24 de septiembre de 2017
Ficha en la web:
Por derecho, por no decir por cojones directamente. Se enfrentaban en Carranza dos equipos que han empezado muy bien la competición, buscando afianzarse en la parte más noble de la clasificación.
El Cádiz jugó su papel de local y fabricó sus mejores ocasiones, pero todo cambió cuando Barral se autoexpulsó antes del descanso. Otro error infantil de un tio que casca ya 34 primaveras. Cuarenta y cinco minutos por delante con un partido totalmente nuevo, y con uno menos.
Cervera se adaptó al nuevo escenario (una vez más), movió el equipo desde el banquillo y no sólo fue capaz de desactivar al Numancia (que apenas inquietó en la segunda parte pese a la superioridad numérica), sino que incluso se fabricó alguna ocasión (la más clara, entre Nico Hidalgo y Carrillo, los dos que salieron tras el descanso, ¿casualidad?) que pudo haber tirado el estadio abajo, como reconocía el propio técnico.
Al final un punto dejando la puerta a cero, que daban por buenos unos y otros visto lo visto en el terreno de juego. Hasta el último aficionado de Carranza se marchaba hoy del estadio henchido de orgullo de ver a sus jugadores correr y sufrir para capear el temporal. Sombrerazo.