Llegado al Consejo de Administración en 2006, es elegido por sus compañeros para ocupar el puesto a comienzos de la temporada 2010-2011, tras la renuncia de Muñoz al consumarse el descenso de la temporada anterior, y la imposibilidad de éste de encontrar nadie ajeno al Consejo que aceptara esta responsabilidad, siempre con Muñoz como máximo accionista.

Su nombramiento se hace público 13 de septiembre de 2010, el día siguiente de haberse jugado el tercer partido de liga. Dos días antes, Huguet ya había encabezado los actos conmemorativos del Centenario, como el izado de la bandera del mismo. Llegó advirtiendo claramente que estaría una única temporada en el cargo, que lo hacía por el Cádiz y por Antonio Muñoz, que se lo había pedido, aún cuando su familia se mostró en desacuerdo.

Lamentablemente, nunca pudo quitarse el sambenito de que era únicamente una figura de barro, una marioneta que obraba según el dictado de Muñoz, y no al margen del mismo, por más veces que intentó explicarlo. Gran parte de la afición y los medios así lo pensaban y expresaban.

En lo deportivo tampoco pudo ser el presidente de un nuevo ascenso. El equipo, primero con Vidakovic, luego con Jose González, nunca terminó de dar seguridad. Al contrario, tuvo que lidiar con feos asuntos, como la amenaza de plante de los jugadores, tras dos meses sin cobrar.

Concluida la temporada con la decepción en Miranda, la llegada de Quique Pina aceleró todavía más su adiós, ya anunciado y conocido.