De Enrique se pueden (y de hecho, se han hecho) escribir ríos de tinta. En una sola cosa se aúna la opinión de la afición para hablar de este jugador: no deja indiferente a nadie.

Llegó a Cádiz en el plazo de fichajes de invierno de la campaña 2003-2004, sin hacer el menor ruido. A pesar de que cuando visitó Carranza con el Cacereño, ya hizo gala de sus cualidades goleadoras, era un gran desconocido para el gran público.

Difícil era adivinar entonces que el de Azuaga estaría ocho campañas de amarillo, jugaría en las tres categorías de nuestro fútbol, y generaría tantas alabanzas como críticas.

El origen de tanta "polémica" se debe a las valoraciones que se hacían de su juego, según se miraran sus números o sus formas. El que fue muchos años "ocho" del Cádiz (siempre pegado a la cal por la derecha) dejaba sobre el campo, en multitud de ocasiones, regates imposibles, rebotes, trompicones...Pero su ficha estadística no miente: casi 40 goles en 242 partidos, y hablamos sólo de liga. A saber cuántas asistencias acompañan a esas cifras.

Lo cierto es que el extremeño se ganó por derecho propio ser uno de los iconos del club amarillo en la década del 2000, capitán, y entrar en la centenaria historia cadista: se quedó a un solo gol de entrar en el "top ten" de goleadores de siempre (en su día hubo algo de polémica y confusión, pues nosotros publicamos dicho hecho con un error de bulto - no contamos a Pollito Roldán - y muchos medios se hicieron eco, teniendo que rectificar después) y sólo encontramos once futbolistas que hayan vestido la camisola amarilla en liga más veces que él.

Las anécdotas con él son interminables. Por citar alguna, podemos recuperar un "penalti" que sufrió en Almería. El colegiado castigó como pena máxima una falta que se produjo fácilmente a cinco metros del área rival, en una imagen que dio la vuelta al mundo entero.

En la temporada 2011-12 estuvo en el club, pero podemos decir que como empleado: la lesión que arrastraba del año anterior le negó la posibilidad de tener ficha tanto en agosto como en enero, y terminó haciendo de hombre nexo entre plantilla y cuerpo técnico.

En cualquier caso, un nombre ya ligado de forma irremediable a la historia del Cádiz, tanto para sus detractores como para sus defensores, divididos casi en partes iguales.