Jugador que dio mucho que hablar, a pesar de estar sólo media temporada en el Cádiz.

Llegó en el mercado invernal, y en apenas tres días pasó de ser presentado a convocado y jugar ya en liga. De ahí al final de campeonato jugó prácticamente todos los partidos, siempre por delante de jugadores que parecían más talentosos (Toti), más constantes (Juanse) o con más gol (Juanjo o Dioni). Jugaba tanto de mediapunta clásico como caído a la banda izquierda.

Sus primeras actuaciones parecían darle la razón a su entrenador, pues dejó destellos de calidad, pero según fueron pasando las semanas el efecto Cases se fue diluyendo a la velocidad de la luz, hasta ser abiertamente criticado y cuestionado casi con unanimidad por medios y aficionados. Pasaban más y más partidos sin que se le viera hacer nada especial, sin aportar desborde o regate en ataque, sin hacer últimos pases o incorporarse para hacer gol. De hecho, en varios encuentros parecía casi ni estar, con escasa participación en el juego.

Especialmente desacertado estuvo en el playoff de ascenso, dentro y fuera del campo. Después del rodillo que hizo el Castilla en Carranza, dijo en rueda de prensa que quizás el ambiente les había perjudicado, pues "no estoy acostumbrado a jugar ante 15.000 personas". La afición se le echó encima y sus compañeros tuvieron que desdecir sus palabras días después, agradeciendo al público su apoyo.

Para colmo, fue uno de los que falló uno de los decisivos penalties frente al Lugo, poniendo así un colofón a su gris paso por Carranza. Por supuesto, no permaneció en la Tacita una vez que se consumó la continuidad en la categoría de bronce.