Enésima figura emergente que la factoría Pina caza en sus redes, y al que va permeando en sus conexiones. Empezaría con el filial del Granada, pero pronto se vio que eso le quedaba muy pequeño (más cuando venía de jugar en Segunda con el Huesca), y así, el extremo llega cedido en el mercado invernal de la campaña 2013-14. Pronto Agné, contento con su fichaje, empieza a convocarlo y a darle minutos en las segundas partes, aunque es con Calderón con quien explota. El técnico gaditano lo pone titular sin dudarlo desde el mismo momento en que retoma el banquillo de Carranza. Sus galopadas por la banda dan alas al equipo, y son un ingrediente más de la remontada que permite, como mal menor, acceder al menos al cuarto puesto. Todo quedaría en papel mojado cuando el Hospitalet da buena cuenta de nosotros, y el jugador sólo un día después de la debacle en Cataluña,
se despide de la afición deseándonos mejor suerte.
Fue una despedida efímera. Tras varios días de pretemporada con el Granada, el equipo nazarí lo cede, ahora desde el principio de la liga, al cuadro amarillo. El jiennense estaba llamado, viendo lo que había ocurrido en el ejercicio anterior, a ser otro de los que llegaba para ser fijo para Calderón, en su caso, en la banda izquierda, su hábitat natural. Sus caracoleos y sus centros desde la siniestra son un arma importantísima en el ataque de su equipo. Al técnico gaditano se le ocurrió experimentar sin él en la visita al UCAM de Murcia, y el resultado no pudo ser peor, teniendo que rectificar enseguida a la semana siguiente.
No obstante, emerge esta temporada la figura de Kike Márquez, que habría de hacerle mucha sombra. El sanluqueño, tocado por una varita mágica en esta campaña, se hace grande con el paso de las semanas, y eso le cuesta a García tener que empezar a ver los partidos desde el banquillo. El cambio de entrenador no mejora las cosas para él, puesto que Claudio aprecia también el estado de forma en el que se encuentra Márquez.
Con todo, Migue sale siempre en las segundas partes, e intenta aprovechar bien los minutos que le dan, como frente al Córdoba B, contra los que marcaría uno de sus goles ese año, que cerraba el duelo ante la falta de puntería del resto de sus compañeros.
Sin embargo, la confianza de Claudio en el extremo se va degradando, y su presencia en los partidos se va reduciendo paulatinamente. Curioso que fuera precisamente contra el filial cordobesista, una vuelta después, cuando el técnico lo señala específicamente. Por las razones que fuera (exceso de confianza, individualismo...) el técnico de Manises, en un partido fácil en el que aprovecha para dar una oportunidad a los menos habituales, lo señala de forma específica, sustituyéndolo en el descanso, cuando estaba llamado a jugar el duelo completo.
En la doble eliminatoria contra el Oviedo, Migue García no es ni tan siquiera convocado. No tiene sitio ni en el banquillo. Pero el sopapo de realidad que supuso la derrota ante los asturianos hace que Claudio gire el cuello buscando cualquier solución que valga, y encuentra de nuevo al jiennense, que despierta por fin, convirtiéndose en revulsivo. Su participación contra el Hércules es muy importante, en ese papel de revulsivo, haciendo despertar a sus compañeros. Aunque al final, el extremo zurdo vuelve a estar en el mapa
cuando parecía muerto y enterrado.
Llega el desastre de San Mamés. García es de los pocos que intenta algo en la segunda parte. Había entrado en la primera parte, siendo él ahora el beneficiado de un cambio sorprendente, el que hacía Claudio de Kike Márquez cuando sólo se llevan disputados 25 minutos de choque. Un disparo suyo desviado por el meta rival a punto estuvo de meter de nuevo en la eliminatoria a los amarillos. Pero no fue suficiente.
Ahora sí, y aunque Cordero llegó a decir en rueda de prensa que no estaba descartada su vuelta por tercer ejercicio consecutivo, parece que la historia de Migue García con el Cádiz había finalizado.
Foto: portalcadista.com