Integrante del Sevilla entrenado por Helenio Herrera (aunque no llegó a debutar en liga), fue cedido por el club hispalense durante un año al Cádiz.

Debuta frente al Xerez, de forma fortuita. No estaba convocado, pero ante la enfermedad a última hora de un compañero, fue recogido por el autobús de la expedición amarilla, en su domicilio en El Puerto, donde tuvo que dejar la comida a medias. Aún así, le salió un gran partido.

Cuando se estaba asentando en las alineaciones, tuvo una fisura de peroné. En aquella época, para estas lesiones se prescribía una escayola hasta la misma ingle durante 45 días. Cuando pasó dicho plazo, la musculatura estaba totalmente atrofiada. Para cuando quiso recuperarse, la temporada casi había concluido.

Posteriormente jugó sendas promociones de ascenso con Jerez Industrial y Algeciras (ambas fallidas), para irse al Recreativo con Antúnez (que lo había tenido en el club blanquirrojo), donde esta vez sí, consiguió saltar a Segunda.

Curiosamente, fue en su última campaña como profesional, en el Betis, en la que pudo por fin debutar en Primera, aunque fue el único encuentro que disputó en dicha temporada.