28 de octubre de 2017
Ficha en la web:
Habrá quien quiera ver hoy el vaso medio vacío, habrá quien lo quiera ver medio lleno. Ambos tienen argumentos.
Los primeros dirán que otra vez más resultó doloroso ver la falta de gol de este Cádiz que ni regalando el contrario balones, ni plantándose solo sin portero en el área, es capaz de meterla entre los tres palos. Estarán además preocupados por la plaga de lesiones que asola al equipo, y que hoy se cobró otra víctima antes de que llegara el descanso. En esta ocasión fue Abdullah. Y el final del partido, viendo a la inmensa mayoría de jugadores boqueando, apoya sus teorías.
Los segundos, sin duda argumentarán que la mejoría del juego de los amarillos fue indiscutible. La actitud de todos los futbolistas fue intachable. Nadie se borró, todos los que estuvieron sobre el verde se dejaron lo que tenían, fuera mucho o poco. Se contentarán con que en defensa se volvió a estar sólido, no hubo errores groseros que lamentar, y que Cifuentes apenas tuvo trabajo. Celebrarán la definitiva consolidación de un jugador como Alex Fernández (que muy mal se tiene que dar que no sea el mediapunta que estaba buscando Cervera) o la calidad que ha dejado Perea.
Ambos tienen razón. Imposible negar ninguno de esos argumentos. Como es imposible negar que el Cádiz suma su octava jornada consecutiva sin ganar, y que definitivamente se va quedando en el vagón de cola, en los que pelean por no quemarse.