Defensa central clásico de Segunda B (no conoce categoría superior), con poca técnica y que no se complica a la hora de sacar el balón, es otro de los jugadores que llega de la mano de Monteagudo, a cuyas órdenes ha estado el año anterior en el Badajoz. Así, el zaguero es de la partida en los primeros duelos del campeonato, pero pronto empiezan a verse algunas de sus carencias.

Especialmente doloroso es el penalti que hace (tras no haber tirado antes correctamente el fuera de juego) en la jornada quinta frente al San Roque de Lepe, que le cuesta dos puntos al equipo, y a él, la expulsión y que su entrenador lo mande, por tiempo indefinido, a la nevera (Monteagudo no se casaba con nadie). De hecho, hasta el despido del técnico manchego, sólo sería titular una vez más.

Ramón Blanco tampoco parece contar con él, aunque finalmente lo alinea en el que sería su último partido (jornada 16 en Lucena) donde por cierto, es expulsado de nuevo.

A pesar de estos antecedentes, Agné lo recupera para el once, alternándolo entre el eje de la zaga y el centro del campo, donde hace de tapón defensivo. A pesar de su innegable esfuerzo, sigue dejando momentos en que no puede ocultar sus carencias.

Así, al concluir la campaña, pocos fueron los que se extrañaron de que Gaucci no ofreciera la renovación al cordobés, que abandona así la disciplina cadista.

Foto: portalcadista.com