Como diría la peña Sulfuro Amarillo en su web, el "pescaito" por excelencia.

Entrar a valorar sus cualidades como futbolista es totalmente irrelevante. No disputó ni un sólo minuto oficial con el Cádiz en toda una temporada que estuvo. Su fichaje simboliza y resume para muchos la gestión del grupo ADA al frente del club: a pesar de que el equipo jugaba en Segunda B, donde no se permitían extra-comunitarios, Fran Canal, que lo conocía del Ourense, lo contrató para el Cádiz, con la esperanza de poder obtener para él la doble nacionalidad.

De septiembre se pasó a diciembre, y de ahí al verano siguiente, sin que el bueno de Darko pudiera demostrar si sabía o no darle al balón. Dicen las malas lenguas que se le intentó arreglar incluso un matrimonio de conveniencia para conseguirle papeles.

Para colmo, aquella temporada la Interpol lo confundió por un criminal de guerra. En resumen, que únicamente se habló de él por sus vivencias fuera del campo.