Cinco temporadas dan para mucho. Al Pacha, le dieron para dejar una huella absolutamente imborrable en el cadismo. Y mira que generó dudas en esa primera temporada en la que llegó en Segunda y apenas disputó partidos, pero el crecimiento que tuvo de ahí en adelante fue exponencial. Clave en el ascenso a Primera, dio luego tres fantásticas temporadas en la máxima categoría (especialmente la 2021-22) en las que fue siempre titular indiscutible y pieza fundamental para otras tantas permanencias conseguidas.
Como decimos, su primera temporada dejó muchísimas dudas. Un fichaje de esos extraños, que se produjo en circunstancias extrañas. Brian Oliván venía de jugar todo. Se ficha al uruguayo, y a partir de ahí, el catalán desaparece de las convocatorias y entre Espino y Matos (que había visto todos los partidos de Oliván desde el banquillo o incluso la grada) se disputan el puesto de lateral izquierdo.
Con Oliván defenestrado de nuevo, y con Matos evidenciando que quizás el puesto le va grande, Cervera confía en el uruguayo para darle el lateral zurdo frente al Lugo (tras la inexplicable derrota en Elche), pero el charrúa pincha en su debut. Pese a ello, vuelve a ser alineado una semana después contra el Córdoba, y si bien sus prestaciones mejoraron, no fueron suficientes. Tanto fue así, que el técnico, un poco desesperado ya seguramente, volvió a Matos de nuevo.
Pero en la temporada siguiente (curiosamente, la del ascenso) la figura del Pacha salta por los aires. Por fin se aclaró el tema del lateral izquierdo, que tantos quebraderos de cabeza dio en pasadas temporadas. Si el año anterior no había dejado grandes sensaciones, este empezaba con la ventaja de ser el único lateral zurdo. A priori parecía una noticia no muy halagüeña, pero...no veas el charrúa. Para cuando llegó Quezada, el Pacha ya era dueño y señor de la banda izquierda.
Demostrando una fortaleza física que lo hacía imparable, un pulmón. Se asentó muy bien en defensa (condición necesaria, que no suficiente, para jugar de zaguero con Cervera) y fue un puñal en ataque, cubriendo a la vez la necesidad de lateral y de extremo izquierda que recordemos, no había ninguno en la plantilla. Formó así una pareja letal con Perea, que era de regatear siempre hacia dentro. El Pacha le dio muchas veces una salida o simplemente, le abrió el camino al manchego arrastrando a su par.
Estuvo todo el año a un gran nivel, brillando con especial intensidad en Almería por ejemplo, donde se mostró en defensa y en ataque y marcó el tanto de una victoria impensable tras la expulsión. A partir de ahí, partidazo tras partidazo, destacando en uno de los mejores Cádiz de toda la historia, que habría de abrir una brecha que ya no se cerraría.
En su primera campaña en la máxima categoría, fue el único lateral izquierdo de la plantilla, como habrá sido su rendimiento para que el club no haya tenido que fichar a ninguno, en el año de la permanencia más holgada de la historia en Primera.
El uruguayo es atrás un perro de presa y lucha cada balón al límite. Arriba bien es cierto que no se prodiga en demasía (aquí nota el cambio de categoría), pero tampoco lo hace mal cuando sube. De hecho ha dado varias asistencias de gol. Lo que siempre señala el entrenador del Cádiz CF: un lateral debe subir poco pero bien. Otra vez, su participación fue clave y decisiva para lograr la salvación, y de forma tan desahogada, algo no habitual por estos lares.
Su mejor temporada de amarillo, sin duda, la 2021-22. Empieza la temporada como acabó la anterior, como un toro y sin rival por su puesto. Y eso que en teoría, tras varias declaraciones suyas soñando con metas mayores en otros equipos (este sería su único lunar en el Cádiz, lo único que los haters que siempre tiene que haber, usaron como arma arrojadiza contra él), parecía que Cervera le echaba la cruz. Pero ni siquiera El Gafa se podía permitir no contar con un futbolista que daba este rendimiento. No en vano, marca el primer gol de la campaña, en la jornada inaugural, con el que salvaba un punto en casa frente al Levante en la última jugada del partido.
Todas las crónicas de sus actuaciones son calcadas: pundonor a raudales, subidas y bajadas por la banda constantes, trabajo a destajo en servicio de su equipo. Ni lesiones, ni tarjetas, ni una palabra más alta que otra. Semana tras semana, el Pacha nunca es el mejor de su equipo (bueno, o casi nunca, porque bien que lo fue en la primera victoria de la liga en Vigo, gol incluido, el segundo suyo en solo cinco jornadas), pero es siempre el segundo, el tercero, …como mucho el cuarto. La regularidad hecha futbolista.
No solo marcaba goles, por supuesto, defendía también, que es lo primero que tiene que hacer un lateral. Para muestra, el gol cantado que salvó en casa contra el Alavés (cuando el duelo iba 0-1) viniendo desde atrás para arrebatar la pelota al atacante vitoriano que ya hacía metros que encaraba totalmente solo a Ledesma. Impresionante.
Y cuando venían los peores días (Getafe, Atlético, Elche…) el Pacha era de los pocos que se salvaba. Imposible suspenderlo con ese pundonor y derroche de fuerza que dejaba en cada partido.
Por supuesto, con Sergio González no hubo modificación alguna de su situación, y el uruguayo sólo dejó de perderse un partido por sanción. Ni un solo problema físico en toda la campaña, pese a jugarlo absolutamente todo. Que barbaridad. Semana tras semana, también con el técnico catalán, no bajaba de un 7, y era un gusto verlo comerse la banda a bocados, y aparecer por cualquier lado del campo, como en el partido contra el Getafe en casa, en el que asiste a Negredo…¡en el punto de penalti! Una auténtica locura.
Por no parar, no rotó ni el día del Camp Nou, en el que, en principio, Sergio dio entrada a la unidad B, pensando más en el siguiente partido que en aquel. Por supuesto, fue capital también para conseguir esa histórica victoria en el feudo blaugrana, que cambió de forma definitiva el destino hacia la permanencia que finalmente se terminaría consiguiendo.
Finalmente, llegamos a la 2022-23, que a la postre sería su última como amarillo. Temporada "tonta" la del Pacha en esta ocasión, que a pesar de sumar 36 encuentros ligueros (el que más de toda la plantilla), no rayó al altísimo nivel que estuvo en el anterior ejercicio. Era difícil hacerlo mejor, pero el charrúa (que eso sí, en entrega volvió a dar absolutamente todo) dejó errores, algunos muy groseros,y no se prodigó tanto en ataque como lo hiciera antaño.
Ya en la jornada inaugural dejó uno de eso fallos estrepitosos que habría de mostrar durante esta liga (para desconcierto de todos) en casa contra la Real, que permitió al atacante rival recorrer todo el campo campo solo para encarar a Ledesma con todo el tiempo del mundo (solo la soberbia actuación del meta evitó el gol). Por desgracia, aquello no fue un hecho aislado producto de una pretemporada todavía en marcha. Osasuna, Athletic, Celta…sus partidos se contaban por desgracias.
Pasado el horrible trago inicial, empezamos a ver al mejor Pacha. Contra el Villarreal, contra el Español (asistencia y gol salvado bajo palos incluidos)...teníamos de vuelta al uruguayo por fin. Jugador necesario y vital para la supervivencia cadista.
Sirva sin embargo el penalti que comete en Girona en el minuto 100 de partido para explicar esa irregularidad mostrada por el Pacha esta campaña. Algo inaudito en él cometer fallos de ese calibre.
A partir de aquello sin embargo, volvimos a ver al Pacha seguro y confiable que nos tiene acostumbrados, realizando, como todo el equipo, una mejor segunda vuelta. Lo vimos de notable para arriba en días como el del Getafe en casa (en el que tuvo que aguantar como Hernández Hernández le pitaba un penalti incomprensible), y sobre todo, recuperamos la versión del uruguayo que sube la banda como nadie y es uno más en ataque cuando el balón pasa de la medular. Un arma ofensiva fundamental para este Cádiz.
Su robo de balón en el segundo gol de la histórica victoria en el campo del Betis explica mejor que nada lo que es el Pacha, pundonor pero con sentido y puesto al servicio de la proyección ofensiva del equipo. O que decir de su partido en casa frente al Valencia. Ese regate y asistencia suya tan típica y que tantas veces hemos visto, como lo echamos de menos en la primera mitad de la temporada. Otra vez, el uruguayo, otra vez.
Conseguida la permanencia, vuelven las habladurías sobre su futuro. El lateral deja de ser jugador cadista el 30 de junio, y parece que vuelven a la palestra sus ambiciones de jugar en competición europea. Pero pasan los días y no se mueve nada. Ni llegan esas ofertas, ni el jugador acepta la propuesta de renovación que tiene encima de la mesa. Por momentos parece que está a punto de firmarla, pero todo se tuerce cuando se termina conociendo que marchará al Rayo Vallecano.
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CREACIÓN FICHA: 29/01/2019
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 19/07/2024
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