Llega en el verano de 2011 sin ser muy conocido, aunque en su club de procedencia, el Real Oviedo, muchos aficionados se rasgaban las vestiduras por haber dejado marchar al guardameta. Fue uno de los últimos fichajes hechos por Muñoz antes de dar las riendas a Pina, que decidió respetar el contrato del vasco. Enseguida se entendió porque. El guardameta, titular desde el minuto 1 de la pretemporada, estuvo sencillamente sensacional, seguro, sin fisuras, durante toda la campaña, siendo uno de los motivos por los que el Cádiz queda campeón. El público de Carranza lo erige como uno de sus nuevos ídolos. Gonzalo Gutiérrez, el chico Pina para la portería, no tiene más remedio que asistir impotente desde el banquillo, domingo tras domingo, al colosal estado de forma de su compañero.

La temporada terminaría para él de la forma más cruel, en una tanda de penalties que, como sabemos, nos privó del ascenso.

 

Y al año siguiente...todo se transforma. Es uno de los pocos jugadores que continúa, tras la desbandada del clan Pina. La mediocridad reinante en el equipo que conforma Gaucci le contagia por momentos, dejando a un Aulestia debilitado, que parece haberse olvidado de parar. Tampoco es que su defensa fuera precisamente la mejor ayuda que pueda tener un portero. Con todo, el arquero deja algunos momentos que provocan absoluto bochorno, como aquella cantada frente al Real Jaén, a pase, también hay que decirlo, del fuego amigo que le lanza Bermúdez.

Tanto es así, que el propio futbolista, aunque con la boca un poco pequeña, reconoce en público que su rendimiento ha bajado muchísimo en el ejercicio liguero. La afición, harta ya de tanto sin sentido, no tiene ya tanto aguante como antes, y enseguida le vuelve la espalda al que antes le coreaba su nombre.

 

Parecia, no obstante, que el portero sería renovado, sobre todo, al saberse que Agné continuaría en el banquillo. Pero para sorpresa de muchos, Aulestia el primero, el técnico aragonés decide que no cuenta con él, por lo que queda libre y desvinculado del Cádiz.

 

Sería, sin embargo, una desvinculación fría, que dirían algunos. El arquero ya estaba dentro de la red Pina, así que no se iría lejos por mucho tiempo.

Pasó una campaña en el Hércules, jugando por fin en Segunda División. No pudo, sin embargo, superar en la lucha por la titularidad, a otro excadista, Falcón. Pese a ello, el vasco dejó buenas sensaciones en el Rico Pérez.

Y así, para el verano de 2014, con Locos por el Balón asentados en Carranza, Aulestia regresa al Cádiz. De nuevo, viene a un equipo ganador, con mucha calidad, llamado a ascender por lo civil o criminal. De nuevo, él sería el portero titular de ese once de garantías, que tenía nombres muy importantes.

Volvió por sus fueros. Fuerte y seguro en el área, no cometió errores de bulto, fue titular sin discusión, cerrando el camino para Ricky Alonso, al que incluso arrebató el papel de protagonista en la Copa del Rey en algunos encuentros. En la eliminatoria decisiva en La Línea, que abría el camino hacia un rival en competición europea, Calderón, al contrario de lo que había hecho en rondas previas, se decidió por él. No le pudo salir mejor. El vasco, con un gran paradón en el descuento (a remate del portero contrario), certificaba el pase a los treintadosavos de final del torneo del KO.

Con la llegada de Claudio, la situación continúa igual para él. El meta vasco está incontestable, y lo demuestra: encaja un solo gol en los tres primeros choques del técnico valenciano. Seguro en todas las facetas del juego. Hasta que llegaron los malditos playoffs, en los que, curiosamente, se enfrentó a tres antiguos equipos suyos. En concreto, ese minuto en Oviedo donde todo se empezó a torcer. Lo que antes parecía seguridad y solvencia indiscutibles, ahora sembraba dudas. Muchos fueron, de hecho, los que reclamaron que el meta pudo hacer más en el gol de Cervero.

Como el resto de sus compañeros, pareció sufrió una transformación a partir de ese momento, sin dejaron disfrutar de su mejor versión que tan bien había funcionado en la liga regular. Las sensaciones ya eran otras. Poco pudo hacer el portero por evitar los goles en Alicante, no digamos ya en Bilbao, con sus compañeros en defensa totalmente desbordados. El desgraciado desenlace, ya lo conocemos todos. No hubo ascenso, y otra vez, Aulestia salía de Carranza sin poder celebrar el ascenso que había intentado ya, con esa, tres veces.