toda una ciudad.

¿Se puede? Ya veremos. Pero está claro que después de días como ayer es mucho más posible

Foto: cadizcf.com