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AQUÍ VIVE LA HISTORIA DEL CADIZ CF

Soriano (Manolo)

Jugadorazo con mayúsculas, genio y figura dentro y fuera del campo. Capaz de lo mejor, y a veces de lo peor, pero siempre revestido de esa aureola especial que pocos genios pueden llevar a su alrededor. Llega al Cádiz mediada la temporada 61-62, procedente del Adra, para estar esa y cinco temporadas más. Formó, junto a Bolea y al peruano Mosquera uno de los tridentes más incisivos que jamás tuvo nuestro club, y bien merecieron haber entrado en la historia amarilla como parte de los primeros en llevarnos a Primera





EQ. TEMP. EQUIPO CAT PJ G
escudo1

1958-1959

Atc. Cordobés

 

    

    

escudo2

1958-1959

Córdoba

2ªDIV.

  2  

  0  

escudo3

1959-1960

Adra

3ªDIV.

  20  

  20  

escudo4

1960-1961

Inactivo

 

    

    

escudo5

1961-1962

Adra

3ªDIV.

  5  

  2  

escudo6

1961-1962

Cádiz

2ªDIV.

  17  

  8  

escudo7

1962-1963

Cádiz

2ªDIV.

  29  

  8  

escudo8

1963-1964

Cádiz

2ªDIV.

  27  

  5  

escudo9

1964-1965

Cádiz

2ªDIV.

  24  

  3  

escudo10

1965-1966

Cádiz

2ªDIV.

  18  

  2  

escudo11

1966-1967

Cádiz

2ªDIV.

  8  

  1  

escudo12

1967-1968

Constancia

2ªDIV.

  15  

  0  

escudo13

1968-1969

Nastic Tarr.

3ªDIV.

  9  

  2  





Manuel Soriano Navarro nace en un pueblecito de la provincia de Córdoba, Adamuz, el 8 de diciembre de 1938. Sus primeros pasos como jugador los da en el “Merced”, para de ahí pasar ya a los juveniles del equipo capitalino. Como pasa muchísimas veces en el mundo del fútbol, Soriano no fue profeta en su tierra, y una vez pasado el periodo de formación, que incluyó su paso por el Atlético Cordobés (equipo filial del Córdoba CF), apenas sí disputó un par de partidos con el club titular de su capital, en la temporada 58-59.

En estas, se presenta la oportunidad de fichar (como cedido, ya que aún era futbolista propiedad de la entidad califal) por el AD Adra. El jugador, que ha sido destinado a la zona para hacer el servicio militar, acepta la oferta, y de esta manera, disfrutará de una buena rebaja en sus obligaciones para con el cuartel. Sería en el club abderitano donde Soriano explotaría como futbolista, y empezara a forjar su leyenda. Debuta en el primer partido de liga, en la visita de los almerienses al Linares, y no marca hasta la quinta jornada, en Miramar frente al Peñarroya, aunque eso sí, la espera mereció la pena, ya que aquel día hizo un “hat-trick”. Concluye la temporada con 20 partidos disputados, y otros tantos goles marcados, una media de anotación que ya quisiéramos ver hoy, o que nos habría gustado disfrutar de muchos futbolistas que pasaron por aquí con la vitola de goleadores. Se cuenta en Adra que Soriano corría tanto por la banda, que costaba distinguir su dorsal, y que en alguna ocasión llegó, incluso, a romper las redes de la portería contraria con su tremendo disparo.

EL EXTRAÑO CASO DE LA FICHA DUPLICADA DE SORIANO

En la temporada 60-61, sin embargo, el jugador queda inactivo. Todas las referencias a Soriano en internet lo mantienen en el Adra, ofreciendo incluso estos datos: en doce partidos hace la friolera de 25 goles, ¡dos goles por partido! Lo cierto es que Soriano estaba haciendo la mili en Marruecos, en Sidi Ifni, y que esos goles nunca se produjeron, hecho que nos refuta Pepe Cazorla, respetado historiador y periodista del club abderitano, y que confirma que Soriano no aparece en ni una sola de las crónicas de los partidos de aquella temporada.

El malentendido se debe a la primera entrevista que concedió el jugador tras fichar por el Cádiz, en la que se "vendió" un poco, para ono llegar diciendo que había pasado una campaña en blanco (aunque como señalaremos posterioremente, Soriano llega en plena forma, a principios de la campaña siguiente).

Siempre según la ciatada entrevista, a Diario de Cádiz, el 13 de octubre de 1961, día de su presentación con el club amarillo, el Córdoba, propietario del jugador y adivinando que puede haber un jugoso traspaso, rectifica a mano el contrato de cesión entre blanquiverdes y blaugranas, pasando de expirar éste, en lugar del 12 de mayo, como estaba estipulado inicialmente, el 12 de diciembre, reclamando así el Córdoba el jugador para sí. El conflicto llega a la Federación, que dictamina que el futbolista no dispute más partidos hasta aclararse la situación. Además, Soriano debe cumplir con el servicio militar, por lo que la temporada acaba prematuramente para él.

Finalmente, el organismo federativo daría la razón a los abderitanos, con los que el cordobés firma un nuevo contrato. Poco después, los gestores del Adra deciden traspasar por fin, en el citado mes de octubre del 61 (hasta entonces, Soriano disputa sus cinco últimos partidos con el Adra CF, marcando dos goles; de ahí lo que comentábamos anteriormente de que el jugador llega en plena forma) al extremo izquierda al Cádiz de Jose Luis Riera. En el camino se han quedado equipos como el Murcia o el Granada, que también intentaron su fichaje. Citando al propio jugador, “con el Granada estuve a punto de llegar a un acuerdo, pero no tenían dinero. No se si el Cádiz lo tendrá, pero estoy contento con la oferta que me han hecho, y deportivamente, ya que voy a jugar en una categoría superior, así que les he dado todo tipo de facilidades”.

SORIANO MARCA UNA ÉPOCA EN EL CÁDIZ

Para cuando comienza la campaña 61-62, ya se le conocía como “El Bicicletas”, lo que da una idea de cuál era su estilo de juego, un extremo izquierdo de los que hoy hay muy pocos, ríase usted de Cristiano Ronaldo y sus filigranas. Todo un artista del balón, burlándose de los defensas toscos y torpes, siempre pegado a la raya de cal, con una zurda simplemente de ensueño. Regateaba y regateaba hasta, en algunas ocasiones, exasperar al público y al contrario (lo que le costó algunas patadas duras), pero no lo podía evitar: amaba la finta, el engaño, el despiste. Rápido como una bala y con un disparo muy certero (todos los años hacía muchos goles), su talento iba acompañado de una boca que jamás se callaba lo que pensaba, algo que a veces le costaba sus broncas con entrenadores y presidentes. Pero hoy, pasado el tiempo, nos parece un precio muy “razonable” a pagar a cambio de sus diabluras con el esférico y sus goles.

En su primera liga como jugador amarillo, y pese a llegar, como ya se ha dicho, en octubre, tiene tiempo de marcar, hasta final de temporada, ocho goles, situándose como segundo máximo goleador de los suyos, sólo superado por Miguel. El derroche de calidad y goles de Soriano no ha hecho sino comenzar.

La temporada siguiente, la 62-63, es sin duda la más dulce de Soriano en Carranza. El club ficha al morenito Mosquera, y junto a él y a Bolea, Riera conforma una de las delanteras más letales que jamás se hayan visto en nuestra ciudad, como ya hemos mencionado arriba. El extremo zurdo destila fantasía domingo tras domingo (sólo se perdió un partido en todo el campeonato), y se confirma como un goleador incontestable. Otra vez hace ocho dianas, y otra vez acaba como segundo máximo realizador de su escuadra, que ya no puede vivir sin las asistencias y goles del artista. Para siempre quedará la espina de no haber conseguido el primer ascenso a Primera, sin duda merecido por los méritos deportivos de entrenador y plantel.

 

Como jugador del Adra Marcando de cabeza

 

EMPIEZA LA POLÉMICA CON SORIANO

A pesar de que, como hemos dicho, la temporada 62-63 le fue de maravilla al cordobés, ahí comenzó ya a forjar su fama de jugador difícil y descuidado fuera del campo. El que fuera su presidente, Márquez Veiga, nos cuenta un hecho que quedó entre bambalinas: “teníamos que hacer dos salidas seguidas, a Murcia y Levante, en las que nos jugábamos el ascenso. El mismo sábado que salíamos para Murcia, me comunican que Soriano se niega a subirse al autobús: quería dinero para mandar a su familia, y en el acto. Intenté razonar con él, para que se subiera al bus, con la promesa de mandar, al menos algo, ese mismo lunes. Era sábado, no había bancos abiertos, y había que marcharse ya. El jugador se niega, y tenemos que localizar de urgencia a Nito para sustituirle. Cuando horas después, el jugador, en el bar Tritón, cuenta lo sucedido a varios aficionados de una peña cadista que eran habituales (como el famoso fotógrafo Silvestre), lo hacen entrar en razón. “Te vas a buscar la ruina en el fútbol, no vas a poder jugar en ningún equipo”, le dijeron, y se cogió un taxi para salir volando hasta Granada, donde pernoctaba la expedición. Me pidió disculpas, pero le respondí que eso debía hacerlo ante sus compañeros y técnico, algo que, por supuesto, hizo. Riera se negaba a alinearlo al día siguiente, pero los capitanes, Llona y García II intercedieron por él: “míster, Soriano es el mejor jugador que tenemos, si queremos tener una oportunidad de ganar y ascender, pasa porque él juegue. Nos ha pedido perdón, y el vestuario está de acuerdo”. Al final, Riera cedió a lo que le pedían sus capitanes, pero por desgracia, y a pesar de que Soriano jugó, no pasamos del empate”.

Desde luego, en la fecha en la que esta biografía se está redactando (verano de 2010) resulta imposible evitar la comparación en como ha cambiado la afición cadista en dos generaciones (al menos, a la hora de protestar y exigir en el campo a jugadores y directiva), y casi en una se puede decir, puesto que los hijos de los que vieron a Soriano actuaban de modo parecido en los años 80.

En la temporada 63-64, el equipo, que se las prometía felices tras el rendimiento de la temporada anterior, tiene un comienzo de liga horrible. En las cinco primeras jornadas suma un único punto. La relación de Soriano con el técnico, Casimiro Benavente, no es buena (lo que no era óbice para que el madrileño lo alineara casi todas las semanas, y es que prescindir de Soriano era un lujo que ningún entrenador se podía dar), y tras dos derrotas consecutivas en liga, que sitúan los amarillos a pique de los puestos de Tercera cuando se llevan disputadas diez jornadas, arrecian las críticas contra Soriano, llegando incluso a dudar de su profesionalidad, ya fuera porque no se cuidaba debidamente fuera del campo (desde luego, no ayudó nada que se conocieran noticias como algunas broncas que tuvo en Comisaría o verse implicados en choques de coches con otros amigos, pero Soriano era entonces un vendaval de vida al que era difícil ponerle freno), o porque andaba muy enfadado porque la directiva amarilla no accedía a equipos de Primera División que se podrían haber interesado por él.

El propio jugador quiere salir al paso de tales acusaciones, y el día antes de un partido contra el Tenerife (que se ganó 3-0 y que hizo que las cosas volvieran a su cauce), se despacha a gusto en Diario de Cádiz: “como este año el equipo no va bien, hay que buscar un culpable; otros años el muerto era para Lorente o Bolea, este año es para mí. A todo jugador le gusta ascender, y hay que hacerlo a determinada edad porque los años no pasan en balde, y se produce un enfado momentáneo, pero que nada tiene que ver con que yo juegue bien o mal. Mi satisfacción es triunfar para, si no se puede este año, conseguir el objetivo el año que viene”.

El jugador continuaba diciendo que sólo había recibido cinco mil pesetas en la presente temporada, y desmentía los rumores que decían que había pedido a la directiva el doble a principios de temporada para casarse: “es un bulo lo de mi casamiento: no tengo novia y soy demasiado feo para tenerla. Pero mi postura es pedir lo que es mío porque para eso juego, y defiendo al club. Yo vivo del fútbol”. Como ya hemos dicho, se le podían criticar cosas a Manolo Soriano, pero jamás falta de claridad al hablar.

Habiendo pasado casi 50 años desde aquello, de nuevo Veiga nos da luz sobre la personalidad de Soriano: “se decían muchas cosas de él, pero debo decir que jamás en mi vida lo vi borracho. Simplemente, era un joven al que le encantaba ser el centro de atención, ser la estrella del sitio donde estuviera. Eso le llevaba a cometer algunas tonterías, pero no tenía ninguna maldad, era como tratar con un niño que quiere ser popular a toda costa”.

 

Ejerciendo de capitán Ejerciendo de capitán

 

Por desgracia, no terminan ahí los problemas del cordobés esa temporada. Relevado ya Benavente de su cargo, su puesto lo ocupa Pepe Valera, con el que el equipo empieza a reaccionar, aunque tímidamente.  A finales de febrero, el Cádiz debe viajar a Ceuta, y como siempre, se cita a todos los jugadores en el estadio para subir al autobús que ha de llevarles, en este caso, a Algeciras, donde tomarán el ferry a la ciudad norteafricana. A la hora convenida, el extremo no está, por lo que la expedición parte sin él. El jugador, cayendo en la cuenta de su error, viaja en taxi hasta la ciudad algecireña, donde Pepe Valera le deniega el embarque con sus compañeros. Aún así, el extremo insiste en desplazarse a Ceuta, aunque Valera hace valer su posición y su principio de autoridad (que habría quedado muy dañado de haber cedido, nuestro elogio al sevillano), y prohíbe a la plantilla comunicarse con el jugador, que es considerado un aficionado más. Puede que fuera casual, pero los amarillos cayeron en el Alfonso Murube por 2-1 (fue uno de los tres partidos que Soriano se perdió en toda la temporada). No obstante, el jugador tuvo las agallas de reconocer su error y pedir excusas públicamente la semana siguiente. Afortunadamente, todo queda ahí, y el técnico puede volver a contar con un efectivo que es vital para salvar la temporada y alejar el fantasma de la Tercera División.

FICHAJE FRUSTRADO POR EL FC BARCELONA


A pesar de todos estos incidentes, la calidad sobre el campo no entiende de declaraciones y polémicas, y la realidad se terminó imponiendo. El jugador viene destacando a tal nivel, que concluida la campaña con un satisfactorio séptimo puesto (más que bueno si tenemos en cuenta cómo empezaron las cosas), empieza la “subasta” por el extremo zurdo cadista, al que varios equipos le vienen siguiendo ya.

El día 1 de mayo, terminada ya la competición, se organiza un amistoso en Nervión entre el equipo de reservas del Sevilla y el club gaditano. No diremos más que citar lo que se publica el día después en el ABC de Sevilla respecto a dicho partido: “los alicientes del programa se concentraban en el examen de Soriano y Aparicio, los dos jugadores gaditanos que interesan al Sevilla. Ambos cumplieron la verificación, pero Soriano llegó a entusiasmar a los espectadores al definirse como como jugador cuajado y de excelentes cualidades técnicas. Si el partido se montó para decidir su fichaje, no creemos que sea necesario aguardar a la actuación del extremo zurdo en el próximo partido en Carranza. Todo cuanto hizo fue demostrativo de calidad. Soriano es rápido, extremo de los que van al palo, dribla con facilidad, sabe desmarcarse y remata”. Nada más que añadir.

El Betis también sigue de cerca sus pasos (los dos clubes hispalenses enviaron a sus respectivos secretarios para intensificar las negociaciones), pero todo salta por los aires con este notición, que se produce sólo dos días después del citado amistoso en el Sánchez Pizjuán:: el FC Barcelona está tan convencido de las bondades de Soriano, que ha hecho una oferta en firme por dos millones y medio de pesetas. La única condición para el fichaje es que el mítico jugador, ahora entrenador, César, tiene que verle “in situ”, para dar el OK a su traspaso. El Real Madrid, cuando conoce la noticia, se pone en contacto telefónico con la Tacita, para “recordar el compromiso escrito de derecho de traspaso sobre los jugadores del Cádiz”. La directiva encabezada por Márquez Veiga lo tiene claro: las necesidades de Tesorería marcan que el jugador se irá con el mejor postor.

De hecho, el propio presidente gallego acompañó al jugador en su viaje a la Ciudad Condal. Habiendo hecho escala en Madrid, recibe las noticias del revuelo que se ha montado por esa preferencia que tenían los blancos para cualquier fichaje. Ni corto ni perezoso, Veiga se planta al día siguiente, antes de reemprender viaje a Cataluña, en las oficinas del Real Madrid, donde lo recibe su gerente, Antonio Calderón. Veiga ofrece el jugador a los madridistas: “si me pagáis lo mismo que el Barcelona, el jugador se queda aquí, y yo me ahorro el trayecto a Barcelona”. Calderón recoge el mensaje, que se le traslada a Miguel Muñoz, técnico de los blancos, y que no tenía la más mínima idea del asunto Soriano. Muñoz tiene para ese puesto ya, a una leyenda como Gento, y a otro jugador cadista, también de una inmensa calidad como es Manolín Bueno, que acecha esperando su oportunidad. El fichaje del cordobés es desestimado sin tan siquiera verle jugar. Todo había sido un pataleo de la entidad de Chamartín. Parece que el tiempo no ha pasado.

Pasado este escollo, la prueba de fuego para el extremo llega el día 6 de mayo de 1964. Aquella tarde, Soriano forma parte del once inicial del club blaugrana, que se mide al Anderletch belga, al que derrota por 3-0. Esta vez, reproducimos el comentario publicado en El Mundo Deportivo sobre la actuación del cordobés en dicho partido: “El otro jugador a prueba era el extremo zurdo, procedente del Cádiz, Soriano, que, asimismo, puede ser otro fichaje azulgrana. El público le animó desde el primer balón que tocó, y expresó su disconformidad cuando transcurría demasiado tiempo sin darle balones. Hizo cosas muy buenas y otras no tanto. Tiene velocidad, rápidos reflejos y , en general, pasó bien al compañero, entendiéndose bien con Pereda. No puede, en un solo partido, enjuiciarse su calidad, pero apuntó que lo merece”.

 

Gran delantera, con Miguel y Bolea Siempre titular

 

Dos días después, en el mismo periódico, leemos esta nota sobre la impresión que causó Soriano al preparador blaugrana: “Antes de partir, el entrenador barcelonista se refería a la buena impresión que le causó Soriano, el jugador del Cádiz, que fue probado ante el Anderlecht, teniendo en cuenta que el citado jugador debió actuar bajo la influencia de la responsabilidad de alinearse por, primera vez con el Barcelona y ante un adversario de tan probada categoría como es el Anderlecht y con los consiguientes nervios que le restarían no pocas posibilidades. Si Soriano ingresará o no en el Barcelona, en opinión de César, es probable que en un sentido u otro las directivas del Cádiz y el Barcelona se decidan el próximo miércoles”.

El 13 de mayo se produce el test final para Soriano, que continúa todos estos días entrenando con el plantel catalán. César organizará un amistoso entre el primer equipo barcelonista, de nuevo reforzado con el todavía jugador cadista, y un equipo de aficionados dirigidos por Seguer.

Finalmente, cuando parece que Soriano va a ser traspasado, César explica así de brevemente el desenlace final: “no ha interesado, ya está camino de Cádiz”. Con gran boato, el periodista quiere hallar este consuelo para el futbolista: “no lo perdió todo Soriano. Ganó popularidad y su ficha se revalorizó. ¡Que no todos pueden llegar a ser probados en el Gran Estadio a son de bombo y platillos”. Sin comentarios. Algunos días después, César, siempre en declaraciones a El Mundo Deportivo, amplía (aunque muy poco) el porqué de su negativa al fichaje: “Soriano es un buen jugador, pero hemos llegado a la conclusión de que no es lo que el Barcelona necesita, en plan de titular y como extremo izquierdo”. Terminaba así definitivamente la breve aventura de Soriano con el fútbol de primerísimo nivel.

Es imposible callarse que detrás de este fichaje frustrado hubo muchas envidias, muchas frases dejadas en suspenso en el aire con toda la mala intención del mundo. Algunos se dedicaron a airear en exceso la supuesta “mala vida” de Manolo, e hicieron lo posible y lo imposible por dar una imagen del jugador que derribara por completo el traspaso. Por no hablar de los “tejemanejes” que ya entonces había en torno a los fichajes, y en los que Márquez Veiga no quiso participar.

 

Todavía tuvo Soriano otra oportunidad de irse a un equipo grande, como era el Betis, que como ya hemos mencionado antes, también se interesó por él. Terminada definitivamente la aventura blaugrana, Villamarín vuelve a preguntar por él, y le pide a su colega Veiga que lo lleve a Sevilla para otra prueba. El presidente le comenta al jugador que ese lunes se desplazan a la capital sevillana. Soriano, en su afán de llegar lo mejor posible, se va el sábado a la playa a practicar con el balón, con tan mala fortuna que lo pisa mal, y se fastidia el tobillo. Adiós a la prueba y a la posibilidad de jugar en Primera. Cuando se nace sin suerte...

SIN RENCORES, DE VUELTA AL CÁDIZ

Fue un sueño, pero se terminó. El fichaje de Soriano por el Barcelona no fructifica, tampoco el del Betis, y al cordobés le toca volver a la realidad del Cádiz. Lo asume con toda naturalidad, y así comienza, un año más, como uno de los puntales del club amarillo, que quiere volver a intentar el asalto a la Primera División. De hecho, Soriano es elegido capitán del plantel gaditano, un líder y ejemplo para sus compañeros. Continúa Pepe Valera en el banquillo, pero la temporada, como la anterior, no va a ser fácil. Las lesiones asolan al equipo (incluido el propio Soriano, que cae dos veces en el dique seco) y el Cádiz se ve abocado a una promoción fraticida contra el Eibar. Uno de los motivos que llevan a esto es el pobre balance goleador de Soriano, sólo tres dianas, en comparación con otras campañas. La figura emergente de Juanito Mariana ayuda a firmar una permanencia vital.

Un año después, Soriano sigue siendo el capitán del equipo, pero su luz empieza a apagarse. Los jóvenes talentos vienen pegando fuerte, y las lesiones ya no respetan tanto al cordobés. Soriano, que está más asentado y maduro, ya casado con una gaditana, Mª Angeles, se sincera en una entrevista, donde, una vez más, llama a las cosas por su nombre y habla con claridad de todo. En el discurso políticamente correcto y fotografiado que se ha establecido hoy en el fútbol, se echan de menos hombres como Soriano. Reproducimos aquí algunas de las partes más interesantes de esa entrevista, publicada en Diario de Cádiz en septiembre de 1965:

- Fui a Barcelona y el mismo César reconoció que le convencí inicialmente. Se escribieron cosas sobre mi supuesta mala vida particular, ¡pero todo eso es mentira! Como si el Barcelona no hubiera tenido jugadores más “alegres” de lo que lo era yo. Pero había mucho mar de fondo. Muchos consejeros, muchas comisiones. ¡Qué explique el mismo César, que lo sabe bien, cómo salió del club de sus amores!

- Posiblemente, a mí fue a quien menos le afectó el no haber sido traspasado. En Cádiz lo encontré todo, especialmente la serenidad de mi vida al casarme con una gaditana, quiero tener un piso, y pronto tendremos un niño. Juego de titular, soy capitán. Tengo algunos amigos y muchos conocidos. En Cádiz tengo de todo, ¡menos dinero, claro!

- Todos hemos sido jóvenes. Yo entonces era soltero y tenía amigos, y quería divertirme, pero como hacen todos los jóvenes. Se ocuparon de pregonar y airear mis “gracias”. Pero todos variamos. Llevo dos temporadas haciendo la vida de quien sabe donde está la felicidad. En cuanto tuve novia formal, hoy mi mujer, todo ha cambiado. Me ha faltado compresión y cariño y ahora lo tengo. Creo que de verdad que nunca fui un mal chico, como algunos se empeñaron en difundir.

- Me gustó mucho ser nombrado capitán, fue un detalle de la directiva, con la que tengo confianza, pero no abuso. Soy el último en exigir y en cobrar. Pido sólo cuando me hace mucha falta, y le tengo ya un tremendo cariño al Cádiz.

- (respecto a la situación del equipo ese año): Aún no somos un conjunto de fútbol de verdad. Ponemos voluntad pero jugamos sin entendernos. Yo seré el primer culpable, pero me quejo porque no tengo con quien compenetrarme, es porque cuando tuve a Bolea y a Mosquera junto a mí, rendí mucho más. Al menos, este año se pone todo y se lucha.

 

Premiado por Radio Cádiz Marcando ante Domenech

 

ADIÓS AL CÁDIZ


Si ya las cosas no le fueron bien en lo personal en la anterior campaña, en la 66-67, la que sería la de su adiós, le fueron aún peor. Comienza muy bien la temporada, siendo alineado de titular en los ocho primeros partidos, pero otra lesión se interpone en su camino, y esta vez no podría recuperarse adecuadamente. Sólo disputaría un encuentro más, el que sería el último del genial extremo con la camiseta amarilla: el 22 de enero de 1967, en Carranza frente al Mallorca. Ni una despedida con victoria pudo tener (el equipo perdió por 2-3). Ahí terminaba la andadura de uno de los mejores extremos que jamás disfrutó la hinchada amarilla. Le contemplan 123 partidos de liga, en los que anotó 27 goles.

FIN DE SU CARRERA

Al año siguiente, Soriano acepta la oferta del Constancia de Inca, también en Segunda División, y deja Cádiz para trasladarse con su familia a Mallorca, donde nacería su segunda hija.
Este equipo le daría la oportunidad de volver al estadio Carranza, como visitante, algo que seguramente jamás había pensado. Fue el 10 de diciembre de 1967, en el que el Cádiz ganó con solvencia por 4-1 a los insulares.
Al terminar el encuentro, como es lógico, la prensa quiso preguntarle por como veía al Cádiz, y cómo le iban las cosas en Inca: “sí, estoy muy contento en el Constancia, igual que en el Cádiz. Creo que el Cádiz ha jugado muy bien, y no tengo nada que oponer a su victoria. Quiero mandar un cordial saludo a todos mis amigos de Cádiz, que son muchos y buenos, y también a la afición, que se ha portado muy bien conmigo”. El periodista despide así al jugador: conocido en todos los rincones de Cádiz por su simpatía y sencillez, nos despide con un fuerte apretón de manos, mientras apreciamos en sus ojos la nostalgia de los muchos años que pasó entre nosotros.

Seguramente la felicidad de Soriano no duraría mucho aquel año: el Constancia era, de largo, el equipo más débil de la categoría, y lo demostró sobradamente. Soriano vino jugando asiduamente en la primera mitad de competición, pero en el tramo final de liga desaparece por completo de las alineaciones. Casi mejor para él, porque el cuadro balear contaba sus partidos por derrotas, muchas de ellas, muy severas. El Constancia terminaría siendo el farolillo rojo del grupo sur de Segunda, y por supuesto, dio con sus huesos en Tercera.

Un año después firmaría por el Nástic de Tarragona, ya en Tercera, club en el que se retiraría, tras sufrir una grave lesión de rodilla que terminó por poner fin a una carrera brillante, no exenta de obstáculos y dificultades, pero que dejó para la historia a todo un artista del balón que todos deberían poder disfrutar.

Tenemos que agradecer muy especialmente a Pepe Cazorla (AD Adra) su aportación y ayuda a la hora de realizar esta biografía
Y por supuesto, a la familia Soriano y en particular a su hija María del Mar, sin la cual, no habríamos podido publicar este artículo

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CREACIÓN FICHA: 05/09/2010

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 05/09/2010

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