Rafael Mateo obtuvo, seguramente, menos resultado del que su esfuerzo mereció, y terminó saliendo por la puerta de atrás.

Llegado desde Madrid, desde el principio no cuajó entre la afición, que aún tenía muy frescos los fantastmas de Cerezo y Gil. Mateo era el "delegado" del grupo ADA en Cádiz, una empresa de gestión deportiva, encabezada por Asensio, que se hizo, a su vez, con el control del Málaga CF y el RCD Mallorca. Aterrizaba acompañado de Fran Canal, su mano derecha en el club.

El grupo ADA y Mateo apostaron fuerte desde el principio. Invirtieron una importante suma de dinero en fichajes, e intentaron remodelar el club, demasiado "", pero los esquemas que en Málaga y Mallorca funcionaron, aquí resultaron un fracaso. En la primera temporada de Mateos, las cosas se torcieron desde el principio, con el despido de Ismael Díaz. El club fue siempre a remolque, y aunque remontó a final de liga, no llegó para la liguilla.

Un año después, el grupo volvió a invertir una importante suma de dinero. Pero fichajes como Loreto, Dani Ruiz, Luis Merino no cuajaron, por no hablar de la pifia de Darko Ljubojevic, no dieron lo que se esperaba de ellos, y el equipo, lejos de pelear por la liguilla, a punto estuvo de dar con sus huesos en Tercera. Tras dos años de sequía absoluta, antes de que terminara la temporada, ya se había decidido retirar todo el apoyo finaciero.

Así, Mateo y Fran Canal pasaron a ser enémigos públicos números uno, blanco de todas las críticas, y máximos responsables para la afición de que el equipo tuviera que encerrarse ante la falta de pagos. A pesar de esto, Mateo siguió acudiendo a Cádiz regularmente, y algún desalmado decidió tomarse la justicia por su mano, agrediendo a Mateo en los bajos de Tribuna, a la salida de un partido de liga.

Finalmente, Mateo firmó en diciembre el traspaso de poderes a Antonio Mendoza, desvinculándose para siempre de la entidad cadista. No obstante, Mateo volvió a ser noticia al demandar a Muñoz y su grupo, al entender que no habían satisfecho las cantidades exigidas para el traspaso de poderes. Demandas que a punto estuvieron de paralizar la venta (lo que suponía poner de nuevo al club al borde del abismo), lo que terminó de granjearle la antipatía de la hinchada amarilla.