Jugador criado en la casa, que con paciencia supo ganarse el favor de los técnicos, y la oportunidad con la que asentarse en el primer equipo. El portuense supo esperar su oportunidad de forma paciente, y de ser un joven imberbe que esperaba en la grada, terminó convirtiéndose en un pilar básico del juego de su equipo, y protagonista absoluto de la resurrección del mismo.

Vital en la temporada del ascenso a Segunda, en la que fue titular indiscutible en casi todos los partidos, y que marcó goles casi definitivos en la liguilla, se erigió también en el retorno a Segunda como uno de los pilares básicos en los que se sustentaba el equipo. Jose González lo redescubrió, moviéndolo de la posición de centrocampista defensivo a central con una excelente salida de balón. El desahogo que daba a su portero y compañeros de zaga era fundamental: lo mismo salía de la cueva con la autoridad de un "kaiser", que daba un pase de 50 metros que era media jugada de gol. Por no mencionar su espectacular toque y pegada de balón, siendo especialista en faltas y jugadas a balón parado.

Precisamente marcó los dos penalties que significaron los dos ascensos del equipo en 2003 (Las Palmas) y 2005 (Chapín). Punto de penalti, que, ironías del destino, también le dio tristezas, al fallar una pena máxima que pudo significar la permanencia en la aciaga temporada 07-08, en el último segundo de la liga, en el campo del Hércules (al que curiosamente se marchó tras aquella campaña). Una salida poco digna después de lo mucho que ha hecho Abraham Paz por el Cádiz en nueve temporadas.