Tras dos temporadas vistiendo los colores del Cádiz, Correa se despedía inmediatamente terminada la presente campaña, dejando sin responder una oferta de renovación del club, habida cuenta de las pésimas relaciones entre su representante y el presdiente amarillo.
Llegó para pelearle el puesto a Carpio y le costó un mundo hacerse en su primera temporada. El salmantino era fijo para Cervera y Correa no salía de una lesión cuando se metía en otra.
Cuando tuvo por fin su oportunidad, la aprovechó. Lo que al principio parecía una prueba de Cervera, una sorpresa, se fue poco a poco consolidando. Pasaron las semanas y la gente dejó de preguntar por Carpio. Correa se había hecho con el puesto y si bien no era un diez en nada, no daba sustos y cumplía para su entrenador. De totalmente inédito, a titular indiscutible.
En su segunda campaña, mientras el lateral zurdo era un dolor de muelas para el técnico, la banda derecha estaba cubierta por el pacense, totalmente inamovible del once titular. Solo alguna sanción, lesión o el episodio del parking (el único lunar en dos años, que le costó un castigo de Cervera) le dieron alguna opción a Carmona, que vivió todo el rato a su sombra.
Foto: La Voz