Criado en la cantera barcelonista (tres años en el filial blaugrana), Fragoso llega todavía joven al Cádiz, con 26 años, aunque ya con experiencia en Segunda, en el Ciudad de Murcia y el Granada 74.

Estuvo en el Cádiz dos temporadas, siendo titular absolutamente indiscutible en ambas, sumando la friolera de 80 partidos entre ambos ejercicios ligueros, aunque como es sabido, con muy diferentes resultados colectivos entre una y otra.

En la primera de ellas, es una de las piezas de la infranqueable defensa cadista, en las que acompaña a Cristian, Mansilla y Raúl López. Un auténtico muro que poquísimos equipos pudieron penetrar. En dicha línea, Fragoso era el encargado de comenzar las jugadas del once amarillo, y es que además de tener unas excelentes cualidades defensivas, también cuenta con un buen desplazamiento en largo y una destacable salida de balón. El ascenso de Irún se debe, muy en parte, a su sensacional rendimiento desde que diera comienzo la campaña.

Un año después, en Segunda, como sabemos, el once cadista se cae con todo el equipo. Desde luego, no fue por Fragoso, cuya titularidad, una vez más, es totalmente innegociable, tanto para Gracia primero como para Espárrago después. De corte parecido a Abraham Paz, el catalán pasa este año a jugar muchos partidos en la medular, aunque finalmente sería el centro de la zaga donde más se le vería. Nadie, ni siquiera los porteros, jugaron más minutos que él en el Cádiz esa campaña.

Terminada ésta y consumado el descenso, el jugador hace público enseguida su deseo de continuar en el Cádiz y devolver a la afición el sitio que merece en la LFP, pero la entidad amarilla le niega la renovación, y finalmente acepta la oferta del Albacete.

En el equipo manchengo las cosas no le irían mucho mejor: descendería nuevamente a Segunda B, y sería señalado por la afición y el entorno como uno de los principales culpables. Fue apartado del equipo el verano siguiente y finalmente firmó la rescisión para irse al Melilla.