Jugador de banda, que sin embargo, destacaba mucho más por su tremenda pegada y su presencia en el área, que por su velocidad junto a la línea de cal o sus centros desde la misma. Su calidad técnica no era exquisita, y sus regates no siempre eran limpios, pero desde luego, era difícil tener más instinto que él para aparecer siempre en el momento oportuno y en el sitio exacto.

Llegó cedido del Español B, sin apenas un nombre, pero sin duda ambas partes se beneficiaron mucho de la operación. El jugador salió muy reforzado (su rendimiento convenció al Español, que lo retuvo y que lo cedió, aunque esta vez a Segunda en el Girona), y la aportación de Juanma para el ascenso fue más que notoria.

Y eso que no mantuvo el ritmo de las primeras jornadas, ya que si no estaríamos hablando de casi un mito del cadismo. Tras ocho jornadas, era el máximo goleador del grupo IV, tras endosarle un hat-trick al Ceuta en Carranza. Parecía que se iba a salir, pero mediada la temporada, empezó a perder fuelle, e incluso a quedar fuera de las convocatorias, en detrimento de Enrique, que fue poco a poco arrebatándole la titularidad.

Una luxación de hombro le despidió prematuramente de la temporada, y no tuvo opciones de aportar su granito de arena en la promoción de ascenso. En cualquier caso, su honradez, humildad y esfuerzo fueron reconocidos por la afición.