Pepe Mejías, es, para muchos, el jugador más técnico, más exquisito, que ha dado nunca la cantera cadista. Integrado en aquella inolvidable hornada en la que también se juntaron nombres de la talla de Juan Jose, Arteaga, Quevedo, Chico Linares, Carmelo y un largo etcétera (incluso su propio hermano Salva), formó junto a Mágico una dupla letal que hacía cosas que no se veían en Carranza desde tiempos que parecían ya olvidados. |
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Nacido en Cádiz en el barrio de San Jose el 21 de enero de 1959, Pepe Mejías tuvo siempre muy claro que lo suyo era el balón. Aunque cuidó de su carrera profesional como el bien preciado que era y que tan corta vida tiene, nunca fue avaricioso y siempre supo esperar su momento, sin precipitar ni forzar las cosas.
A los diez años, y ante la llamada del Cádiz para probar a jugadores de dicha edad para incorporarlos a su equipo infantil, Pepe se presentó (animado por su padre) con la esperanza de jugar en el equipo de su ciudad, que no atravesaba por aquel entonces por sus mejores momentos precisamente. Allí se encontró con Juan Bejarano y Ramón Roldán, coordinador de la cantera y entrenador del Cádiz Infantil respectivamente. En un campo de dimensiones inferiores a las de una pista de fútbol-sala, con pinos bordeando el terreno de juego (e incluso alguno invadiéndolo) y por supuesto con carencia total de vestuarios (apenas había unos grifos parecidos a los utilizados en las granjas para dar de beber a los animales), y acompañado por su inseparable amigo Manolo López (que estaría con él aquel y muchos días más de fútbol), Pepe intentó demostrar todo el fútbol que llevaba dentro y que en unos años habían de sorprender a toda España. Tras la prueba, todo lo que recibió fue un “ya te llamaremos” que no parecía ser muy halagüeño. En efecto, pasaron dos meses y mientras otros jóvenes habían sido “llamados a filas”, el talento de Pepe pareció pasar inadvertido.
En el Cádiz Infantil | En el Cádiz Juvenil |
Mejías no se desanimó y siguió practicando su deporte favorito. Jugando en Astilleros Luis Escarti lo vio y enseguida adivinó el tesoro que esas botas guardaban secretamente, a la espera de ser descubiertos. Escarti no dio crédito cuando tras recomendar a ese pequeño rubio más bien delgadito, se enteró de que ya había pasado por las pruebas del equipo infantil cadista. El que fuera técnico no estaba dispuesto a dejar pasar a un diamante en bruto como el que tenía ante sí, y al año siguiente, ya sí (ya con Escarti como preparador de los más pequeños), Pepe Mejías, con la edad de 11 años, pasó a formar parte de los escalafones inferiores del club cadista.
Desde entonces, y hasta cumplir los quince, Pepe fue creciendo bajo la batuta de Escarti. Se estaba gestando una quinta de verdadero lujo, pues con él iban formándose nombres de la talla de Juan Jose, Escobar o su amigo Manolo López. El Infantil ya se queda pequeño y Pepe da el salto al Juvenil A, mientras empieza a darse cuenta de que lo que hasta entonces había sido un divertido juego podía convertirse en su forma de vida. Esto, que al comienzo era un supuesto, termina por convertirse en certeza cuando en su tercer año como juvenil, Manolo Lapi lo incorpora ya al filial cadista (que entonces jugaba sus partidos en Preferente, equivalente a la Tercera División de hoy), último escalón antes de saltar a un primer equipo que ya empezaba a oler a ascenso a Primera (estamos en la temporada 76-77).
Alineación con el Cádiz B | Marcando con el Cádiz B |
El salto a la máxima categoría del primer equipo pospone su ingreso en el mismo, y los gestores de la cantera cadista deciden cederlo, en la temporada 77-78, al Jerez Industrial, que milita en Tercera División. Desde luego no puede decirse que se sintiera solo, y es que con él fueron también los canteranos Juan Jose, Juanito Macías, Guti y, como no, Manolo López.
Mientras su rendimiento en La Juventud es excelente, las cosas al Cádiz le van fatal, pagando cara su inexperiencia en Primera. Manuel de Diego decide cesar a Enrique Mateos y da el banquillo a Mariano Moreno. Éste, que ya tenía a Pepe bajo vigilancia gracias a los entrenamientos (entre semana los canteranos cedidos entrenaban con el Cádiz), y a la Copa Andalucía (su primera competición con los “mayores”) decide incorporarlo, en un último intento por salvar un descenso que parecía ya inevitable. Quien sabe cómo se habría escrito esa temporada si Mejías hubiese jugado desde septiembre, y no desde el 9 de abril del 78, fecha grabada a fuego en la memoria del jugador. Fue el día que debutó con la camiseta amarilla, si bien tuvo que hacerlo, cosas del destino, en Jerez, dado que sobre Carranza pesaba aquella semana una sanción de cierre. Fue un debut agridulce en toda regla: disputó el partido completo, a un excelente nivel. A pesar de salir por la izquierda, pronto empezó a demostrar Mejías que la clase no es privilegio exclusivo de los zurdos. Se adaptó perfectamente al cambio de posición, y es que Pepe manejaba prácticamente igual de bien ambas piernas, como tendría ocasión de demostrar muchas veces a lo largo de su carrera (posiblemente, si se hiciera un recuento, jugó más veces por la izquierda). Pero con todo, no pudo evitar la dolorosa derrota por 2-4 ante el Español que ponía al borde del abismo a los amarillos, que como todos sabemos, no conseguirían salvarse.
Con la Selección Gaditana | Alineación en el Jerez Industrial |
Así llegamos a la temporada 80-81, otro año inolvidable para Pepe. La cosa empezó de lo más movida: Milosevic, que hacía apenas unas semanas ocupaba el banco cadista, parece no convencer a la directiva, y se empiezan a oír rumores de destitución. Ni corto ni perezoso, Mejías se reúne con Irigoyen, y no se sabe cómo, consigue convencer al genio de la persuasión. Argumentando que el preparador balcánico era justo lo que necesitaba el Cádiz, por las ganas que mostraba, su fe en la cantera y su especial habilidad para hacer de “padre” de los jugadores, aunando al vestuario, hizo cambiar de opinión al presidente. Mejías no era sólo un artista con el balón en los pies, también sabía hablar fuera del campo. A la vista de los resultados conseguidos queda bien claro que el acierto fue total. Pepe Mejías, como va dicho, era ya entonces inamovible de las alineaciones y realizó una campaña excepcional, marcando nueve tantos, uno de ellos, el que daba el inesperado e histórico ascenso en Elche, pasando así con letras de oro a la historia del club.
El día de su debut con el Cádiz | Con Paco Baena |
Ya en la temporada 85/86, y con Paquito como entrenador, el Cádiz consigue por fin la permanencia, además de forma holgada. Para Mejías ese fue su techo en el Cádiz, por fin había dado a su afición un año de continuidad en la máxima categoría. Había llegado el momento de dar el salto, tras nueve años como profesional en Carranza, a mayores metas que el amarillo y azul no podía ya brindarles. Tanto en lo deportivo como en lo económico, Mejías necesitaba una mejora cuantitativa y cualitativa. El mandatario cadista quiso entonces ofrecerle una mejora sustanciosa de contrato, pero no era una cuestión monetaria. Pepe quería empezar a pelear por algo más que por acabar por encima del puesto 19 en la clasificación.
EL SALTO AL ZARAGOZA Y A EUROPA
Dos equipos pelearon entonces por hacerse con sus servicios: Sporting de Gijón y Real Zaragoza. Los asturianos ofrecieron 32 millones de pesetas, pero Irigoyen, muy reacio a deshacerse de uno de sus principales valores sobre el verde, rechazó la oferta. No fue hasta última hora (como no, estando de por medio el genial presidente gaditano), tras tensar la cuerda todo cuanto pudo, cuando tuvo que dio su brazo a torcer y aceptar la oferta que hizo entonces el club maño. 40 “kilos” después Mejías ponía rumbo al Ebro.
La acogida en la capital aragonesa fue excepcional, y de repente Pepe se encontró trabajando en un entorno totalmente distinto. El Zaragoza estaba a años luz del Cádiz, y eso se veía en muchos detalles. En su primer año como zaragocista, si bien disputó casi todos los partidos, no jugó todos los minutos que habría querido. Luis Costa, técnico maño, prefirió seguir confiando en los jugadores que la temporada anterior le habían dado el título de Copa, en lugar de los nuevos fichajes. Esta Copa por cierto dio la oportunidad a Pepe de disputar toda una competición intercontinental como era la Recopa, de la que fueron apeados nada menos que por el Ajax de Cruyff, ahí es nada.
En su segunda temporada en La Romareda, viendo que la situación, lejos de cambiar, parecía ir a peor, Pepe vuelve a hacer valer su personalidad, y da un puñetazo en la mesa. No entendía para que le había firmado el técnico, si luego no le daba bola. El mayor de los Mejías tenía entonces 29 años y veía que si seguía quedándose como jugador de 20 minutos, iba a tener muy difícil dar el salto a otro equipo de categoría.
Entrenando con el Zaragoza (ver al fondo a Rijkaard) |
Titular con el Zaragoza |
Así es que Pepe, al concluir la campaña 87/88 decide hablar con Miguel Beltrán, presidente del Zaragoza, y exponerle la situación. Su hermano menor, Salva, que jugaba entonces en el Real Murcia, había conseguido convencer a los rectores pimentoneros para incorporar a su hermano. En Zaragoza no querían que se fuera e insistieron para que continuara un año más, pero entendieron su situación, y accedieron a la venta del jugador. Mejías se deshace en elogios para el que fue su presidente: “se portó conmigo de forma excepcional, fue todo un caballero”. No en vano, el club maño sólo percibió 11 millones por su carta de libertad, cuando dos años antes pagó casi el cuádruple a Irigoyen.
Ya en Murcia, y tras firmar por tres temporadas, Mejías se impregnó de la euforia e ilusión que inundaban a la ciudad, que regresaba por fin a la máxima categoría. Pepe volvió a demostrar su clase, y fue máximo goleador del club rojillo, pero eso no fue suficiente para evitar el retorno a la división de plata. Seguramente sentiría una punzada de envidia en el último partido, en el que el Cádiz visitó La Condomina para llevarse el triunfo y de esta manera eludir el descenso, al que condenaban a su rival.
Luchando contra Redondo | Titular con el Murcia |
El Rayo Vallecano, que estaba al acecho, irrumpió en la escena y los acontecimientos se precipitaron. El club madrileño, inmerso en la lucha por la permanencia en Primera, se hacía con el diestro gaditano en el mercado de diciembre. Pepe volvía a sonreír y a jugar en la categoría que nunca debió dejar. Todo empezó de maravilla: en su debut con los franjirrojos marca dos goles que le dan la victoria a su equipo. Por desgracia, aquello no fue suficiente, y pese a dejarse el alma en el intento, el cuadro vallecano dio con sus huesos en Segunda.
VUELTA A CASA
Parecía que esta vez sí Pepe Mejías se veía abocado a jugar en la categoría de plata, pero de nuevo el oportunismo de un presidente listo lo evitó. En este caso se trató, como no se podía tratar de otra manera, de Manuel Irigoyen, que viendo que el Rayo no conseguiría mantenerse, decidió olvidar la marcha del rubio al Zaragoza, y empezó a “tirarle los trastos” antes incluso de que acabara la temporada. Pese a tener aún un año de contrato con el Rayo, Mejías arregló su vuelta cual hijo pródigo a Carranza, y empezar allí la campaña 90/91. Tanto el equipo como él realizan una campaña fantástica que coronan con la promoción contra el Málaga. Mejías renovó gracias a haber alcanzado el mínimo de partidos que rezaba su contrato, y nuevamente puso su granito de arena para otra vez, conseguir que el Cádiz se salvara in extremis, esta vez derrotando al Figueras en la promoción por la permanencia.
A pesar de su gran temporada (32 partidos disputados en liga y dos goles), los días se fueron sucediendo y nadie llamaba a su casa para ofrecerle la renovación. El tiempo se echa encima y a mediados de julio, después de haber rechazado ofertas de otros equipos y ver que nadie en Cádiz hacía por ponerse en contacto con él, decide firmar por el Elche, que militaba en Segunda B, pero que reunió una gran plantilla y que pretendía regresar al fútbol profesional.
El equipo ilicitano, y Mejías en sus filas (fue segundo máximo anotador de los franjiverdes), hizo una campaña notable, pero en el último partido de la liguilla (y que Mejías se perdió por acumulación de amonestaciones, tras ver la quinta amarilla en el inmediatamente anterior), el Leganés derrota a los levantinos, siendo los madrileños de esta manera los que consiguieran un inesperado ascenso a Segunda División.
Pepe tenía aún un segundo año de contrato en el Martínez Valero, pero se vio incapaz de encontrar la motivación y la ilusión de volver a intentar el durísimo reto de salir del pozo de la Segunda B, y lo que es peor, sin fuerzas tampoco para transmitir la energía, a compañeros y afición, que un desafío así requería. Por ello, decidió poner punto y final a su carrera, volver a Cádiz y dedicarse a sus negocios, tras quince temporadas como profesional. Sin embargo, sería únicamente un punto y seguido.
LAS RETIRADAS DE MEJÍAS
Ya una vez de vuelta a casa, en un partido de veteranos, Paquito, que presidía entonces la UD San Fernando, le vio en una excelente forma, y le pidió que volviera a ser futbolista en activo para el club isleño, que quería dar el salto a Segunda B. El gaditano, por no desilusionar a su amigo, decide aceptar la propuesta. Sin embargo las cosas no salieron todo lo bien que esperaba, y antes que esto afectara a su amistad con Paquito, decidió marcharse. No obstante, Paquito lo volvió a convencer, así hasta tres veces, tantas como Mejías anunció que lo dejaba. Finalmente, todo llegó a buen puerto: “el rubio” fue, a pesar de todo, el máximo artillero del cuadro azulino, que conseguía el ascenso a la categoría de bronce. A pesar del éxito, no surge la renovación y Mejías vuelve a colgar las botas, para de nuevo matar el gusanillo con los partidos de veteranos.
De nuevo parecía que había llegado el punto y final hasta que un día en que Mejías fue a Conil a jugar un partido homenaje, el presidente del club de la localidad costera, que jugaba en Tercera, le pide que vuelva una vez más. Mejías se resiste pero ante la insistencia del presidente conileño, accede a volver a la competición oficial.
Fotos: Archivo personal de Pepe Mejías
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CREACIÓN FICHA: 10/04/2007
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 10/04/2007
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