24 de diciembre de 2020
Ficha en la web:
Tercera derrota consecutiva. Tercer partido sin marcar. Séptimo partido encajando goles. Si el equipo amarillo falla en las dos áreas, lo tendrá muy difícil. Ya sabíamos que en la contraria iban a caer los goles con gotero, pero si en la propia marcan todos, se va a complicar mucho más la empresa, difícil de por sí. El Cádiz lo dio todo hoy, una vez más, pero o se echa más pólvora, o el cerrojo tiene que ser perfecto.
El Cádiz volvió a ser el equipo que conocemos, cediendo la posesión a un rival que por más que sabía la melodía que canta Cervera, se prestó a bailarla, porque no se sabe otros pasos. El plan salió a la perfección en la primera parte. Con Fali en la medular en lugar de Alex Fernández (más claro, agua), los visitantes esperaban el fallo de su rival para salir disparados arriba. A pesar de la diferencia abismal de calidad (ver a Fekir o a Joaquín es una delicia), los gaditanos ataban en corto a su rival e incluso se permitían, mediante Perea, romper líneas, para tener sus poquitas ocasiones. La tuvo Salvi al cuarto de hora mandando un balón al larguero que podría haber facilitado el guión que tanto le gusta a este Cádiz.
Pero en la segunda parte la gasolina se fue acabando, y el Betis cada vez llegaba más y más cerca. Fali, el broche que sujetaba todo, cayó totalmente fundido (como de cansado debía de estar para pedir el cambio un guerrero como él), y empezaron a verse las costuras. La entrada de Garrido y Alex Fernández parecía que podían continuar con el plan, pero nada más entrar ellos, llegó el tanto cadista. Una pérdida nunca vista del Pacha, y un jugador contrario rematando solo cuando había nueve jugadores amarillos en el área.
El buen trabajo defensivo habitual se vino al traste, y hubo que echarse arriba. No había tiempo para otra cosa. Con ese empuje, Negredo y Choco Lozano (maldita la gracia del viajito a Honduras, todavía sigue lejos de su mejor nivel) se fabricaron sendas ocasiones para el otro, que a punto estuvieron de hacer el empate, pero se quedaron en eso. No se produjo el milagro, y los puntos, volvían a quedarse en el Villamarín, estadio maldito para el amarillo.
Preocupa que un rival sumido en una crisis espantosa, que juega a lo que le conviene al Cádiz y que presenta la peor defensa de la liga, se haya ido sin casi sufrir peligro. El Cádiz va poco a poco bajando a su sitio, el que todos sabemos que es el nuestro, pero toca reaccionar pronto. Ganar a Real Madrid y Barcelona es algo que no olvidaremos nunca, pero con 18 puntos, hoy fantásticos, no se consigue la permanencia.
Foto: La Voz