18 de septiembre de 2019
Ficha en la web:
Todavía hoy cuesta entender como este Cádiz, que estaba funcionando como un reloj, regaló desde antes de salir al campo, un partido de liga. Todos los puntos suman igual y valen igual, se juegue en martes o domingo, y tampoco es que vayamos a estar toda la temporada jugando entre semana.
Lo empezó regalando Cervera con siete cambios sobre un once que venía de ganar todo, y en todas las circunstancias. Un once totalmente inédito y que seguramente no veamos más, ni siquiera en Copa. No se explica que el entrenador rompa el equipo y ponga en liza futbolistas que no han ido entrando todavía en la dinámica de este equipo.
Lo continuaron regalando los futbolistas, en una primera parte horrorosa contra un rival que tenía muy poquito y que fue pitada por su afición porque solo le daba para pasarse el balón entre centrales. Y aún así, encontraron puerta tres veces mientras que los visitantes no se dignaron a probar al portero rival. Un penalti tonto y absurdo y una expulsión indiscutible con la nueva regla terminaron de poner el partido cuesta abajo. 2-0 en contra. Ni los del Alcorcón se lo terminaban de creer.
A partir de ahí, sí, el festival del árbitro que empezó a sacar tarjetas rojas y a pitar más penaltis, ahí con mucha más ligereza. Pero para entonces la guerra estaba ya perdida. La entrada de los titulares ya no venía a cuento, ya era tarde.
El Almería aprovechó el regalo para ponerse líder y vamos a ver lo que hace hoy el Zaragoza. Que sirva al menos para aprender que los experimentos, mejor para el verano, y que los rivales, por limitados que sean, aprovechan los regalos si se les dan.