Jugador que venía precedido por haber demostrado unas sensacionales maneras en el centro del campo del Castellón y del Nástic, con el que había debutado en Primera. Parecía venir a tapar el hueco dejado por Manolo Pérez, en una medular que se había quedado huérfana desde entonces.

Sin embargo, el valenciano, que irrumpió en el once titular nada más llegar en el mercado invernal, tan fuerte como eclosionó, se fue deshinchando, y pronto fue desapareciendo de las alineaciones, hasta perder la total confianza del técnico, Jose González, que ya casi no lo alineó en el tramo final de liga. El club no se planteó la renovación.

Tras su pequeño paréntesis en Carranza, retorna al cuadro granate para volver a brillar una temporada más, antes de abandonar definitivamente el Nou Estadi, para enrolarse en el Alicante, donde sería el jugador más destacado en el humilde proyecto del segundo equipo de la ciudad, que volvía, después de muchos años, a la categoría de plata. Buades no pudo brillar y su equipo terminó dando con sus huesos de nuevo en Segunda B.

El centrocampista bajó de golpe dos categorías, para fichar por el Alzira también valenciano. Sin embargo, en el mercado invernal, se convirtió en el refuerzo de lujo del CD Toledo. Sin embargo, el de Benimodo no pudo evitar que, tras un pésimo tramo final de liga, los de El Salto del Caballo se pegaran un tremendo batacazo, con agónico y dramático descenso a Tercera incluido.