Necesitamos muchas letras y páginas para describir la figura de Alberto Cifuentes. Para empezar, se trata del tercer jugador más veterano en la historia de Primera División, y por supuesto, el futbolista más veterano en toda nuestra historia.
Llega en el verano de 2015, otra campaña más en Segunda B tras el enésimo fiasco en la búsqueda del ascenso. Enseguida demostró ser hombre de fuerte carácter, voz autorizada en el vestuario por galones, fue indiscutible en la portería y sólo se ausentó en Copa y por una sanción. Alto, seguro por arriba, bien con el balón en el suelo, domina todas las facetas de su posición. A partir de ahí, una historia inolvidable.
Razones daba todas las semanas, pues el meta hacía lo que se le pide a un portero: ser regular, y no tener errores de bulto. A eso se le sumaban actuaciones milagrosas, como por ejemplo en Melilla, donde el solito ganó los tres puntos (le faltó marcar).
En resumen, temporada muy regular en su primer año en Carranza (el único lunar grave, el desastroso día del Betis B, donde hizo un penalti absurdo, que también el árbitro se podría haber ahorrado, y que se sumaba a una lista de episodios de malos gestos del cancerbero), de los pocos que lo fue en el Cádiz que terminó ascendiendo.
Para el recuerdo el paradón antológico que le hace a Migue García en El Sardinero y que impidió que el equipo cántabro iniciara la remontada, culminando un playoff y una campaña de sobresaliente que termina en un ascenso histórico y por mucho tiempo deseado.
De vuelta en Segunda, a lo mejor para la prensa había debate, pero desde luego para Cervera no. El mismo portero que le había llevado al ascenso un año antes, sería el mismo que habría de dar la permanencia en este. Y no por motivos sentimentales, sino porque se lo había ganado en el campo.
El meta cumplió con creces y devolvió la confianza con lo mejor que puede dar un portero: seguridad y regularidad. Es difícil recordarle algún error grueso durante la campaña. De hecho, lo que seguro recordamos todos son tantas y tantas paradas que con el marcador apretado, salvaron a su equipo en ese momento, para luego terminar conquistando los tres puntos. Un buen ejemplo pueden ser las victorias ante Getafe o Numancia en Carranza.
Como todo el equipo, la mala racha y el pésimo partido en Vallecas le pasaron factura. Pero Cervera siguió confiando en él, convencido de que era el portero que el Cádiz necesitaba. Por encima de algunos aficionados desmemoriados que a la menor ocasión aprovecharon para pitarle e incomodarlo. El albaceteño, muy cauto, guardó absoluto silencio y siguió trabajando para tapar todas esas bocas poco después. En Tenerife, por ejemplo, tras transcurrir sólo dos semanas, volvió a ser clave para que su equipo sumara al menos un punto. No digamos en Lugo, con sus paradas providenciales permitió que empezara la verdadera recuperación (después de ganar en el Anxo Carro, el Cádiz subiría como la espuma). Ahora sí, alzó la voz para llamar la atención de los catastrofistas, y recordarles que había mucho por jugar y que no estaba todo tan negro. Qué razón tenía.
Después de darse ese gustazo, llegó el duelo ante el Huesca en casa, en el que el arquero detuvo un penalti que hubiera sido el 0-1 (fue elegida la mejor parada de Segunda de esa semana), para que al final se terminara ganando 1-0. De puestos de descenso a mitad de tabla en siete días, y otra vez más, el castellano-manchego es vital en la victoria de su equipo. Igual que lo sería en la goleada frente al Alcorcón (en la que evita el 0-2 en un mano a mano claro). Y así podríamos estar párrafos y párrafos.
Sólo tuvo un error grosero en todo el año, en casa frente al Valladolid donde un balón franco se le cuela en el hueco del brazo y el cuerpo. Como persona humilde que es, pidió perdón a la grada de inmediato. Y como fantástico profesional, en el mismo partido se rehizo y dejó un par de excelentes paradas que evitaron una sangría mayor. He tenido que navegar mucho para encontrar este error en una campaña en la que participó en 43 partidos. Y es que si algo fue Cifuentes esta temporada, fue un seguro de vida para su equipo y sus compañeros.
Así que cuando a principios de mayo, a punto de cumplir 38 años, se anuncia su renovación, no hay absolutamente nadie en la afición que no lo reconozca y lo celebre. Para celebrarlo, se marca otro partidazo, salvando a su equipo una vez más, en casa ante el Nastic.
A pesar de sus fallos en el Trofeo, no había duda de que este año, el tercero en el club, Cifuentes iba a ser titular sin sombra de debate. Pese a su veteranía, el portero manchego se mostró desde el principio con una forma espectacular. Si alguien tenía dudas, ya en la primera jornada dejó unas paradas épicas que salvaron a su equipo, como habría de pasar ya el resto de la temporada. Siempre aparecía cuando su equipo más lo necesitaba, cuando parecía que nada pasaba, Cifuentes salvaba el gol rival y a partir de ahí, el Cádiz se hacía grande.
Ejemplos dejó a patadas y desde bien pronto, como las paradas milagrosas en la primera jornada en Córdoba o el mano a mano en Lugo en el descuento (jornada 3).
Como todo el equipo, no estuvo bien en la pésima racha de octubre, dejando en algunos partidos errores groseros totalmente impropios de él, como ocurrió en Lorca. Y como todo el equipo, pero especialmente él, estuvo excelso en la racha que habría de venir después. Siete victorias consecutivas, con las seis primeras dejando la puerta a cero, lo que le dejó muy cerca de batir la marca de Armando de minutos sin recibir goles. De nuevo, el manchego se erigía como pilar fundamental en el esquema de Cervera, que como sabemos, parte de la premisa de no encajar.
Si hay que quedarse con un partido del manchego, quizás habría que señalar el primero de la segunda vuelta, en Carranza frente al Córdoba. Que paradones para permitir luego que Alvarito cerrara el partido. Simplemente brutal. Pero olvidarse de su manopla en casa ante el Valladolid, o del 2-1 que salvó en el descuento en Tenerife sería no hacerle justicia.
Su espectacular temporada recibe el premio de obtener el Zamora de la categoría. A pesar de que iba a terminar la temporada con 39 años, Cordero no lo dudó y renovó por otra campaña más al portero manchego. Otra cosa habría sido una torpeza inexcusable. No hay mejor forma que refrendar la confianza a un jugador y darle continuidad en su juego.
Otra temporada más (y ya es la cuarta!) el capitán cumplió más que con creces. De nuevo. Titular indiscutible desde el principio, cada semana daba razones a su técnico para que éste volviera a confiar en él. Poco pudo hacer para evitar las derrotas del comienzo liguero (sus compañeros lo dejaron vendido en los partidos ante Mallorca, Tenerife o Alcorcón, por mencionar alguno), y mucho contribuyó a la magnífica racha posterior que habría de lanzar de nuevo al equipo al sueño del playoff. Es difícil recordarle un error de bulto en toda la campaña, la mejor noticia para un portero.
Por el contrario, no hay que hacer mucha memoria para recordarle días salvando puntos, como en la victoria liguera en Zaragoza o en casa frente al Rayo Majadahonda. Rompiendo un record cada semana que juega como el futbolista más veterano en ponerse la camiseta amarilla, su rendimiento es tal que la entidad no duda en renovarlo por una campaña más cuando todavía no se ha llegado al mercado invernal.
A partir de ahí, a seguir su tónica general. Sin desentonar nunca, salvando al equipo muchas veces, ejerciendo de capitán dentro y fuera del campo, una figura indispensable para entender el Cádiz de Cervera en su retorno a Segunda División.
Quinta temporada, otra más, más que aceptable del guardameta manchego. A nivel individual siempre cumpliendo, siempre esta ahí, siempre dando confianza, siempre sin fallar. Y como siempre también, siendo fundamental en algunas victorias cadistas, dando puntos con sus paradas, como pasara en casa contra el Girona o el Huesca (especialmente contra estos últimos). Y a nivel colectivo, otro ascenso a la buchacha, a Primera este nada menos.
Su renovación, otro año más, para seguir haciendo historia como el jugador más veterano del club, fue tan celebrada como merecida. Eso no hizo que se relajara, y continuó manteniendo al Cádiz como el conjunto menos goleado de la categoría, gracias en parte a paradones espectaculares como el que le hizo a Yuri en Ponferrada en el primer partido de 2020.
Regular como siempre, seguro bajo palos y sacando siempre una mano milagrosa allí, un pie salvador allá, parecía que otro año más no habría debate en la portería. Hasta que llegó su expulsión en Lugo, justo en el último partido jugado antes del confinamiento. Una jugada que no gustó nada a Cervera y que pareció confirmar un run-run que podía haber con el portero albaceteño.
La sorpresa se confirma cuando en Soria, en el segundo partido tras el parón, y con la sanción ya cumplida, Cifuentes se sienta por primera vez en el banquillo en liga. La suerte sin embargo, se alió con él, al lesionarse su compañero durante el partido y tener que entrar de nuevo él. Su actuación fue fundamental para que a la postre, su equipo pudiera sumar los tres puntos en un partido milagroso, así que, vuelta al redil.
De ahí, con altos y bajos, tanto a nivel individual como colectivo, se termina coronando un ascenso que lleva la locura a la ciudad. Cifuentes, con 41 años, jugará en Primera. Sin duda, el premio a una carrera ejemplar y sobre todo, a su trayectoria como cadista que tras un lustro, merecía un premio así.
Un premio que llegaba con su debut en Primera, en la segunda jornada, en el triunfo amarillo en El Alcoraz. Noticia que llegó a todos los noticieros nacionales. Era el debutante más veterano de la historia de la liga, y el tercer jugador más veterano de todos los tiempos de la competición. Todo apuntaba a que, sería un año difícil en lo deportivo (ya Luis Gil le arrebató la portería en la primera jornada, y Conan Ledesma venía apretando muy fuerte), pero costaba imaginar el desenlace que habría de vivir el manchego solo días después de este debut soñado.
Las alarmas sonaban ya cuando para el partido en San Mamés de entre semana (jornada 4) el arquero se queda fuera de la convocatoria (en la que recordemos, van 24 jugadores, es decir, casi todos) después de ocupar la portería en los dos partidos anteriores. El domingo siguiente Cifuentes sí estaría en la grada en el duelo frente al Granada, pero su compañero Ledesma de nuevo le arrebataba el puesto en el césped. Hasta que el último día de fichajes, salta la noticia.
A pesar de quedarle, obviamente, el año de contrato de la liga ya empezada, el portero le hace el último favor al Cádiz, admitiendo colgar los guantes, pasar a la estructura técnica del club, y así, aligerar una ficha para el club, que anda sobrado de efectivos tras la pésima gestión de cesiones de la temporada anterior. Del debut soñado a la retirada en apenas dos semanas.
Terminaba así, de forma abrupta, la carrera de uno de los porteros más sobresalientes en la historia del club, dejando un reguero de records que serán difíciles de batir. A parte de los señalados anterioremente, deja 209 partidos oficiales (a punto de entrar en el top 20 de jugadores con más partidos), 8º jugador con más partidos en Segunda, jugador más veterano en la historia del club, disputado partidos en tres categorías diferentes...
Posiblemente este vídeo, fútbol en estado puro, pueda resumir mejor que nosotros, lo que ha sido Cifuentes para este camiseta y estos colores.
ESCOGE UNA COMPETICIÓN
PARTIDO DEBUT: LIGA: Recreativo - Cádiz CF (22/08/2015)
ÚLTIMO PARTIDO: LIGA: Cádiz CF - Sevilla (27/09/2020)
8º jugador en el ranking Jugador con más partidos disputados en Segunda (Liga)
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CREACIÓN FICHA: 05/07/2015
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 04/09/2023
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