Mismas señas de identidad, misma inercia...mismas buenas sensaciones, y mejores resultados aún.
El Cádiz se mantiene totalmente reconocible, fiel al plan de su entrenador, verdadero mesías del evangelio amarillo desde que llegara hace año y medio. Basándonse de nuevo en la velocidad explosiva de sus bandas, mató a su rival. Espectacular Salvi: en el primer minuto Barral empezó marcando tras asistencia de estos. Es decir, si cambiamos el nombre del nueve, la crónica podría ser del año pasado.
Con el marcador a favor, el partido se pone cuesta abajo para los amarillos que explotó sus armas a la contra, para terminar de matar el partido antes del descanso. Esta vez fue Alvaro García, quien a pase de la muerte de Salvi de nuevo (que estuvo inconmensurable), el que mataba al Córdoba con el segundo.
En la segunda parte, faltando Jose Mari por lesión, y con los locales empujando más por motivos obvios con el resultado negativo, los amarillos dieron un paso atrás pero supo mantener la ventaja. Mucho tuvo que ver en ello Alberto Cifuentes, que igual que sus compañeros, empieza la liga como acabó la anterior, determinante en momentos clave cuando el rival se acerca al área. Salvó dos ocasiones clave que habrían puesto en peligro una victoria parcial que sólo se vio alterada con el gol ya anecdótico de Markovic para los blanquiverdes, que no impidió que los cadistas sumaran sus tres primeros puntos