Nos imaginamos que debe estar muy contento Diego Ramirez (antiguo futbolista amarillo, fetiche de Carlos Orue), tal y como le están yendo las cosas.
El verano pasado llegaba al Sanluqueño, equipo de su ciudad natal. El centrocampista, en los 24 partidos que disputó, puso su granito de arena para que el recién ascendido mantuviera la categoría. Ambas circunstancias han posibilitado que la relación entre club y jugador se renueve por doce meses más en los que ambas partes esperan repetir éxitos