Excelente centrocampista, todo un trotamundos de nuestro fútbol que sin duda alguna, alcanzó su cénit de juego vistiendo la elástica cadista.

No es exagerado decir que durante la década de 2000-2010, Manolo Pérez fue el mejor, y casi único centrocampista puro, que pisó la hierba de Carranza como local.

Fichado el año de retorno a Segunda, Jose González y Víctor Espárrago lo consideraron ambos absolutamente fundamental en su papel de organizador del equipo. Salvando mucho las distancias, su juego era controlar y distribuir el juego, articular todo el fútbol de ataque, tal y como haría Xavi Hernández en el Barcelona (salvando, lógicamente, las distancias).

Tenía un verdadero guante en su bota derecha. Cada córner o falta que sacaba era medio gol, muchas veces sus compañeros sólo tenían que poner la testa, y gol. Parecía (y posiblemente era) lento, pero para su función, no necesitaba más.

Su marcha del club dejó un vacío que nadie nunca llegó a cubrir. La pareja Bezares-Fleurquin estaba muy lejos de poder generar el peligro en ataque que él generaba, y los posteriores Morán, Parri, y demás, tampoco aportaron nunca lo que él.