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AQUÍ VIVE LA HISTORIA DEL CADIZ CF

Botubot

Si bien es verdad que apenas disputó media temporada en el primer equipo cadista, la figura de Botubot merece el mismo trato que otros grandes mitos del Olimpo Amarillo. Y es que Botubot, siendo casi un niño, fue fichado por uno de los equipos más importantes de España (el Valencia) donde hizo una carrera espectacular, que le llevó a ser uno de los pocos gaditanos que ha defendido la camiseta de la selección española. Su arrollador poderío físico hizo de él un defensa temible, del que todavía hoy guardan un gran recuerdo a orillas del Turia. Si bien su más recordada cualidad era su integridad como persona y profesional, su enorme sentido de la responsabilidad que le provocó vítores y simpatía de todos las aficiones que tuvieron la suerte de disfrutarlo

Con el Valencia en Carranza (81-82)


 
EQ. TEMP. EQUIPO CAT PJ G
76-77 CÁDIZ 2ªDIV. 17 0
  VALENCIA 1ªDIV. 10 0
77-78 VALENCIA 1ªDIV. 28 0
78-79 VALENCIA 1ªDIV. 32 1
79-80 VALENCIA 1ªDIV. 31 0
80-81 VALENCIA 1ªDIV. 29 3
81-82 VALENCIA 1ªDIV. 32 3
82-83 VALENCIA 1ªDIV. 24 1
83-84 VALENCIA 1ªDIV. 24 0
84-85 CASTELLÓN 2ªDIV. 33 1
85-86 CASTELLÓN 2ªDIV. 17 0
86-87 XEREZ 2ªDIV. 29 3

 

Manuel Botubot Pereira nace en Cádiz el 23 de noviembre de 1955, en el seno de una familia de lo más humilde. Desde pequeño mata el tiempo libre con la pasión de jugar al fútbol. Como suele ocurrir en estos casos, su aterrizaje en un equipo serio, que aspiraba a formar futbolistas profesionales, fue un cúmulo de casualidades. Un buen día acompañó a un vecino y amigo a las pruebas que por aquel entonces estaba llevando a cabo Luis Escarti para las categorías inferiores del club. Aquel día Botubot iba en chanclas y no pudo jugar, pero se quedó con la copla de donde se realizaban las pruebas, y al poco regresó, también con su vecino, para probar suerte. Botubot jugó el partido completo, mientras su vecino, el llamado originalmente para la prueba, quedaba relegado a la banda. A Escarti sólo le hizo falta aquella tarde para adivinar las cualidades Manolo, que con ocho años llega así a los alevines del equipo amarillo.



En el Cádiz Infantil Entrenando con Baena (73-74)


A partir de ahí, la ascensión de Botubot en los escalafones inferiores del club no deja lugar a dudas: allí huele a futbolista de los buenos, de los que van a triunfar. Manolo comienza a destacar por su imponente físico, paseándose por las categorías en las que juega. Alevín, Infantil y posteriormente Juvenil, donde llama la atención de todo un Domingo Balmanya, con el que empieza a entrenar ya con la primera plantilla, rodeado de nombres de la talla de Carvallo, Eloy, Ibáñez....

Llegamos así al verano de 1976, fecha en la que comienza a desatarse el huracán Botubot. El jugador cuenta a la sazón, 20 años. Integrante ya del filial, donde continúa mostrando su insultante superioridad sobre sus rivales en el centro de la zaga, toca cumplir con el servicio militar. Botubot es enviado a Córdoba durante tres meses de instrucción. El jugador, cumplidos sus deberes marciales, se va todas las tardes a entrenar su impresionante condición física a la montaña, criando así el portento que habría de maravillar pocas semanas después.

Concluida la instrucción, Botubot regresa a Cádiz para continuar allí el servicio militar. Su pensamiento es reintegrarse en la disciplina del filial, pero en el primer entrenamiento, Enrique Mateos, que no lo había visto hasta aquel día, lo ve clarísimo. Le da la titularidad en el Trofeo de El Puerto, y la actuación del central no admite peros. Se acabaron los partidos de cantera, pasando Botubot a ser miembro de pleno derecho del primer equipo.



Su único año en el Cádiz (76-77) Con Kempes en el Valencia


No sólo eso: el gaditano es titular desde la primera jornada de liga. A pesar de ser un recién llegado, no muestra la más mínima timidez. Su despliegue físico en el campo es colosal. Mateos lo alinea como central o como libre, dándole total libertad de movimientos, tal y como venía ejecutando en las categorías inferiores. Los rivales no dan crédito, parece tener el don de la ubicuidad. Y en defensa, sus rivales terminan completamente secos, siendo muy pocos los que se atreven en ir al choque con él, sabedores de que llevan todas las de perder.

La prensa deportiva española “flipa” con el fenómeno gaditano, y se hace enseguida eco de la nueva perla que se gesta cada domingo en Carranza. Los grandes empiezan a “husmear” al gaditano, que apenas da crédito a lo que se empieza a gestar a su alrededor: “imagina como me sentía. En poco tiempo pasé de jugar en la cantera a que se hablara de mí en España, y se me hizo un poco cuesta arriba, sentía que cada vez tenía más responsabilidad”.

Como hemos comentado anteriormente, Botubot, además de ser recordado por ser un tanque infranqueable, lo es sobre todo por su profesionalidad, integridad y madurez. Pese a ser aún muy joven y a que su carrera crecía de forma exponencial, demostró tener la cabeza encima de los hombros, y se centró únicamente en jugar y continuar su progresión. Los resultados a su trabajo y tesón llegaron enseguida.

Clubes tan poderosos como Real Madrid, Zaragoza, Barcelona o Español llamaron a la puerta del gaditano, siendo finalmente el Valencia el que por medio de su secretario técnico, Pasieguito, se hiciera con sus servicios, percibiendo el club cadista nada menos que 25 millones de pesetas, una cifra astronómica para la época, y que venía a aliviar una penosa situación financiera. El fichaje tuvo lugar en el Hotel Calderón de Barcelona (en la concentración previa al partido que el Cádiz debía jugar al día siguiente) de forma muy atropellada. Los citados clubes peleaban entre sí por hacerse con el jugador, y el teléfono no dejaba de sonar con ofertas y contraofertas. Aceptada finalmente la propuesta de la entidad levantina, ésta prohibió al jugador, todavía bajo la disciplina amarilla, disputar la jornada de liga, algo que enfadó a un joven e impetuoso Botubot que se “comía” el césped, que sin embargo se resignó tras ser convencido por su entrenador, Enrique Mateos.



Con Tendillo (79-80) En el Camp Nou


Su llegada sin embargo, al equipo che, no fue ni mucho menos tan exitosa como lo fue su fichaje. Por utilizar un eufemismo, digamos que su entrenador entonces, el paraguayo Heriberto Herrera, no lo recibió con los brazos abiertos. Era un jugador traído por el secretario técnico, no por él, y desde el principio dejó bien claro “que no era bien recibido, no había nada de feeling entre nosotros. En mi primer día, reunió a toda la plantilla, y me soltó delante de todos: `usted no vale 25 millones´. Los compañeros me hacían señas a sus espaldas para que callara y no respondiera. Tras esto, me dijo que me avisaría cuando me necesitara, y me tuvo dos semanas entrenándome en solitario”.

Cualquiera podría haberse derrumbado tras un recibimiento así, pero Botubot no era uno más. Entrenó cada día como si fuera el último, a la espera de que la fortuna le fuera más propicia, y muy pronto ésta le sonrió. Hasta el mismo Herrera tuvo que enmendar su error y alinearle, en un intento de enderezar un equipo que no estaba dando el rendimiento esperado. Tras la jornada 23, el sudamericano es cesado, y a partir de ahí, explota la figura de Botubot, comenzando así una etapa inolvidable de siete años y medio, en la que fue pilar básico del equipo para los muchos técnicos que fueron pasando por el Luis Casanova: Mestre, Marcel Domingo, Pasieguito, Alfredo Di Stéfano o Miljan Miljanic. Todo ello compartiendo vestuario con nombres de la talla de Mario Kempes, Arias, Carrete, Claramunt, Saura, Solsona, Subirats, Castellanos, Tendillo, Sempere…

La afición valencianista aún recuerda la sensacional pareja que formó junto a Tendillo en el centro de la zaga. A pesar de no ser ni zurdo ni lateral, sus últimos años en el club blanco los jugó en dicha posición. Su incombustible fuerza física y su colocación excepcional le permitían suplir cualquier defecto técnico y adaptarse a cualquier posición. Quienes le vieron jugar recuerdan con entusiasmo como Manolo recorría kilómetros y kilómetros sobre el verde, para desesperación de sus rivales.



Defendiendo a Krankl Defendiendo a Maradona


Botubot colmó en el Valencia todas las aspiraciones que un jugador profesional pueda tener. A partir de 1979, enganchó tres títulos seguidos: Copa del Rey, Recopa y Supercopa de Europa, títulos que muy pocos gaditanos pueden presumir de haber conseguido y de haber sido pieza básica en su consecución. Aunque sin duda el día más importante en la carrera de Manolo se produjo el 21 de diciembre de 1978, cuando hizo su debut en partido oficial con la selección nacional: en Roma ante Italia. Botubot había sido un fijo en la selección sub21, y Kubala ya lo había llamado en varias ocasiones, en las que siempre se quedó en el banquillo pero sin llegar a debutar (sólo un mito como Migueli pudo taponar su proyección). No fue hasta entonces cuando saltó al campo vistiendo la camiseta roja, un día que el jugador jamás olvidará.

Tras siete temporadas y media, Botubot dijo por fin adiós a la que había sido su casa. El fútbol español atraviesa entonces por una aguda crisis de la que no se libran ni los más grandes. El Valencia intenta aliviar presupuesto y comienza a dar bajas a los jugadores más veteranos y con mayores fichas. Ilustres como Kempes, Carrete o Botubot entran en este “plan renove”. Botubot, para entonces, muy afianzado y establecido en la Comunidad Valenciana, decide continuaren ese rincón de España, y firma por tres temporada por el Castellón, que milita en Segunda División.



Levantando la Recopa (1980) Debut con la Selección (1978)


En su primera temporada en el cuadro blanquinegro, Botubot continúa demostrando su fortaleza y su fuerza, siendo titular indiscutible para su técnico, el húngaro Antal Dunai: “fue un gran entrenador, me hizo disfrutar mucho. Formó un equipo joven e hicimos un gran año”. Tras esta primera temporada, llegó al banquillo castellonense Roberto Gil, con el que Botubot coincidió algún tiempo en el Valencia. Entonces no hubo buena relación, pero hubiera sido un suicidio deportivo para el técnico no contar con el concurso del gaditano. En Castellón las cosas fueron distintas, y Manolo tuvo que verse por primera vez en su carrera deportiva relegado al banquillo. A resultas de esta situación, el club rescinde el contrato con el jugador.

Tras diez temporadas en el fútbol de élite, Botubot contempla su retirada, y se marcha a Cádiz a retomar su vida. De vuelta en su tierra natal, el zaguero se entrena en solitario, para no perder la forma, y Manolo Cardo, a la sazón, técnico del Cádiz, le pide que regrese a la que fue su casa, donde todavía podía aportar mucho. Habría sido sin duda el final feliz que la carrera de Manolo se merecía: retirarse vestido de amarillo. Sin embargo, había que salvar un pequeño escollo para el fichaje: “el presidente me firmaba si yo antes iba al Diario de Cádiz y concedía una entrevista para confirmar que estaba libre y que quería firmar por el Cádiz. Le di muchas vueltas durante la noche, me planté en el portal del periodista al que tenía que ver, pero una vez allí, me di media vuelta. Toda mi vida había basado mis éxitos en mis méritos deportivos, y yo no quería llegar al Cádiz de aquella manera, yo no quería entrar en ese juego, no lo necesitaba. Me sigue sorprendiendo y entristeciendo a la vez como ese tipo de historias y entresijos continúan todavía hoy en nuestro fútbol, y que nadie lo denuncie”.



Titular con el Valencia En el Castellón (84-85)


Cuando ésta vez sí parecía que Botubot colgaba las botas, el Xerez llamó a su puerta, y le ofreció un contrato por dos años que el defensa aceptó. En la primera de las dos temporadas, en Segunda División, Botubot dio la enésima cátedra de colocación en el campo y potencia. Fue fijo en las alineaciones e incluso se permitió igualar sus mejores registros goleadores, con tres tantos. Sin embargo, no cumplió todo su contrato con la entidad azulina: “no me vi con fuerzas para continuar, no estaba nada cómodo con Naya, y decidí perdonar el año que restaba de contrato y marcharme”.

Se ponía así punto y final a uno de nuestros canteranos más ilustres, uno de los que más lejos ha llegado en el fútbol español, y de los pocos que han representado a nuestro país en su selección. Pero sobre todo, quedan para siempre su lealtad, su integridad como profesional, la consecuencia entre sus palabras y sus actos, una persona y un jugador íntegro de los pies a la cabeza, del que nunca se habló de él fuera de los terrenos de juego, y que bien puede ser un ejemplo para todos esos jóvenes gaditanos que empiezan en esto del balón.

 

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CREACIÓN FICHA: 04/09/2008

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 04/09/2008

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