Delantero por desgracia conocido para la afición cadista, puesto que fue el que marcó los dos tantos del Bilbao Athletic en San Mamés en el duelo de ida de la última ronda de playoff de ascenso en 2015, dejando al Cádiz casi sin opciones para el partido de vuelta, como terminaría ocurriendo.

Tras toda la vida en la cantera del Athletic (con una cesión de dos años al Baskonia), con el que llegaría a la división de plata, es cedido al Cádiz para que continúe jugando en dicha categoría, puesto que el filial bilbaino sólo duró un año tras eliminar al equipo amarillo.

Solo se puede calificar de decepcionante la campaña de Santamaría con el Cádiz. Se esperaba muchísimo de un delantero que ya en el playoff de ascenso a Segunda de 2015 nos enseñó, por desgracia, de lo que era capaz. Fuera por demérito suyo, o por acierto de la tripleta atacante, nunca tuvo oportunidades.

Ni tampoco le acompañó la suerte: para una vez que fue titular, en Miranda, fue expulsado de forma absurda en el primer tiempo. Una de las amarillas, ¡fue por ir a beber agua!

Tras el desastre de Vallecas, el jugador aprovechó y pidió minutos y su entrenador reconoció que contaba con él y que quizás tendría que utilizarlo más. Pero ni por esas.
Tuvo su momento de gloria cuando en Tenerife (en liga) marcó un tanto en el descuento que salvaba un punto importante y que además, vino acompañado de la expulsión de Ortuño, que dejaba vacante el puesto de delantero. El vasco tuvo ahí su oportunidad, y fue titular dos jornadas seguidas (UCAM y Lugo). Pero ahí quedó todo. Y eso que ante el UCAM marcó un señor golazo que fue elegido como la mejor jugada de esa jornada. Pero luego en Lugo estuvo totalmente desaparecido. Ya no sería otra vez titular hasta el “intrascendente” partido de la última jornada en Valladolid.

Tan desaparecido estaba que se llegó a hablar incluso de su salida en el mercado invernal, aunque al final Cervera presionó para que se quedara.

Con Ortuño indiscutible arriba, fue primero eclipsado por Rubén Cruz y definitivamente arrinconado por su compañero y paisano Aketxe, que se hizo enorme en la mediapunta en la segunda vuelta. Los números no pueden ser más clarificadores: sólo cuatro veces titular en 46 partidos (incluyendo la Copa), uno de los cuales fue el último en Valladolid, en el que Cervera dejó en casa a los habituales pensando en un playoff en el que el vasco no jugaría un solo minuto.

En el último cuarto de campeonato asomó más la cabeza y participó en varios partidos, cuidado por un Cervera que no quería que se le fuera del todo el jugador, pero la realidad es que apenas sí disputaba unos pocos minutos, y no daba para más. El mazazo final le llegó en el playoff cuando, ante todo pronóstico, Cervera sentaba a Ortuño pero en su lugar se decantaba por Rubén Cruz en lugar de por él. No sólo eso, es que no tuvo un solo minuto en el doble duelo ante el Tenerife, con una vuelta que tuvo prórroga y en la que hacía falta un gol. Más claro, imposible.