Ni un año se ha cumplido desde que el Cádiz CF anunciara la contratación de Augusto Fernández. El centrocampista argentino recalaba en el club del Ramón de Carranza el 22 de junio de 2020 para ocupar la ficha que dejaba libre Luismi Quezada, lesionado de gravedad.
Ni que decir tiene que la incorporación de Augusto Fernández levantó revuelo. A La Tacita de Plata llegaba un futbolista que había dejado un cartel más que notable en España. Primero en las filas del Celta, donde llegó siendo un desconocido y se convirtió en una de las sensaciones hasta que, después, recaló en el Atlético de Madrid. Con el Cholo Simeone llegó a ser subcampeón de Europa. Y cambió su función en el rectángulo de juego, pasando de ser volante a convertirse en un mediocentro defensivo.
Que se trataba de un futbolista de campanillas era evidente, aunque la cuestión era la siguiente: ¿cómo llegaba físicamente Augusto a Cádiz? La respuesta no ha sido la más satisfactoria en ese sentido. El sensacional jugador sudamericano no ha podido demostrar en Cádiz todo lo que fue capaz de dar en el pasado. El motivo ha sido claro: las inoportunas y continuas lesiones. Todo un calvario para el centrocampista.
Regresó a España con 34 años tras su aventura en China y nunca pudo ser el que fue. La esperanza del Cádiz CF era recuperarlo sobre el rectángulo de juego, pero no fue posible. También es cierto que Augusto en plenitud de condiciones no hubiese llegado a un equipo que por aquel entonces militaba en la categoría de plata del fútbol español.
En resumidas cuentas, Augusto no tuvo protagonismo en el ascenso. Apenas disputó una hora de juego antes de consumarse el salto de categoría y algo más poco después de conseguir el éxito. E incluso él mismo, en un alarde de sinceridad, reconocía durante la fiesta del ascenso en El Rosal que el mérito era de sus compañeros.
Ya en Primera seguía Augusto formando parte de la plantilla. Lo hacía con la esperanza de reverdecer viejos laureles, pero tampoco se pudo cumplir el sueño. Poco más de 300 minutos en todo el curso, tres titularidades y tres encuentros completos constan en su hoja de trabajo. Muchísimo menos de lo que hubiesen deseado él, el presidente, el entrenador, los compañeros y todo el cadismo.
A fin de cuentas, Augusto siempre fue la alternativa lejana a la dupla formada por Jens Jonsson y José Mari, pues ante la ausencia del danés o el roteño los que ocupaban el mediocentro eran Fali, Álex o Garrido.
Nadie puede negar lo evidente y Augusto es el primer damnificado por culpa de las lesiones, de ahí que su actuación no se pueda calificar. Pero si algo se ha dicho siempre del argentino es su compromiso, implicación y compañerismo. Desde el primer hasta el último integrante del Cádiz CF han valorado de manera muy positiva la actitud del argentino en el vestuario. Ahí ha sido clave con sus consejos, sobre todo en los malos momentos de la temporada, que también los hubo.
Y Augusto, en otra clara muestra de realidad, decidió colgar las botas tras una notable trayectoria deportiva. Lo hizo al finalizar la temporada y justo después de dejar una imagen para el recuerdo: la del cambio de generación cuando salió del Ciudad de Valencia en el último encuentro de Liga ante el Levante para que el jovencísimo Bastida fuese su relevo.
"Es un orgullo terminar mi carrera en el Cádiz CF. No creo que esté a la altura para recibir este homenaje. Pensé en algo más sencillo. Siempre tendrán un pedacito en mí", señaló el ya exfutbolista en una emotiva retirada con la temporada ya finalizada.
Lo hizo a los 35 años y marchándose con una gran imagen entre los suyos. "Es una decisión complicada y meditada, pero detecto mediante mi sentir cuándo es mi momento. Te lo marca la cabeza más que el corazón", apuntó. Ahora ya piensa en el futuro, pero lejos de los banquillos y más próximo a la gestión.
Texto: La Voz (Canal Amarillo)
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CREACIÓN FICHA: 24/06/2020
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 18/06/2021
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