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019. El ascenso más increíble: Elche

Abrazo entre Milosevic e Irigoyen
tras consumarse la victoria

 

El ascenso del Cádiz a Primera en Elche, el 24 de mayo de 1981, es seguramente el más increíble e inesperado de cuantos hemos tenido la suerte de disfrutar en la historia del club. Se tiende a considerar dicho ascenso como excepcional por ser el particular “Maracanazo” del equipo amarillo (a los ilicitanos sólo les hacía falta un punto para volver a la máxima categoría), pero eso no deja de ser una simplificación. Además de esto, que no deja de ser cierto y una parte importantísima de la leyenda (preguntar si no en Elche), el gran milagro estuvo en clasificarse como segundo por delante de muchos equipos que nos superaban ampliamente en presupuesto y jugadores, lo que supuso el gran triunfo de la política de cantera, y es que después de dos años apostando por fichajes foráneos, la crisis obligó a rehacer por completo la plantilla, que quedó plagada de unos cuantos imberbes gaditanos por los que nadie daba un duro. Muchos de esos jóvenes nos condujeron a este éxito, y se erigieron luego en nombres de los más destacados en nuestra historia, como Juan Jose, Pepe Mejías, etc…, y cambiaron por completo la política de fichajes y filosofía de plantilla del club, poniendo los cimientos para la leyenda que iba a construir el Cádiz en la década recién comenzada.

 
LOS ANTECEDENTES

Estamos en la segunda temporada en la que Manuel Irigoyen ocupa el sillón presidencial de la entidad. Dos años en los que el objetivo era el ascenso, objetivo que se confió a Roque Olsen. Sin embargo, cuando aún quedan varias jornadas para que la temporada 79-80 concluya, se confirma matemáticamente lo que el juego del equipo y los resultados presagiaban hacía ya varias semanas, en realidad, casi toda la campaña, salvo momentos puntuales: los aficionados amarillos tendrán que seguir esperando para volver a ver a su equipo en Primera.

 

Película de 8mm grabada por Jose Payá el día del partido

 

Con la competición aún inconclusa, se disparan las noticias sobre las deficiencias económicas del club, y el pesimismo se apodera del entorno. El Cádiz ha mantenido en nómina nada menos que 28 jugadores (25 de ellos con ficha profesional, y algunos incluso sin ficha para jugar, pero cobrando claro está) a lo largo de la campaña, y el capítulo de gastos se dispara. De ellos, 22 terminaban contrato el 30 de junio de 1980, por lo que se adivinaban numerosas bajas, especialmente de aquellos que más cobraban. La cruz de la moneda a tanto contrato a punto de expirar era sin duda que no habría ingresos en lo que a traspasos se refería. No obstante, el club ya no se cierra, como en veranos anteriores, a traspasar a sus mejores hombres, y los nombres de Ramón (que posteriormente marcharía al Betis), Escobar y Rosado, por ejemplo, empiezan a sonar en el zoco balompédico español.

El 27 de mayo, Diario de Cádiz publica un minucioso estudio que deja bien a las claras la difícil realidad de las castigadas arcas amarillas. En cinco temporadas se ha pasado de un superávit de cinco millones, a un déficit de ¡ciento cincuenta! (y para la 79-80, dicho déficit iba a seguir creciendo). La borrachera de optimismo y alegría tras el primer ascenso a Primera dejaron una herencia terrible. A pesar de sonados traspasos como el de Botubot al Valencia (25 kilos), los gastos se dispararon para conseguir el ansiado salto a la máxima categoría, y una vez en ella, se realizaron grandes inversiones en jugadores y revisiones muy alcistas en los salarios de los que ya estaban. En dicho artículo, el tesorero de la entidad, Javier Téllez, deja muy claro que la austeridad va a ser la nota dominante, hay que reducir el déficit como sea o se llegará al colapso: “la única salida del Cádiz es traspasar jugadores, sólo vendiendo jugadores podemos salvar la economía…aliviar la nómina de contratos altos…viajar más modestamente, alojarse en en hoteles decentes pero de menos estrellas…”. Más claro, agua. Y sólo unos días después, en entrevista al mismo diario, el presidente lo confirma de forma más rotunda: “El club ha venido soportando una nómina millonaria, sin poder. Afortunadamente, el próximo día treinta cumplen contrato la gran mayoría y tenga usted por seguro que va a producirse una limpia importante”.

 

Mané celebra la victoria Jugadores con Irigoyen
antes del partido

 

Dicho y hecho. Muy pocas jornadas después de pronunciar estas palabras, nada menos que once jugadores reciben la noticia de que no continuarán vistiendo la zamarra amarilla: Santamaría, Cuiñas, Caro, Ramón Blanco, Juan Antonio, Juanito, Camas, Alberto, Paco Baena, Ibáñez y Miguel Ángel. Además, como se ha mencionado anteriormente, Ramón, destacado delantero, era traspasado al Betis, dinero que sería recibido como agua de mayo para poder al menos, cerrar la temporada y pagar los últimos salarios.

 

LA CANTERA, PROTAGONISTA

Con este éxodo de jugadores, y las arcas amarillas en constantes números rojos, la cantera tiene que salir al rescate. El día que se presenta el nuevo Cádiz, en su primer entrenamiento, el nuevo técnico, Milosevic, dispone de 27 nombres a su disposición, que son los siguientes: Recio, Bocoya, Jesús, Dos Santos, Juan Jose, Rosado, Hermida, Linares, Djordjevic, Mane II, Manolito, Escobar, Hugo Vaca, Mané I, Luque, Álvarez, Choquet, Pepe Mejías, López, Lalovic, Galván, Carmona, Amarillo, Diegui, Rubio, Chano y González. Nótese la gran presencia de jugadores nacidos en la provincia, muchos de ellos no hacía mucho (Pepe Mejías, Juan Jose, Manolito, Luque, Chano, Linares, Mané II, Amarillo, …). No en vano, la media de edad de esa plantilla entonces era de ¡23 años!  (la más joven de toda la segunda división).

 

Gol de cabeza de Zúñiga Zúñiga celebra su gol

 

Sin embargo, y pese a las dos decepciones consecutivas que han sufrido los aficionados cadistas, éstos responden mejor en esta campaña, quizás llamados por un sentimiento de que aquel equipo era realmente suyo, eran los chavales que muchos habían visto jugar en sus barrios, en sus colegios. Son, eso sí, los únicos en toda España que confían en que den la campanada. La Segunda División está plagada de conjuntos con mucho potencial económico y futbolístico, y con mayores urgencias si cabe que los gaditanos por regresar a la élite: Rayo, Elche, Castellón, Racing de Santander, Sabadell, Málaga, Levante, Oviedo, Granada, …

Algo empieza a adivinarse no obstante en el Trofeo de aquel año, y eso que los amarillos quedaron cuartos. Sin embargo, no perdieron ningún partido. En la semifinal y en la final de consolación empataron contra equipos muy superiores como Betis y Dinamo de Tblisi, que sólo derrotaron a los de Milosevic desde el punto fatídico. A pesar de esto, la afición y la prensa rezumaban optimismo, y es que la imagen de los suyos había sido más que positiva. Sirva como prueba de esto las declaraciones del técnico verdiblanco, Carriega, tras la primera semifinal: “Temí perder por goleada”.

A pesar de ello, Irigoyen no estaba muy contento con lo que veía del equipo, y decidió cesar a Milosevic, antes incluso de que comenzara la temporada. Sin embargo, la rápida reacción de los capitanes (Mané, Escobar y Mejías) lo evitó: se reunieron con el presidente, y convencieron a éste que debía dar más tiempo al preparador yugoslavo. Los jugadores estaban encantados con la forma de trabajar del míster, y sólo había que darle margen para empezar a ver resultados. Ya sabemos todos hoy que la intervención de los capitanes y la rectificación del mandamás no pudieron ser más acertadas.

 

El Nuevo Estadio repleto El Nuevo Estadio repleto

 

FINAL DE INFARTO

Como ya hemos reseñado, muy pocos eran los que apostaban por el Cádiz en la quiniela del ascenso. Algo que enseguida empezó a cambiar. En los cuatro primeros partidos, los de Milosevic obtuvieron siete de los ocho posibles puntos, y por supuesto, se situaron en los puestos de cabeza. Fue seguramente este espectacular arranque el que dio fuerzas y seguridad a una plantilla muy inexperta y joven, y que de repente se encontró codeándose con los gallitos de la categoría. Con sus altibajos, el Cádiz supo mantenerse siempre en los puestos destacados, cambiando las palabras quimera y milagro por posibilidad y obligación. Desde 1977 el Cádiz no se acercaba tanto a la Primera, y era una oportunidad que no se podía desaprovechar.

El tres de mayo, los gaditanos reciben en derby regional al Recreativo de Huelva, que pelea por no descender. Los amarillos muestran su clara superioridad y vencen por 3-1, con goles de Chano, Lalovic, y como no, Pepe Mejías. Tras esta jornada, la clasificación no puede estar más emocionante. Cuatro equipos empatan en la cabeza con 41 puntos: Rayo, Castellón, Elche y Racing de Santander. A continuación se sitúan Sabadell y Málaga con uno menos, y tras ellos nuestro equipo, con 39. Y son precisamente los cántabros el siguiente rival en el camino al ascenso, a los que de Milosevic deben visitar. Partido por todo lo alto. El Cádiz debe ganar, o al menos no perder, para mantener sus aspiraciones, ya que una brecha de cuatro puntos faltando otros tantos por jugarse, sería casi definitiva. Por supuesto, en Santander sólo piensan en la victoria.

 

Carlos Díaz, alcalde de
Cádiz, felicita a Irigoyen
Amarillo durante el partido

 

Sin embargo, los visitantes se llevan el gato al agua, jugando un gran partido e imponiéndose con un gol de Choquet. El público local, pese al paso atrás que esto significaba para sus opciones de subir, reconoce la superioridad del contrario aplaudiendo a éstos. Ese día había en el equipo amarillo diez jugadores de nuestra cantera: Bocoya, Juan Jose, Rosado, Linares, Manolito, Mané I, Pepe Mejías, Choquet, Amarillo y Chano. Por cierto, que el presidente cadista lanzó aquella noche un guante del que la afición, como todos sabemos no quiso saber nada: “si el Cádiz asciende, objetivo y cumplido y me voy”. De ninguna manera iba a permitir el cadismo que se marchara su mejor presidente. Además de esa bravata, hizo algo más significativo e importante: ofreció la renovación a Milosevic, cuando el ascenso aún no estaba ni mucho menos conseguido. Y es que si bien el Cádiz había hecho sus deberes, la mayoría de aspirantes no fue menos. Rayo, Elche, Castellón y Sabadell también sumaron dos puntos, quedando la tabla tras esta jornada 36 así:

Rayo: 43 ptos
Castellón: 43 ptos
Elche: 43 ptos
Sabadell: 42 ptos
Cádiz: 41 ptos
Racing: 41 ptos

La buena noticia es que los dos primeros se miden entre ellos en la penúltima jornada. Por su parte, el Cádiz recibe en Carranza al Burgos, que situado a mitad de tabla, ya ha dicho todo lo que tenía que decir en esta liga. Por supuesto, los amarillos no estaban dispuestos a que un equipo sin mayor meta que la posible prima por ganar, les truncara el sueño por el que tanto habían peleado. A pesar de las dificultades (Bocoya detuvo un penalti y los locales acabaron con nueve por expulsiones de Linares y Rosado), los locales pasaron por encima de los castellanoleoneses, basando su fútbol en la pareja Choquet-Pepe Mejías, que arrancaron pañuelos (que de tiempo hacía que no se veían) de la grada, por sus goles y sus jugadas ante las que la zaga burgalesa sólo podía mirar y reconocer la manifiesta superioridad.

 

Anuncio de Galerías Preciados
felicitando al equipo
Anuncio de Soberano
felicitando al equipo

 

El capricho de los resultados y el calendario dispusieron para el Cádiz su oportunidad. A pesar de la nueva victoria (tercera seguida) el Cádiz continúa quinto. Las buenas noticias son que el Sabadell caía en Vitoria, quedando fuera de la pelea. Y del enfrentamiento Castellón – Rayo sale ya una plaza de ascenso para los primeros, al derrotar éstos a los madrileños, a los que el Cádiz alcanza en la clasificación. Por su parte Elche y Racing no se rendían y vencían ambos a domicilio, quedando la clasificación de la siguiente manera: Elche y Castellón con 45 ptos, y Rayo, Racing y Cádiz con 43. Se anticipa una última jornada de infarto, aunque el Cádiz cuenta con ventaja sobre sus rivales. Depende exclusivamente de sí mismo, ya que si derrota a los ilicitanos, igualará en la tabla con ellos. De esa manera, tanto los valencianos, como Rayo y Racing quedarían siempre detrás del Cádiz en caso de empate (gracias al goal-average particular). Por su parte, el cuadro franjiverde parte con ventaja de dos puntos, por lo que sumando únicamente un empate, da por cerrada la lucha por el puesto que queda libre para subir a Primera. Todo se juega en el Nuevo Estadio, y no son necesarios los transistores. Si el Cádiz gana sube, si no lo hace, se queda en Segunda.

 

UN PARTIDO DE ALTA TENSIÓN: EL “ELCHAZO”

La prensa y editoriales, en vísperas del partido de Elche que nos puede dar el ascenso, reconocen y aplauden la política de cantera que se ha seguido en el club. El 19 de mayo, en el Diario de Cádiz, se publica un artículo de opinión, titulado como PAÑUELOS BLANCOS, firmado por L.A.B. y que decía, entre otras cosas: “Cuando el domingo las gradas del Carranza se llenaron de pañuelos con los soberanos goles de Choquet y de Mejías, era el reconocimiento a algo que se va plasmando en feliz realidad: autonomía futbolera regional …en la provincia de Cádiz hay tan buenos futbolistas como puedan existir en Vizcaya, Guipúzcoa, Asturias o Canarias. Lo que pasa es que esas regiones hace muchos años que se vienen practicando el sistema y aquí hemos comenzado poco a poco…han sido los números rojos los que han hecho comprender que de Gibraltar a Olvera hay chavales gaditanos que pueden componer un magnífico equipo de fútbol. Lo que hace falta es que los que cobran por ello sepan encontrarlos y que después se atrevan a ponerlos de titulares, ¿verdad Milosevic?...yo también quiero sacar mi pañuelo blanco para esos chavales con vergüenza y pundonor y para esos directivos que sin darse tanto bombo ni sensacionalismo, han sabido poner sentido común y honestidad ”.

 

Celebración del primer gol de Zúñiga

 

Tras la victoria ante el Burgos, comenzaba la semana más intensa y larga que había vivido el Cádiz desde el palo del grupo V, allá por los años cuarenta. Todo Cádiz está con el equipo, y en la capital gaditana no se habla de otra cosa. En la prensa tres cuartos de lo mismo, se cubren hasta los últimos pormenores del encuentro. Las agencias de viaje hacen su agosto ofreciendo viajes organizados para ir al Martínez Valero (entonces llamado Nuevo Estadio, y que poco después tomaría el nombre del que era presidente ilicitano en el momento de jugarse este partido). Más de 1500 valientes se dieron un palizón en los doce autocares que se llenaron para acompañar al equipo. Lo más difícil sin duda fue conseguir entradas (pese a la gran capacidad del coliseo ilicitano), y es que cómo veremos más adelante, allí se las prometen muy felices y todos quieren estar en el campo para celebrar el ascenso, para el que sólo necesitan un punto (la directiva local decidió dar entradas gratis a mujeres y niños).

En el Cádiz preocupan las ausencias. Habiendo sido expulsados en el último encuentro Rosado y Linares, el club intenta recuperar a toda costa a Dos Santos, lesionados dos semanas atrás, y a Juan Jose, que vio una tarjeta también frente al Burgos, supuestamente por fingir una lesión. Para colmo, el gaditano también anda renqueante. Y encima Mané II está cumpliendo el servicio militar en San Fernando, y no puede acudir a los entrenamientos. Además, se habla sobre quien puede acabar como pichichi del equipo, trofeo por el que pelean Mané y Choquet. Lógicamente es algo que queda en un segundo plano. Ambos cederían gustosos el honor de marcar al mismo Bocoya si es necesario, con tal de conseguir el premio gordo.

 

Choquet en jugada Luque llora emocionado
tras consumarse la victoria

 

Poco a poco se van recibiendo buenas noticias. Juan Jose, gracias al recurso presentado por el club, y sobre todo, a las declaraciones realizadas por el colegiado (entonces no estaban todavía prohibidas) a Diario de Cádiz (“es posible que me haya equivocado con la tarjeta a Juan Jose, no sabía que estaba lesionado”) no es sancionado, lo que le da un subidón de moral que lo hace recuperarse de su lesión. La fuerza de voluntad y ganas de jugar también obran el milagro con Dos Santos, que finalmente entra en la convocatoria. Toda la plantilla, cuerpo técnico y directiva está esperanza en conseguir el ascenso, aunque todos destacan también que el Elche es favorito y que en caso de no conseguirse, la afición debe reconocer los enormes méritos contraídos por un grupo de jóvenes a los que muchos ni siquiera conocían allá por septiembre. Irigoyen es quien lo expresa mejor: “El ascenso puede ser el premio a nuestra política de cantera”.

Por supuesto, si en Cádiz se habla de ascenso, no digamos en Elche. Nadie allí contempla la posibilidad de que no pueda sumarse al menos un punto, por muy buen año que haya podido hacer el rival. Evaristo Carrió, el entonces técnico de los alicantinos, no lo duda: “Lo tenemos todo a nuestro favor”. Y se permite una bravuconada de gran calado: “me he comprado un traje nuevo de pana, que no me voy a poner para no arrugármelo con tantos abrazos de alegría que se me van a dar tras el ascenso”. Aunque ya deja vislumbrar la desgracia que puede suponer para ellos no subir: “Sería un duro golpe que teniendo el ascenso a un solo punto se nos escapara. Algo terrible, créame, dada la ilusión con la que hemos llegado a esta finalísima”. No se equivocaba en sus vaticinios.

Y llegó el día del partido. El Cádiz viaja en avión desde Sevilla a Valencia, y una vez allí, en bus hasta el hotel Adoc de Benidorm, relativamente retirado. Se quería evitar así, apartarse del bullicio que hervía en Elche. La alegría es la tónica dominante en toda la expedición. No faltan los cánticos y los tanguillos, a los que no falta el desaparecido Macarty, que viaja con los suyos. Esa noche llega desde Madrid a Alicante el presidente, que completa así la directiva casi al 100%, nadie quiere dejar de acompañar al equipo. La expedición amarilla se refugia en su hotel del tremendo ambiente que se vive en Elche, volcada con el partido. A las tres de la tarde, Milosevic da una breve y última charla a los jugadores, que por primera vez desde que partieron de Cádiz, se ponen serios y piensan en el partido. Y poco después todos suben al autobús que ha de llevarlos al estadio, y que tardó lo suyo en recorrer la distancia: toda la ciudad se dirige al mismo punto. Los gaditanos, con Macarty a la cabeza, aprovechan para seguir cantando. Que no falte alegría.

 

Aficionados esperando
al Cádiz en la calle
El equipo celebra el
ascenso de regreso a Cádiz

 

Toda Elche es un auténtico hervidero. En la ciudad de las palmeras hace días que no se habla de otra cosa, y el ambiente es festivo totalmente. Nadie alberga la posibilidad de no sumar al menos un punto frente a un equipo que no cuenta en las quinielas. La decisión de la directiva de permitir la entrada gratis a mujeres y niños termina de desatar la locura. Familias enteras se van con sus mesas y sillas a primera hora de la mañana al estadio, para coger sitio. La afluencia de gente al campo es continua todo el día, y cada vez más creciente. Cuando el Cádiz quiere tomar la ruta al campo, a duras penas consigue llegar con cuarenta minutos de antelación a la hora de comienzo. Apenas da tiempo a cambiarse y calentar unos minutos. El árbitro y linieres han tenido que aparcar sus coches a siete kilómetros del campo, y recorrer el resto a pie, lo que lógicamente retrasó algo el comienzo del choque.

Dos horas antes del partido, las gradas están a rebosar. Hay banderines y pancartas por doquier, los colores blanco y verde dominan tapan todo el cemento, aunque algún valiente asoma con su banderín amarillo y azul. Los pasillos, vomitorios, astas de las banderas, detrás de las porterías en los fosos…la gente se mete hasta en las cabinas de radio de los comentaristas. Y fueran se quedaron varios miles más, en los aledaños, sin poder entrar pero vibrando con su equipo. Que se sepa, es la única vez en la historia del coliseo ilicitano, hasta la fecha, en que se ha llenado.

Ya en el campo, Milosevic se dio hasta cinco duchas para quitarse los nervios. Ha llegado la hora. Los equipos saltan al terreno de juego. El Cádiz en medio de terrible pitada, el Elche con atronadora ovación de las más de cincuenta mil gargantas que rebosan hasta en las banderas del inmenso coliseo franjiverde. Los ilicitanos forman con el siguiente once: Campos, Valle, Asencio, Quesada, Castroverde, Félix, Txomín, Nando, Mateo y Terry. La alineación del Cádiz hay que ponerla con mayúsculas para el recuerdo

BOCOYA en la portería
JUAN JOSE (lateral derecho), DOS SANTOS y HUGO VACA (centrales) y AMARILLO (lateral izquierdo) forman la defensa
MANOLITO y MEJÍAS en el centro del campo
MANÉ Y LUQUE por las bandas
ZÚÑIGA y CHOQUET son los delanteros

 

Histórica alineación amarilla del Elche-Cádiz

 

El colegiado ¡valenciano! (algo impensable hoy día) Pinter Pastor da orden de que comience el duelo. El Cádiz desde el principio evidencia que el papel de víctima que ha llevado toda la liga y en particular esa semana, no es más que eso, que un papel. Los locales, a pesar de las declaraciones de su técnico los días previos, parece estar más pensando en empatar que en ganar. Cuatro defensas fijos atrás, que se emplean con toda dureza, así lo demuestran. Pero el Elche transmite nerviosismo por todos sus poros. Por su parte, los visitantes juegan como lo vienen haciendo: de memoria y haciendo jugadas de tiralíneas que parecen programas en los cerebros de los jugadores desde siempre. Juan Jose es un puñal por su banda, al que nadie puede parar, y de lo que se beneficia Zúñiga, que hace lo que le parece.

A pesar del apoyo que recibe del respetable, el cuadro valenciano apenas inquieta a Bocoya, y se limita a dar pases cortos en su terreno de juego. Una táctica que podría haber dado resultado contra otro equipo, pero no contra once jugadores muy jóvenes que quieren comerse el mundo, y que atosigan a los locales, a los que no dejan respirar y que sienten continuamente el aliento de su par en su cogote. El entrenador local termina de dejar claras sus intenciones cuando a los 25 minutos retira al delantero Mateo, para dar entrada a Kostic, que pasa a engrosar más aún la poblada zona ancha.

El partido es más intenso que bonito. La grada aprieta lo indecible pero pese a la juventud de los de Milosevic, éstos guardan el orden y siguen a lo suyo. Pasada la media hora Zúñiga deja mudo el estadio ilicitano, al adelantarse a la mala salida de Campos, cabeceando el 0-1 al fondo de las mallas. Al filo del descanso el extremo parece sentenciar el ascenso. Vuelve a marcar tras aprovechar otra pifia del cancerbero local. Sin embargo, el trencilla anula el tanto por entender que hay falta, cuando en realidad el guardameta había soltado el balón y Zúñiga había estado simplemente más listo. Cincuenta mil personas dejan entrar aire de nuevo en sus pulmones, en un tremendo suspiro que sin embargo denota pesimismo, porque las cosas no están yendo como todos se las prometían.

 

Resumen del partido emitido por TVE aquella noche

 

Ante la derrota, Carrió reacciona mandando adelantarse a Txomín. El cambio surte efecto: el vasco empata en el minuto 56, también de cabeza. El silencio y los “run-run” de la grada se transforman en griterío que por poco no tira abajo el campo. Ahora sí descaradamente el entrenador local manda a los suyos atrás. El empate vale y hay que conservarlo a toda costa. El Cádiz no tiene nada que perder y pese al ambiente en contra, se crece. Zúñiga y Mejías se hacen con el mando del partido, los laterales, rebosantes de energía, suben una y otra vez, y hasta Hugo Vaca conduce el cuero hasta el campo contrario. Poco a poco, los amarillos asedian al portero rival, pero el gol no llega. En Elche el tiempo no parece avanzar, y en Cádiz va demasiado deprisa. El Elche ya apenas molestaría a Bocoya, pero a punto estuvo de dar con todo al traste. Terry realizó una gran jugada en solitario y a solo contra el arquero visitante, cuando ya todo Elche cantaba el gol, mandaba fuera el esférico.

Y así, en el minuto 79, Juan Jose vuelve a asomar por su banda. Su par ya no puede seguirle. El barbudo, tras pelear el balón por dos veces, centra, Zúñiga apenas peina atrás, y el balón llega a Pepe Mejías. Este hace un control magistral con la izquierda, muy suave, lo justo para evitar al contrario que salta con él, y viendo que enseguida se le echa otro encima, saca un latigazo eléctrico con la derecha que encuentra el fondo de la portería. La angustia llena todo el Nuevo Estadio, menos el banquillo cadista, claro está, que explota de júbilo. Quedan aún once minutos eternos, larguísimos, que Milosevic intenta aliviar realizando un único cambio (López por Choquet, cuando el reloj marca el minuto 88). Un segundo, otro, otro…y por fin llega el pitido final. El Nuevo Estadio se convierte en cementerio, menos para un grupo de jóvenes gaditanos que se abrazan entre lágrimas en el césped. “¡Lo hemos conseguido!” Los sentimientos son imposibles de describir. Unos jugadores que hacía poco pateaban balones desinflados en campos de tierra, soñando con jugar algún día en el Cádiz, con sueldos míseros comparados con los de sus rivales, han dado una lección de pundonor, humildad, trabajo y confianza a toda la España futbolística, que aplaude la hazaña. Hasta la parroquia ilicitana, señora y elegante, sabe reconocer el mérito de los de Milosevic, a los que aplaude a pesar de la gran desazón que les invade.

 

Celebración del ascenso en el vestuario cadista (TVE)

 

Tras el encuentro, el vestuario local es un derroche de alegrías, de tanguillos y palmas, de lágrimas y duchas. Los utilleros del Cádiz les piden a sus colegas del Elche que les cedan el champán que estos tenían preparados para la celebración. Los alicantinos, aún tan decepcionados como estaban por la derrota, sabiendo perder como auténticos señores, acceden a la petición. La escena de cómo las botellas viajaban al vestuario visitante sin duda debió ser un auténtico varapalo moral para los jugadores ilicitanos. Las declaraciones de los jugadores cadistas son prácticamente idénticas: están deseando regresar a Cádiz, para vivir con toda la afición que tanto apoyo les ha brindado, un ascenso tan inesperado como merecido y peleado. No en vano, hasta cinco equipos han empatado en la cabeza de la tabla (además de gaditanos e ilicitanos, Castellón, Racing y Rayo). El Cádiz ha podido situarse entre los mismos gracias a sus cuatro triunfos consecutivos en los últimos cuatro partidos ligueros. ¡Menuda racha!

 

RECIBIMIENTO A LOS HÉROES

El lunes siguiente al partido, y tras una larga noche de celebraciones, la expedición vuela a Sevilla. Allí montan en el autobús en el que iban a pasar larguísimas horas. La primera parada es Puerto Real, donde les recibe el alcalde de la localidad, Jose Antonio Barroso. Los habitantes de la villa vitorean a los triunfadores. A continuación, el Cádiz se traslada a San Fernando, donde también son recibidos en loor de multitudes. No cabe un alfiler desde la venta de Vargas a la calle Real. Avelino Arias, alcalde isleño, los recibe en el Consistorio.

De ahí a Cádiz. Literalmente todo Cádiz está en la calle. Tres carriles están colapsados de vehículos que quieren encontrarse con los héroes del ascenso, que a su vez, a duras penas van avanzando hacia Puerta Tierra por el carril que la policía lucha por dejarles libre. Por fin, a las diez de la noche, la expedición puede ofrecer el ascenso a la Virgen del Rosario en su Santuario, mientras la gente se agolpa fuera. Mané, como capitán, deposita un ramo de flores a los pies de la patrona.

 

Plaza del Ayuntamiento
atiborrada de cadistas
Ofrenda del ascenso
a la patrona

 

Estaba previsto que de ahí a San Juan de Dios los jugadores fueran de nuevo en autobús, pero no fue posible. A hombros de los aficionados, fueron llegando poco a poco al Ayuntamiento, donde los esperaba Carlos Díaz. Los discursos en el balcón quedan para otro día. La afición atrona cantando primero el himno de Andalucía, y luego gritos de olés y hurras para sus ídolos. El ascenso con el que todos soñaban pero en el que pocos creían, era ya una realidad. Y lo habían hecho posible, en gran medida, jugadores de la provincia, futbolistas con los mismos orígenes, de las mismas calles y colegios de aquellos que lo celebraban. Nunca una provincia se vio tan identificada con su equipo, como entonces lo estaban los gaditanos con sus campeones.

 
LOS PROTAGONISTAS

PEPE MEJÍAS : “Fue el ascenso de toda la provincia, de los gaditanos”

Aunque han pasado más de 25 años, cuando le preguntamos a Mejías por este ascenso recuerda los detalles con total nitidez. A pesar de su juventud, el rubio de oro ya era entonces uno de los capitanes del equipo, de los que mejor representaba ese carácter joven y alegre, 100% gaditanos, que caracterizaba al plantel amarillo. Como todos, vivió aquel ascenso como una fiesta. Nos sorprenden sus palabras, en las que deja entrever que posiblemente el ascenso llegó porque no había presión, “obligación” por conseguirlo: “Fue el ascenso de los gaditanos, de la provincia. 19 de los jugadores éramos de Cádiz capital o provincia, y todos además muy jóvenes, entre 19 y 23 años. Nunca nos planteamos la meta del ascenso, no contábamos para eso. Íbamos simplemente partido a partido, sin miedo a nadie, con mucho desparpajo y muchísimo espíritu de lucha, y se iban ganando partidos. Hubo sus altibajos, claro está. Paso a paso, casi sin darnos cuenta, nos metimos en la pelea por ascender, pero ni siquiera entonces perdimos la alegría que nos caracterizaba como equipo. Había muchos equipos arriba muy importantes, y la presión era para ellos, nosotros no teníamos obligación de subir. Parecía imposible que compitiendo con equipos como Rayo, Elche, Racing, Sabadell, Málaga o Castellón, tuviéramos alguna posibilidad. Casi podíamos decir que a principios de temporada en Cádiz había bastante desilusión, nadie creía en el ascenso. Por eso nunca nos vimos obligados, no era nuestra meta. Cuando quisimos darnos cuenta, estábamos en la pelea. Al final dimos un estirón, y nos plantamos en la última jornada en una final. Ni siquiera por esas, pensábamos mucho en el ascenso. Ellos lo tenían todo a favor, y fuimos a Elche más pensando en la dignidad de jugar, en que se reconociera el mérito de la temporada, que en subir. No faltaron palmas y cantes en todo el viaje, nadie estaba preocupado por el partido. Cuando llegamos al estadio, casi sin tiempo para calentar, debido a los atascos, y vimos que el estadio rebosaba gente por todas partes, si nos pusimos algo nerviosos. Entonces Milosevic nos cogió y nos dijo la famosa frase: ¿veis toda esa gente? ¿veis ese balón? Pues ese es el que gana los partidos, y ellos no pueden tocarlo, no lo juegan. Nosotros sí podemos. Eso nos relajó, y nos dio fuerzas. Salimos a por todas. A mí me tocó jugar algo más retrasado de lo que lo hacía normalmente, pero en mi posición jugó Zúñiga, que hizo un partidazo tremendo. Para la edad que teníamos y lo que estaba en juego, tuvimos mucha tranquilidad. Al final nos costaba trabajo creer que lo habíamos conseguido. La celebración en Cádiz fue apoteósica. A pesar de las pocas horas de sueño, y lo largo que se hizo el camino porque el autocar no podía avanzar, nadie tenía ganas de irse a casa. Cuando llegamos a la iglesia de la patrona y vi a mi padre (que en paz descanse), me tiré en volandas a abrazarlo, emocionados los dos. Tuve casi que andar por encima de la gente para poder llegar a él. Nunca olvidaré ese día.”

 

Jugada de Pepe Mejías durante el partido

 

PEPE CASTROVERDE : “No hubo nada de compra de jugadores”

El tiempo cura todas las heridas, pero aunque aquella derrota queda ya a un cuarto de siglo de distancia, Pepe Castroverde, centrocampista en el equipo ilicitano aquella tarde, todavía desprende melancolía en su voz cuando habla de aquello: “Después de algo así, te quedas hundido, más claro no lo podíamos tener, y lo perdimos. Yo tenía sólo 23 años, éramos un equipo muy joven. A mí me tocó marcar al mejor sin duda de ese equipo, Pepe Mejías, y vaya día me dio. Para nosotros fue un fracaso. Todo el mundo confiaba en que estaba hecho, toda la ciudad se movilizó. Yo nunca había visto ni he vuelto a ver el campo como estaba aquel día. Hoy ese partido, con toda esa gente casi pisando el terreno de juego, no se habría jugado. Toda la prensa y la afición lo estaban casi celebrando, y es que unos años antes nos había pasado algo similar con el Getafe, y no nos podía volver a ocurrir, esta vez no. Pero ocurrió”.

Castroverde apunta algunas de las causas que pudieron propiciar la victoria cadista aquella tarde: “El entrenador, Evaristo Carrió, era muy novato. Venía de entrenar a Tercera, y de repente se vio con pie y medio en Primera, era un gran salto. En mi opinión hacía demasiado caso a los veteranos, y aquel día hizo algunas cosas raras. Puso a Capón de libre, que para mí era un fantástico lateral, pero no tanto como central. Apenas había jugado en esa posición, donde venía jugando otro veterano, Geñupi, ex del Racing. Lo normal un día así hubiera sido salir a ganar, pero quitando un único delantero (Terri) todos los demás éramos centrocampistas, el sistema era muy defensivo. Jugábamos en casa y habría que haber ido por el partido. El Cádiz salió un poco parado, pero cuando se vio viendo poco a poco con más y más metros, se animó, y como tenía tan buenos jugadores (recuerdo, además de a Mejías, a Zúñiga, a Mané y a Hugo Vaca), se pusieron por delante. El público en ese momento, que era cuando más falta nos hacía, se vino abajo. A pesar de que empatamos, volvieron a marcar, y ahí ya sí que se fue todo al traste. Vaya lío que nos hizo Mejías con ese gran disparo. Creo que nos perjudicó el hecho de que nos valiera el empate: jugamos muy a la defensiva, y se generó un entusiasmo e ilusión desmesurados. Con la perspectiva de los años, un poco de exceso de confianza sí que hubo. Intentamos abstraernos de todo aquello, pero era imposible no verse desbordado. La prensa y la afición lo daban por hecho, y aunque nosotros no, era imposible no entrar en aquella corriente. Pero las cosas hay que ganarlas en el campo, con salir y vestirse de corto no vale. Quitando algunos jugadores como Capón, Geñupi o Campos, los demás teníamos una media muy joven, de 23 años, muy inexpertos, y el entrenador como digo, también se vio algo superado y se puso quizás un poco nervioso”.

En cualquier caso, el exjugador del Elche tiene muy claro quien no tuvo la culpa: “no hubo nada de compra de jugadores. ¿Qué sentido tenía dejarse perder, cuando tenías tan a mano jugar en Primera, renovar con un equipo en la máxima categoría, cobrar la prima por el ascenso y posiblemente obtener una revisión de contrato o posibilidad de fichar por otro equipo más importante? Es totalmente absurdo. Lo que se dijo e hizo con Campos fue una auténtica barbaridad. Fue un gol raro, una mala salida, igual que cuando vas a pegarle al balón y le das al aire, o la echas fuera cuando es más fácil meterla dentro. Pero los porteros siempre tienen esa presión añadida. El pobre Campos tuvo que terminar marchándose de la ciudad. En los días siguientes su familia lo pasó fatal, les insultaban por la calle, incluso recibieron alguna amenaza. La prensa lo masacró también. Nos dio mucha pena ver todo lo que tuvo que sufrir y fue sin duda del todo injusto”.

 

Mané marcado
por dos contrarios
Portada de un periódico
de Elche el día después

 

Obviamente, el recuerdo de Castroverde de aquel día contrasta con lo que pueda decir cualquier cadista de entonces, aunque reflejando lo que todos los amarillos percibieron aquel día de todo Elche, supo perder y dar la enhorabuena al vencedor: “el postpartido que tuvimos que pasar no se lo deseo a nadie. Oír la celebración en el otro vestuario…fue un palo gordísimo. Como he dicho, éramos un equipo joven y no estábamos preparados para asimilar aquello. Casi ninguno teníamos pasado en Primera División, y teníamos muchas ilusiones puestas en aquel día. Más allá de todo lo económico que dejamos de percibir (primas y mejoras de contrato), era la ilusión de jugar en Primera, en los mejores campos de España. Aquel día sufrí una impotencia que no puedo expresar con palabra. Pero el Cádiz fue mejor y lo merecieron. No hubo problemas después del partido. No pudimos más que felicitarlos por lo que nosotros no habíamos sido capaces de conseguir”.

 

FERNANDO DOÑA : “No creo que se vuelva a ver nunca un Cádiz con tantos canteranos”

La afición cadista vivió aquella tarde una jornada inolvidable. Aunque no era la primera vez que celebraba un ascenso a la máxima categoría, era sin duda impensable al empezar la temporada. Aunque obviamente no había el entusiasmo que vemos hoy día en la hinchada amarilla, sí que había buenas entradas en Carranza, y a domicilio se podía ver un grupo de irreductibles siempre vestido de amarillo animando hasta desgañitarse. Por supuesto, no faltaron a la cita de Elche. Entre ellos, se encontraba Fernando Doña, que aún se emociona hoy recordando aquel día inolvidable y que recuerda como era en aquellos tiempos ser seguidor del Cádiz: “yo entonces tenía 38 años, y acompañaba mucho al Cádiz, en muchos desplazamientos. Entonces la relación de los aficionados con el equipo era totalmente distinta, la mayoría de las veces coincidíamos con los jugadores en un bar tras los partidos, casi eran como amigos. Nada que ver con lo que ocurre hoy. A los desplazamientos íbamos sólo unos pocos, es cierto, pero éramos tan fanáticos como los de hoy. Unas veces en bus, y la mayoría en unos cuantos coches particulares, acompañábamos al Cádiz en muchos desplazamientos. Fuera donde fuera y a la hora que fuera, por lo menos había siempre 40 ó 50 cadistas”.

 

Perro con la camiseta
con la que jugó Mané
Caravana de coches
celebrando el ascenso

 

Desde luego, a principios de temporada nadie podía esperar el desenlace final: “Era el año que menos se pensaba que se podía subir, aunque desde luego, los cadistas no habían visto tantos canteranos juntos nunca en la vida. Al final algunos terminaron como jugadores de primer nivel, como Pepe Mejías, Mané o Juan Jose. Aunque el Cádiz no aspirara a ascender, siempre se veían unos tres cuartos de entrada en Carranza, no eran malos tiempos en ese sentido. Desde luego, la semana de antes no había otro tema de conversación en Cádiz. Entonces no había peñas, y el fútbol se hacía y vivía en los bares, donde todo el mundo hablaba de lo mismo. No obstante, la gente no lo veía claro, pero había mucha ilusión, no había nada que perder. Aunque en nuestro fuero interno yo creo que la mayoría estábamos convencidos de que era imposible. Yo he de confesar que no quería ir a Elche, pensaba que iba a pasar un mal rato. Pero mis amigos me convencieron y gracias a eso viví una experiencia que jamás olvidaré mientras viva”.

Los recuerdos se agolpan en el discurso de Fernando cuando evoca el día del partido: “Aunque como he dicho no lo veíamos claro al 100%, el viaje de ida fue como siempre, un cachondeo. Afortunadamente el club nos echaba siempre una mano con las entradas, porque aquel día habría sido imposible entrar al campo de otra manera. Poco a poco el pesimismo que podíamos llevar se fue despejando. El Cádiz jugaba cada vez mejor. Para cuando el Elche empató, nosotros estábamos ya convencidos de la victoria, y ni siquiera eso nos impidió seguir animando confiados en la victoria. Confiábamos en ver algo de Pepe (Mejías) y al final, vaya si lo vimos. Cuando acabó el partido terminamos todos llorando de alegría, que nos salía por la boca. Salimos del campo una hora después de acabado el partido, cuando ya no quedaba nadie. Estuvimos un buen rato celebrándolo en el vestuario con los jugadores, algo también totalmente impensable hoy. La vuelta a casa fue un auténtico carnaval. Parábamos en todas las ventas del camino, y no nos íbamos a la siguiente hasta que no cerrábamos la anterior. Terminamos roncos de tanto cantar, y nos quedamos alucinados cuando llegamos a Cádiz y vimos la que se estaba preparando para recibir al equipo, al que habíamos adelantado por la carretera. Yo particularmente llegué, y aunque casi no había dormido nada, cogí a mi perro, le puse la camiseta que me había dado Mané firmada por él, con la que había jugado el partido, y me fui por ahí a celebrarlo. Pocas veces vi a Cádiz tan volcada con su equipo, pero no era para menos”.

 

Plantilla de la temporada 80-81

 

Este especial hubiera sido imposible sin la colaboración de los muchos amigos que desinteresadamente nos han echado un cable y atendido. Mandamos desde aquí nuestro más sincero agradecimiento a <b>Fernando Doña, Pepe Mejías, Pepe Castroverde, Hugo Vaca, Juan Sevilla, Márquez Veiga, Diego Joly, Marko Milosevic, a los amigos de</b> <a target=_blank href=http://www.foroelchecf.com>foroelchecf.com</a> y en general, a todos los que nos apoyan y ayudan para transmitir a todo el cadismo las mejores páginas de nuestra historia.

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CREACIÓN FICHA: 25/03/2008

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 25/03/2008

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