Cualquier cosa menos suerte ha tenido Antonio Moreno en las tres últimas temporadas, algo que ha coronado hoy con la oficialidad de su rescisión con el malagueño club de El Palo.
Su particular vía crucis empezó en el Barakaldo en 2012. Tras una campaña aceptable en Puertollano, recalaba en el equipo vasco, siempre con aspiraciones, al menos, de pelear el playoff de ascenso. Su bagaje fue muy pobre al término de dicho ejercicio liguero: cinco partidos disputados, en los que apenas sumó 160 minutos. Como era de esperar, el club aurinegro no le ofreció la renovación.
A reglón seguido volvía a su Málaga natal para ser la punta de lanza del sorprendente CD El Palo, un equipo humilde pero que con mucho trabajo, había conseguido colarse en la categoría de bronce. Sin embargo, las lesiones le machacaron, y de nuevo, sus cifras fueron pírricas: cuatro apariciones para acumular apenas 200 minutos sobre el campo.
Aún así, continuó en la presente campaña, en la que parecía que las cosas le iban mejor. Si bien le estaba costando también tener continuidad, al menos, había conseguido anotar dos tantos en las escasas oportunidades que tuvo. Pero una lesión grave se ha vuelto a cruzar en su camino, y la entidad malagueña, ya con su ficha libre por la referida lesión, ha decidido finalizar el contrato que unía a ambas partes.
En total, dos temporadas y media en las que apenas ha jugado 14 encuentros y superado los 600 minutos (en un solo ejercicio, muchos jugadores superan los 3000).
Le deseamos mucha suerte en su recuperación