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009. El Cádiz también tuvo su particular "Puskas"

En la temporada 62-63, en la que todavía existía fiebre de fútbol húngaro (Kubala era entrenador del Barcelona y Puskas aún jugaba en el Madrid), el Cádiz fichó al húngaro Peter Ilku Kampfl, que creó una gran expectación. Sin embargo, el jugador no pudo triunfar, y evidenció que no había superado las graves lesiones que había padecido.


Nos situamos en la década de los 50. Hungría, satélite del comunismo soviético donde la Guerra Fría ya es una realidad, da a luz a una generación de futbolistas absolutamente deslumbrante, encabezada por Puskas y Kubala. Paralelamente a la hambruna y pobreza que asolaban al país magiar, como al resto de las naciones integradas en el bloque soviético, su selección deslumbra al mundo. Pasan a la historia como el primer equipo que consigue derrotar a los inventores del fútbol en un inolvidable partido en Wembley, y todavía hoy, resulta imposible creer que Alemania les arrebatar el Mundial de Suiza de 1954, un trofeo que tenían ya en el bolsillo después de pasearse en todos los partidos anteriores de la competición.

La gran mayoría de jugadores húngaros de aquella generación, estrictamente vigilados por su gobierno, aprovecharon la mínima oportunidad que tuvieron para dejar atrás la miseria en la que se hallaban inmersos, y emigrar a países donde el fútbol además de ser una religión, permitía a sus principales actores llevar una vida que comparada con la suya, era todo lujo.

Además de los célebres ejemplos como los de Kubala o Puskas, hubo otro jugador que también recorrió el camino del este al oeste. Se trataba de Peter Ilku Kampfl, conocido futbolísticamente como PETER, y que aterrizaba en Madrid. En una época tremendamente polarizada en lo político, casi en cuanto puso un pie en España obtuvo la nacionalidad española, lo que le abría las puertas de todos los equipos de nuestro país.
 

Nacido, el 22 de febrero de 1936, en la ciudad húngara de Dorog, en cuyo equipo debutó en la primera división de su país a los 16 años, fichó por el Atlético de Madrid al cumplir los 20, donde jugó, como centrocampista, la temporada 57-58, dando un excelente rendimiento. 21 partidos disputados y seis goles fueron sus estadísticas aquel año, dejando más que satisfechos a los que lo habían visto jugar, y con esperanzas de mejorar aún más de cara a la nueva temporada.

Sin embargo, la mala fortuna se cruzó en su camino. Peter sufre un terrible accidente que corta de plano su trayectoria futbolística. Entonces el fútbol no estaba tan desarrollado ni profesionalizado como el de ahora, y España continuaba intentando recuperarse en el terreno económico, algo de lo que el fútbol tampoco se libraba, y que limitaba mucho los medios a todos los niveles, también en la medicina.

Así pues Peter comenzó un larguísimo periodo de recuperación, pero nunca pudo alcanzar su mejor nivel. El Atlético de Madrid tuvo la deferencia de mantenerle en plantilla durante la totalidad de su contrato, que era por tres años (uno de los cuales estuvo cedido en el Rayo Vallecano, en Segunda División, temporada 59-60) pese a que no podía jugar ningún partido, pero tras esas dos campañas en el dique seco, el club colchonero decide no renovar su contrato. Apareció entonces el Barcelona, que firmó al jugador, que ya se veía jugando en el Camp Nou. Sin embargo, este debut nunca se llegó a producir, ya que el húngaro fue cedido al Condal. Harto de su situación en el club blaugrana, decide pedir la baja y firmar así por el Español, donde consigue un contrato por tres temporadas.

Sin embargo, el infortunio volvió a cruzarse en su camino. En una gira por el extranjero con los periquitos sufre una lesión de rodilla. Nuevamente el húngaro tuvo que padecer las deficiencias del fútbol de la época. Fue operado de menisco, para descubrirse posteriormente que la lesión era de ligamento, lo que requirió una nueva intervención, y el consecuente retraso en la fecha de su reaparición.
 


Según contaba el propio jugador (al que vemos en la foto saludando al técnico Riera en el entrenamiento de su primer día en Cádiz) al Diario de Cádiz, recibió entonces una llamada de Kubala (que aquel verano había tenido la ocasión de conocer Cádiz al venir a jugar el Trofeo con el Barcelona), y le habló del club amarillo como un lugar idóneo para recuperarse como futbolista: un club que no estaba considerado de los grandes, pero que estaba realizando una campaña sensacional que apuntaba a Primera. El jugador, que ya conocía Cádiz, pues había jugado en Carranza el tradicional partido del Día del Corpus con el Atlético de Madrid en 1958, vio la sugerencia con muy buenos ojos, y empezó a moverse para entablar las primeras conversaciones.

Aparece entonces Guijarro, representante de jugadores, y que ya había traído al Cádiz a otros hombres como el peruano Mosquera, y ofrece al húngaro a la directiva precedida por Márquez Veiga. Este finalmente accede a fichar al futbolista al club catalán, a cambio de 200.000 pesetas. El acuerdo se

rubrica el 17 de febrero de 1963, y cuatro días más tarde el fichaje es anunciado en la prensa gaditana, y Peter presentado a la misma. Se dijo de él que era defensa central, para así acallar al entorno del club amarillo, que reclamaba entonces un jugador de dichas características dadas las carencias en esa demarcación de un Cádiz que peleaba muy duramente por un ascenso que se adivinaba muy posible.

Nada más llegar se puso a las órdenes de Riera, técnico amarillo, pero enseguida se vio que el jugador no venía en las mejores condiciones. Fichado a mitad de temporada con la idea de que se incorporara de inmediato a las alineaciones, Peter necesitó varias semanas para poder igualar el nivel de sus compañeros (ni siquiera fue llamado a algunos amistosos que jugó el Cádiz poco días después de que se consumara el fichaje), lo que motivó duras críticas por parte de los periodistas y aficionados, dado que se suponía que el jugador venía de jugar con el Badalona en el otro grupo de la misma categoría en la que militaba el Cádiz.

Las semanas fueron pasando y Peter ni siquiera veía la posibilidad de asomarse al once. Tuvo que esperar hasta el 17 de enero, cuando por fin Riera le dio una oportunidad en un amistoso frente al Racing Portuense. El húngaro ya presentía que el técnico iba a darle la alternativa el próximo domingo, ya en partido oficial, y se entregó al máximo en el duelo ante los portuenses. Su actuación debió convencer a Riera, que al domingo siguiente lo alineaba como titular frente al Sevilla At., debutando así en partido oficial con su nuevo equipo, el día 20 de enero de 1963.

Pese a la victoria local por 2-1, el entrenador no debió quedar muy contento. Aunque su nombre volvió a sonar alguna vez más para ocupar puesto en el centro de la defensa, lo cierto es que no jugaría ni un solo minuto más. Llegó a ser convocado en alguna ocasión, pero el bagaje fue claramente negativo. Peter, precedido por la fama de sus compatriotas, había conseguido crear una gran expectación que sin embargo, terminó quedándose en agua de borrajas.

Al término de la temporada 62-63, en la que los amarillos rozaron el ascenso con los dedos, el club no ofreció la renovación al jugador magiar, perdiéndose así la pista de uno de los casos más particulares y extraños que ha acumulado el cadismo en 100 años de historia.

Fotos: Hemeroteca Diario de Cádiz

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CREACIÓN FICHA: 10/04/2007

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 10/04/2007

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