Nacido en 1930 en La Línea, Gallardo fue cedido por el Sevilla al club amarillo ya en abril, cuando en Primera la competición ya había terminado y lo que quedaba era jugar la Copa, en la que el cuadro hispalense llegaría a semifinales. El futbolista no contaba para Helenio Herrera (técnico sevillista por aquel entonces).

Anteriormente, el jugador había dejado registros goleadores muy notables en la Balona de su ciudad natal, motivo por el cual el Sevilla se fijó en él. Estuvo en la capital andaluza cuatro años, llegando a jugar varios partidos y marcar varios goles en la máxima categoría.

En Cádiz, a pesar de llegar con el calendario tan avanzado, dejó nada menos que once goles en siete partidos, todo un record si nos quedamos con la media anotadora.

Al año siguiente sin embargo saltó al Murcia (que le permitía jugar en Segunda), donde volvió a ser un héroe. Mandó el balón a las redes nada menos que en doce ocasiones, que fueron determinantes para que el club pimentonero celebrara un ansiado ascenso a Primera. Por desgracia, sólo le duró la alegría un año. No fue desde luego por su culpa: el delantero dejó una docena de goles, pichichi de su equipo de largo.

A pesar del descenso, el linense habría de estar todavía temporada y media más en Murcia. Luego estaría media campaña en el Valladolid y otra más en el Terrassa, donde le perdemos la pista para la década de los 60.

Fallecido el 26 de febrero de 2018 en Barcelona