Hermano de otro jugador cadista (Germán Sánchez), Servando llega al Cádiz tras erigirse en toda una institución en el Real Jaén, en el que había militado las tres temporadas anteriores. Destacó especialmente en el ascenso a Segunda del club blanquillo: jugó 41 partidos y anotó nada menos que cinco goles.
En el Cádiz estaría nada menos que cinco temporadas, en las que habría de erigirse en capitán, alma mater del vestuario, celebrar un ansiado e inesperado ascenso a Segunda y cumplir más que de sobra en la categoría de plata.
Petición expresa de Calderón, desde los bolos de verano ya se aprecia claramente que el técnico gaditano piensa en él como su hombre fuerte, junto a Josete, para la zona central de la zaga. Sin embargo, las cosas no empiezan bien para él. Apenas se han disputado dos jornadas, cuando se lesiona para varias semanas, en las que obviamente, pierde el ritmo de competición.
No sería problema para él. Sin florituras, sin alardes, en cuanto estuvo recuperado volvió del tirón al centro de la zaga, donde sería totalmente indiscutible. Partido tras partido, sumando siempre noventa minutos, ninguno de los dos entrenadores osó retirarle la confianza. Su jerarquía en la zaga y en el equipo eran capitales.
Tras su primer año de amarillo, llega, por fin, la temporada del ascenso. Servando empieza el año como terminó el anterior, jugándolo casi todo de titular. Pero desde el principio se adivina que no es el mismo. Parece haberse quedado en ese playoff en el que todos se desdibujaron. El isleño está fallón, lento, falto de contundencia.
Hasta que llega el playoff. Cervera viene con ideas nuevas y no encasillado. Ve la implicación del zaguero y le busca un hueco en el lateral zurdo (de largo, el año que más laterales ha tenido el Cádiz en esa banda!). Sorpresa para todos, el jugador devolvió la confianza con actuaciones soberbias, sobre todo en los primeros duelos de la muerte. Menudo pase le da a Salvi en A Malata para que el pequeñajo hiciera gol de cabeza. Fue el capitán en esta fase final, motivando a todos y cada uno de sus compañeros para que creyeran en ellos. El fue de los pocos que no dejó de creer.
De vuelta al fútbol profesional, el capitán del Cádiz sabe que va en desventaja este año. Después de terminar la temporada pasada como un tiro y ser clave en los playoffs, el salto de categoría le puede venir grande. Pero el no se achanta, él fue el que nunca dejó de creer y convenció a los demás para que lo siguieran haciendo.
De hecho, y a pesar del fichaje de Sankaré, el isleño comienza la temporada contando para Cervera, que forma pareja de centrales con él y el canario Aridane. Y como siempre, el isleño se deja la piel cada vez que sale al campo.
Sin embargo, su participación en esta campaña habría de verse reducida, significativamente, tras la irrupción de Sankaré (Aridane es indiscutible desde la pretemporada).
Con todo, ejerce de capitán y exhumando cadismo por cada poro, es el líder del vestuario, hasta llegar a todo un playoff de ascenso a Primera.
Otra temporada más, la 2017-18, Servando ejercía de capitán y de buque insignia en el vestuario. Como siempre, tuvo competencia en el puesto y si bien sus cualidades técnicas seguían siendo algo inferiores a las de sus compañeros, su casta y la pasión que ponía en cada partido le hicieron seguir contando con la confianza de su entrenador.
Pese a perder su condición de titular en la campaña anterior, en esta de nuevo fue capaz de imponerse a los centrales que le trajeron para competir con él, y salvo raras ocasiones, Servando era el fijo y Cervera fue rotando entre Mauro, Kecojevic (con el que jugó más tiempo) y Villanueva para acompañarle en el centro de la zaga.
Sin ser un diez en nada, el isleño se multiplicaba por la zona defensiva, y manejaba el timón del juego defensivo de su equipo. Incluso se apuntó al apartado goleador, haciendo tres tantos, todos ellos vitales para sumar puntos. No sólo eso, sino que supo adaptarse incluso y ponerse como lateral derecho cuando en noviembre se lesionó Carpio y Cervera aún no creía en Correa. Ya antes, recordemos, había jugado como lateral zurdo también con el técnico guineano. Lo que le echen. Imperial.
Incombustible y gladiador, la grada le reconoce todas las semanas su compromiso, trabajo y lucha, uno de los pocos de los que nadie dudó, incluso en los peores momentos.
Para la campaña 2018-19, ahora ya sin Aridane, pero con otros centrales para hacerle la competencia, nadie se atreve a dar por muerto al incombustible capitán. Tuvo que venir una lesión muy dura, para que apartarse a un lado. En un partido copero en Tenerife, en una jugada desafortunada con David Gil, se produjo una fractura malar. En principio iba para unas semanas...pero a la postre, sería su último partido de amarillo, y era solo septiembre. La recuperación se fue ralentizando, los meses fueron pasando...y la situación se iba enquistando. Para enero, ya se sabía que el capitán no volvería a vestirse de corto y el club trajo a Pantic (que no jugaría un solo minuto).
A final de temporada el de San Fernando confirmaba el secreto a voces de su retirada, tras un lustro de amarillo. Siempre, Servando.
Foto: portalcadista.com
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CREACIÓN FICHA: 30/06/2014
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 12/06/2019
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