Uno más de esos jugadores que se fichan en el mercado de invierno, nadie sabe bien porqué, y que como se ve venir, terminando siendo un gran fracaso para el club.

Mucho menos se entiende su fichaje al conocer estos datos: Filipe llegaba a Cádiz en diciembre, sin haber disputado un solo minuto en toda la temporada, de hecho, estaba sin equipo. Eso, obviamente, influyó en su forma física. Y es que el luso evidenciaba un claro sobrepeso.

Su único aval era su debut en Primera con el Oporto (un único partido), y un importante número de internacionalidades juveniles con Portugal, llegando incluso a ser internacional sub21 en dos ocasiones.

Sin embargo, pronto se demostró que iba a pesar, literalmente, mucho más el medio año sin jugar. Las semanas iban pasando y Filipe no conseguía ponerse al mismo ritmo que sus compañeros, hecho que era criticado en la prensa. La afición, acostumbrada ya a los sinsentidos y decepciones de la Segunda B, se lo tomaba a guasa.

Ni que decir tiene que no se prorrogó su contrato, ya que apenas jugó unos 200 minutos en los nueve partidos en los que participó. De vuelta al país vecino, fue saltando entre clubes de la Segunda B y Tercera división lusas.