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AQUÍ VIVE LA HISTORIA DEL CADIZ CF

020. Un cadista presente en el primer Mundial

Hasta ahora era conocido que la relevancia de Cádiz y sus equipos en los albores de siglo (a pesar de ser uno de los lugares privilegiados por los que el fútbol llegó a la península procedente de los buques ingleses) en el deporte rey fue relativa, y que nuestra capital no pudo situarse en un lugar destacado del incipiente mundillo balompédico. Sin embargo, Cádiz parió a un personaje muy relevante en el fútbol a nivel incluso internacional y hasta ahora bastante desconocido: Juan Luque de Serrallonga, que estuvo presente en calidad de protagonista principal en el primer Mundial FIFA de la Historia

 
Partido del Español contra el Sevilla en 1924
Juan Luqué, primero por la izquierda, vestido de paisano

 

Como en todos los lugares de España, el fútbol debió abrirse paso en la sociedad gaditana una vez que los británicos lo germinaron desde los puertos españoles. Los visionarios que comprendieron entonces la grandeza de este deporte, tuvieron que desvivirse por poder simplemente disfrutar de algún partido, por obtener algún lugar donde celebrarlos, por fundar y sacar adelante sociedades y agrupaciones que darían origen a los equipos de fútbol que conocemos y adoramos hoy.

Sin duda ninguna, si tuviéramos que elegir una persona que encajara en ese perfil, que liderara la puesta en marcha y consagración del fútbol en nuestra capital, cuando el fútbol era sólo un bebé que apenas balbuceaba, ese sería Juan Luque de Serrallonga, conocido en su juventud como “Juanito Luqué”.

Nacido en Gerona el 31 de mayo de 1882, referencias a este mítico personaje aparecen casi desde los primeros días de existencia del Español de Cádiz, equipo puntero en la ciudad a comienzos de siglo, fundado en 1911. Cuentan las crónicas de Diario de Cádiz de la época que era un portero de excelentes cualidades, y un gran apasionado de este deporte, y que la todavía escasa afición coreaba con frecuencia su nombre.

Sus actuaciones en la portería del Español fueron tan destacadas que llegaron incluso a traspasar la bahía y a resonar en Sevilla. Tanto fue así, que Luqué fichó para el Sevilla FC en 1915. Este hecho, que hoy oímos continuamente y que no nos llama la atención en absoluto, debe ser considerado como absolutamente extraordinario en el periodo histórico en el que nos enmarcamos: no hay televisión, ni radio, ni líneas telefónicas. Las crónicas futbolísticas ocupan apenas unas líneas, y por supuesto, con un desfase de dos o tres días. Eso cuando hay partidos, que la gran mayoría son amistosos (todavía no existe la Federación Española) y en campos improvisados con un escaso público. Que de todo eso el Sevilla FC, que ya se erigía como uno de los clubes referencia del fútbol español, se fijara en un jugador de Cádiz, supone todo un hito histórico que como tal debe ser tenido en cuenta.

Juan Luqué actuó de guardameta en el club hispalense, aunque tuvo la gallardía de dejar su puesto por un día cuando en 1916, ambos equipos se enfrentaron por la final del campeonato regional, y que coronó a los gaditanos, contra todo pronóstico, en el lugar más alto del podio. Un periódico sevillano de la época recoge el hecho con las siguientes palabras: “no tomará parte en este encuentro debido a que habiendo pertenecido por mucho tiempo al equipo gaditano, le sería muy violento jugar en contra de su antigua sociedad”.

 
Formación del Español de Cádiz en 1918

 

Tras su periplo en el club sevillano, Luqué regresa a su gaditano Español, donde continúa jugando (en la foto adjunta, lo vemos junto al resto de componentes del equipo, en la temporada 1918-1919), hasta al menos, 1923, fecha en la que tenemos datos de sendos encuentros amistosos en los que Español y Jerez FC tuvieron la suerte de contar con todo un refuerzo de excepción: el Divino Zamora.

A partir de aquí, perdemos completamente la pista a Juanito Luqué. Pista que retomamos cuando descubrimos de forma fortuita, que un andaluz llamado Juan Luqué, había dirigido a la selección nacional de México en el primer Mundial de la Historia, el de Uruguay de 1930. Como puede leerse en esta página web, “La selección de México había llegado al mundial del ´30 asustada por los pronósticos negativos que le endilgaban los expertos en el tema. Para darle ánimo a sus dirigidos, el entrenador mexicano, de nacionalidad española, el andaluz Juan Luqué de Serrallonga, les dirigió un mensaje de aliento a los jugadores en una de las habitaciones del hotel de Montevideo y les aseguró que la Virgen de Guadalupe se encontraba rezando por ellos en su patria, más precisamente en el cerro de Tepeyac.”.

Este comentario nos puso tras la pista del mítico portero españolista. Los motivos por los que Luqué abandonó Cádiz y España para marcharse a México, en julio de 1928, no están nada claros, y tan sólo se pueden hacer conjeturas. Puede que anticipara el claro declive del fútbol gaditano, cristalizado en la disolución del Español de Cádiz en 1929, y como enamorado de este deporte que era, buscara nuevos horizontes en otros lugares. Lo que sí sabemos con certeza, como hemos podido comprobar, es que fue uno de los trece entrenadores de aquel primer mundial.

 

 

A pesar de que el papel de “el Tri” en esta cita mundialista (ya que perdió sus tres partidos) no fue nada afortunado, no podemos dejar de destacar el hecho de que un gaditano tomara parte en aquella cita que habría de ser el germen del mayor acontecimiento futbolístico del planeta que es hoy. Debemos darle a Juanito Luqué el homenaje que merece por situarse junto a aquellos que se embarcaron en una aventura entonces incomprendida aún en varios sectores de la sociedad, y que acabaría por convertirse en una de las pasiones que mueve el mundo que conocemos hoy. Muchos de los aficionados hoy nos sabemos el nombre de los jugadores gaditanos que alguna vez han vestido la camiseta nacional, pero muy pocos saben que uno de nuestros paisanos escribió en las primeras páginas de la historia del deporte rey. Algo de lo que muy pocos pueden presumir (aunque lo hacen a bombo y platillo), y es que como hemos dicho, fueron sólo trece las selecciones participantes, en muchos casos completadas a duras penas y en condiciones precarias.

A pesar de que, como hemos comentado, el combinado azteca no tuvo suerte y finalizó último en dicha competición, Luqué se granjeó un gran prestigio en el país mejicano, en el que posteriormente debió entrenar a varios clubes.  A quien sí entrenó con total seguridad fue a los Tiburones Rojos de Veracruz, y es que su nombre está grabado con letras de oro en el club veracruzano, ya que consiguió para ellos su segunda liga nacional, en la temporada 49/50. Por fin esta vez sí, el fútbol fue justo con Luqué y le dio el triunfo que durante tantos años le había sido negado. Nuevamente, hay que subrayar con brillantes colores el logro conseguido, y es que desde aquel heroico triunfo en Sevilla en 1916, pocos gaditanos habían podido saborear los laureles del triunfo. Este triunfo terminó de consagrar, si no lo era ya, a Juan Luqué como toda una institución en el país norteamericano.

Una institución que aunque nació en Gerona, puede decirse que era de Cádiz, y de la que todos los gaditanos y cadistas debemos sentirnos muy orgullosos.

 

Tenemos que agradecer muy efusivamente a nuestro <b>old tiburcio</b> de México su contribución y ayuda para la redacción de este episodio cadista

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CREACIÓN FICHA: 25/05/2008

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 25/05/2008

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