Ingresa en los escalafones inferiores del club en 2013, hasta llegar al filial.

Llega incluso a debutar con el primer equipo en Segunda B, en los partidos de Cervera en los que, sin poder mejorar la clasificación para el playoff, aprovechó para dar descanso a los titulares.

Al año siguiente, ya como titular indiscutible en el filial, consigue el ascenso de nuevo a Tercera con el B, y renueva por dos años más.

Y así, llegamos a la temporada 2019-20, la del ascenso a Primera. Gran temporada del canterano, en la que habría de confirmarse como un jugador de pleno derecho del primer equipo. La desgracia de un compañero (Garrido, al que las lesiones le machacaron sin piedad) fue su puerta de entrada, primero de forma discreta, y luego como decimos, con pleno derecho.

Cervera le da minutos en Albacete, a final de octubre (ya tuvo mala suerte, siendo el día en el que el Cádiz perdía después de una racha histórica de victorias) y a partir de ahí empieza a contar con él en casi todos los partidos de la primera vuelta, y la Copa. Al principio le tocó alternar con el filial, pero terminó siendo reclamado por Cervera como suyo. Y es que el entrenador reconocía que su trabajo merecía más premio. En el caso del cartagenero, el halago no le hizo débil, muy al contrario.
Para cuando está llegando el final de 2019, el centrocampista, aprovechando las bajas que se iban acumulando, y con su buen desempeño, se ganó el derecho no solo a entrar en las segundas partes, sino incluso de ser titular (lo fue en las tres últimas del año), comiéndole la tostada a otros futbolistas que a priori iban por delante de él. La asoladora plaga de lesiones (con Cala, Marcos Mauro y Rhyner fuera de combate) le abrió de par en par las puertas de la titularidad, ahora en el centro de la zaga, y respondió como si llevara toda la vida ahí.

Fijo ya en los planes de Cervera, miembro de la plantilla como uno más, el club se apresura a renovarle, noticia que es celebrada por la afición. No le afecta, el cartagenero sigue asentado en el equipo y cuadrando grandes actuaciones como en Lugo.

No podría terminar mejor el año que celebrando un histórico ascenso a Primera con la camiseta amarilla, culminando así una escalada espectactular, desde que llegara como cadete.

Una escalada que parecía imparable cuando, con la nueva temporada, ya en la máxima categoría, el cartagenero continúa en su línea ascendente, y contando con la confianza del entrenador, que lo alinea de titular nada menos.

Sin embargo, nadie podía imaginarse el infierno que viviría después. Un fallo suyo desencadenó uno de los tantos que costó la derrota ante un rival directo en casa y en el estreno liguero, pero de ahí, a que el jugador se quedara, sin ficha y sin salir a otro equipo, media un abismo. Los motivos de semejante giro de 180 grados continúan hoy, al menos para nosotros, siendo un misterio.

El caso es que por fin en enero, el centrocampista encuentra una salida, enrolándose en el CD Tenerife como cedido. Estando allí Cordero, uno de sus principales valedores, y viendo que su rendimiento fue más que aceptable, no fue fácil llegar a un acuerdo para que el verano siguiente, en 2021 y con el Cádiz de nuevo en Primera, Sergio fuera ya traspasado en firme al club chicharrero, acabando así su carrera en el Cádiz, que parecía que iba para mucho más.

Foto: portalcadista