Antiguo jugador de, entre otros, Real Madrid (con el que logró cuatro Copas de Europa), Sevilla, Betis y Recreativo, además de internacional absoluto por España, el nombre Enrique Mateos está ya para siempre escrito con letras de oro en la historia del cadismo.

Suyo fue, en un porcentaje muy alto, el primer ascenso de nuestra historia a la división de honor, a lo más alto, él abrió el camino que luego habríamos de disfrutar en los dorados años ochenta. Queda para la historia su foto a hombros de los aficionados, llorando de emoción con las manos tapándole la cara.

Por supuesto, continuó en el equipo el año siguiente, siendo por tanto, el primer técnico que dirigió a los nuestros en Primera. Sin embargo, y pese a su condición de equipo novato, la directiva lo cesó cuando sólo se habían disputado once partidos de liga. De poco sirvió, ya que el descenso, pese a una buena temporada, fue inevitable.

La familia cadista perdió a uno de sus miembros más ilustres en julio de 2001, en Sevilla, donde Enrique falleció